Erótica urbana o De la soledad del afilador

-El ideal de vida -les dije- consiste en vivir nueve meses en el campo y tres en El Corte Inglés.

Así empieza Erótica urbana o De la soledad del afilador, novela del escritor villaescusero Adolfo M. Martínez. El estudio de la Erótica urbana sucede al que ya realizó en su día de la Erótica rural, de la que hablaremos en su día. Adolfo se define como un híbrido inestable de licenciado en Derecho, pintor, escultor, escritor, único estudiante y a la vez decano de la Universidad de Villaescusa de Haro -esto es otra historia-, y regente del Palacio Rural Universitas. Aunque él prefiere autodefinirse como la única persona que ha leído las Obras Completas de Platón y ha partido un azadón de marca Bellota. Cuando uno se enfrenta a la Erótica urbana tiene siempre presente que ha sido él el autor; por un lado, porque a poco que se le conozca se le descubren las ideas que siempre ha promulgado, y por otro, por su intelectualismo.

La novela está plagada de ideas, algunas de ellas admirablemente bien ensartadas en el discurso, que gotean en los diálogos de los protagonistas y que van desde citas de don José (por Ortega y Gasset) como interpretar las cosas con categorías freudianas es renunciar, de antemano, a comprender hasta certeras y provocadoras sentencias como con las mujeres me pasa como con las setas: me gustan mucho; pero me dan mucho miedo. Las referencias ilustradas dotan al libro de una seriedad de biblioteca que juega con la inocencia de uno de sus protagonistas e invitan a reflexionar al lector. Por su parte, las afirmaciones propias son categóricas y tienen un punto picante que desnuda la hipocresía del lenguaje y lo políticamente correcto. Es la forma que tiene Adolfo para hablar de temas trascendentales sin necesidad de profundizar en tesis sesudas y es la razón porque la que se le considera el creador de una tendencia literaria llamada tremendismo ilustrado:

  • Libertad: el día que me dejó la mujer decidí desprenderme del televisor. Para redondear más mi libertad.
  • Muerte: la muerte es que tiene mala leche, siempre te pilla cuando vas a dar un pespunte.
  • Felicidad: parece mentira que la felicidad pueda consistir en vaciar la vejiga.
  • Sex-shops: a estos sitios se viene a destilar la soledad.
  • Alcohol: el ideal del hombre es estar medio día borracho y medio día durmiendo.

Y, sobre todo, el amor, tema central de la novela encubierto en una trama que incluye sangre, cárcel, tipos raros, inventos más raros aún, la cafetería del Club del Gourmet de El Corte Inglés y conocidos lugares madrileños. El amor, enlazado con el sexo, el afecto y el tiempo que lo macera, visto desde una perspectiva particular y sutilmente provocadora. No me gustaría anticipar más acerca de la trama porque recomiendo leerlo; no creo que a nadie deje indiferente y además se trata de una novela breve de menos de 200 páginas.

Por último, la opinión de José María Alfaya al respecto, que hace hincapié en el otro gran tema de la novela. La filosofía de vida de dos personas desubicadas que dan tumbos por un Madrid que no sienten suyo y del que se refugian en las grandes alturas para mirar a vista de pájaro las conductas humanas:

En fin, yo diría que estamos ante una novela que se apoya en una trama para poder ser mejor lo que más le gusta al autor: una novela de situaciones, de otoño cheyenne, de derrotados irreductibles que se defienden en un mundo que no es el suyo comprendiéndolo mejor que los que se sienten dueños o actores principales de él.

Banksy o el arte de la calle

Todo el mundo conoce a Banksy. O eso pensaba yo hasta el otro día, que comenté algo acerca de su obra y modus operandi y los dos interlocutores pusieron cara de extrañeza…

Banksy, según la wikipedia, es el pseudónimo de un popular artista inglés conocido mundialmente por sus graffitis satíricos callejeros. Su arte urbano (recomiendo que pinchéis en el enlace y veáis sus obras; seguro que más de una os suena) es transgresor e irónico, anti-sistema y reflexivo, siempre controvertido. Sus graffitis se pueden encontrar en varias ciudades del mundo, si bien Londres siempre ha sido su principal centro de atención. Aquí o aquí podéis leer más sobre su obra.

En muchas ocasiones ha sido criticado por la confrontación entre las ideas que presenta en su obra -de protesta, anticapitalista, callejero- y su comportamiento, ya que trabaja para galerías de arte y vende sus obras a muy buen precio (hasta unos cuantos miles de libras…). Algunos de sus compañeros lo tachan de vendido y otros de vándalo (bueno, esto no es raro cultivando el arte del graffiti). En El País dijeron de él que es como Robin Hood, pero al revés: pinta para los pobres, pero le compran los ricos. Espero que algunos de los visitantes del blog, artistillas o estudiosos del arte, opinen al respecto…

P.S. Ahora está bastante de moda una exposición que ha instalado en una tienda de mascotas en Nueva York en la que los pollos son nuggets, los peces son palitos de merluza y Piolín aparece desplumado y depresivo.

Aprende

La mejor manera de aprender consiste en avivar la llama de la curiosidad, ¿para qué me voy a aprender la tabla periódica de los elementos si yo no veo átomos por ningún lado! ¿por qué quiero saber cuál es el sujeto de esa oración si sé comunicarme en castellano sin problemas! ¿para qué narices sirven las integrales! Quizá si algún docente consigue hacer que un joven alumno de bachillerato se haga esas preguntas con inquietud haya logrado el 80% de lo necesario para la educación formativa de ese joven.

Pero claro, los inconvenientes que surgen a la hora de plantar la semilla del ansia por saber son muchos hoy en día: desde la facilidad con la que esos alumnos tienen lo que quieren hasta la desesperación de los profesores, más ocupados en amansar las jaurías de fieras de las clases del instituto que en enseñar (muy a su pesar, por descontado).

¿Y cuál es la solución? Las clases particulares. Pero claro, eso es un mundo porque dejas a tu hijo en manos de un desconocido que quizá sólo piense coge el dinero y corre. Solución: ¡¡¡contratar a mi hermana!!!

Y ahora viene la publicidad: se ofrece ingeniera química (a falta del PFC) para dar clases particulares de cualquier materia hasta Selectividad y de algunas de la carrera de ingeniería química (que se pase ella y opine) , en Ciudad Real, a buen precio, con disponibilidad de horarios. Probablemente no sepáis que ella es una profesora muy motivada porque lo es por vocación, y sus resultados casi siempre han sido buenos porque sabe ponerse en el asiento del alumno y es muy consciente de que en la mayoría de las ocasiones los fracasos nacen más de la falta de motivación y de la desorganización a la hora de estudiar que de la capacidad propia. Y no sólo lo sabe.

P.S. Sé que a la mayoría de la gente que lee este blog no le interesa este anuncio, pero si alguno, por cualquier casual, conoce a alguien interesado en recibir clases de instituto o química, le agradecería que me lo comentase. Para ello, podéis mandarme un mail a mi correo (que es tan sencillo como el nombre del blog más @gmail.com) o dejar un comentario en este post. ¡Muchas gracias!

¿Por qué sueñas lo que sueñas?

Sueñas, sweet dreams,
ansías y deseas.
Martin Luther King: I have a dream.
Dinero, por ejemplo. El sueño de Amancio Ortega:
a mi madre no le volverán a decir en la tienda de ultramarinos que no le fían más.
Un hombre, varias ilusiones:
dinero, ser el más rápido, ser el mejor, dinero,
saber más, tiempo
(¿para qué tiempo?),
ver el mundo, empaparse de culturas,
emborracharse tranquilo,
ir al fútbol y que gane tu equipo.
En Léolo: porque sueño yo no lo estoy.
Rodar la peli de éxito, lograr el cómic perfecto,
que tus hijos sean más listos, más altos, más fuertes,
tener el poder.
Everybody has a dream (Billy Joel).

¿Y por qué tus sueños van a ser mejores que los del otro?
¿Y por qué no quieres lo mismo que el prójimo?
¿Y por qué no me atraen tus ambiciones?
¿Y por qué sueñas lo que sueñas?

Globalización inversa

¿Qué es la globalización para mí? ¿Qué hace por mí? Gracias a las avanzadas infraestructuras de telecomunicaciones puedo estar en todo el mundo de forma simultánea. Aunque parezca ciencia-ficción, puedo pasear esta soleada mañana de sábado por París gracias a Google Street View. Sería capaz de estar en poco tiempo tomando café en New York, aunque ahora ya no haya vuelos en Concorde.

Conozco el modo de vida de tribus aborígenes australianas, indígenas del Amazonas, ejecutivos de Hong Kong, niños de las favelas de Río de Janeiro, Kobe Bryant o médicos nórdicos. No hay fronteras y el mundo se hace pequeño. Los negocios son globales, el dinero de hipotecas subprime firmadas en Estados Unidos influye en el patrimonio de mi primo. Conozco a gente de cualquier rincón del planeta, y puedo estar en contacto con ellos a cualquier hora. Algunos aprovechan para comprar juegos en Japón y un humilde trabajador de ojos achinados empaqueta un envío a Pedro Muñoz. El precio de un kilo de trigo en Villaescusa de Haro, Cuenca, influye en la cantidad de comida que podrá pagar un padre de familia en Calcuta, La India.

Los entramados sociales y comportamientos se exportan entre aquellos con acceso a los global mass media, y por eso veo por mi pueblo pasear a jóvenes con camisetas XXXXL de los Knicks, colgantes de oro y música made in Detroit, y por eso veo cómo hay grupos de música ingleses que despiertan fervor mundial antes de sacar su primer disco. No sé si esta sucesión de ejemplos consigue mi propósito, creo que uno puede hacerse una idea de las consecuencias de la globalización en su vida, en nuestra vida, habitantes del mundo ADSL y televisión.

Ceremonia del Pago a la Tierra

Pero hay otro mundo, y está en éste. En la imagen vemos a un Paco (equivalente al Chamán de la selva) que dirige un rito ancestral de origen inca en el cerro Huanac, Acomayo, Cuzco, Perú, en el que se hacen ofrendas a la madre tierra y a los Apus (espíritus de los antepasados que viven en los cerros) antes del inicio de una actividad vinculada a la naturaleza. En concreto, este ritual se celebra en honor del Programa Willay, que persigue acercar las telecomunicaciones a lugares remotos de Perú. Parece una paradoja que este señor andino, aislado y desconocedor del mundo más allá de su pequeño ámbito de influencia, rece para que las generaciones venideras se comuniquen a través de mensajería instantánea con sus OLPC.

Niños peruanos con OLPC

¿Cuánto cambiará la perspectiva del mundo de los pequeños peruanos con este tipo de avances? ¿Qué sentirán al leer en la Red noticias que hablan de miles de millones de dólares cuando ellos sólo se preocupan de comer? ¿Qué es la globalización para ellos, ahora y después?

El almuerzo desnudo

El almuerzo desnudo es una controvertida novela del extravagante William Burroughs en la que, desde un prisma surrealista y brutal, se narra el descenso al infierno de los drogadictos. El libro es realmente impactante y terriblemente despiadado. Esta tarde, barriendo los rincones del ordenador, me he encontrado con algunas citas que copié cuando lo leí hace años… Ahí las dejo:

  • La droga es el producto ideal, la mercancía definitiva. No hace falta literatura para vender. El cliente se arrastrará por una alcantarilla para suplicar que le vendan. El comerciante de droga no vende su producto al consumidor, vende el consumidor a su producto. No mejora ni simplifica su mercancía. Degrada y simplifica al cliente. Paga a sus empleados en droga.

  • Si venía a visitarme algún amigo –y rara vez venían, puesto que quedaba poco que visitar de mí- seguía allí sentado sin importarme que hubiese entrado en mi campo visual –una pantalla gris cada vez más confusa y más débil-, ni cuándo fuese a salir de él.

  • Willy está ciego de pincharse en el globo del ojo, tiene la nariz y el paladar comidos de esnifar caballo, su cuerpo es una masa de cicatrices, de tejido duro y seco como madera.

  • La coca es un deseo puramente cerebral, una necesidad sin sensación, sin cuerpo, una necesidad de fantasma terrenal, ectoplasma rancio barrido por un viejo yonqui que tose y escupe en las mañanas enfermas.

  • Yo también había hecho alguna estupidez aquí o allá. ¿Quién no? Aquella vez, por ejemplo, que el anestesista y yo nos bebimos todo el éter y el paciente se despertó y me acusaron de cortar la cocaína con detergente.

Es curioso que uno de los drogadictos más grandes de la historia haya escrito uno de los más sonoros alegatos en contra de esas sustancias. Leyendo el libro se le quitan a uno las ganas de meterse.

¿Qué es Kye?

Kye es un chico de seis años. Es de Nottingham y es buena persona, como no podría ser de otra manera… Henry y Mackenzie son sus amigos y con ellos juega al fútbol en el recreo, con más ímpetu que exquisitez. Le gusta llevar el pelo rapado, porque sabe que la comodidad es relevante, y no le importa dibujar espirales de colores con las tizas de colores en los pantalones sin colores de su profe. Quiere que su profe esté alegre por habitar un mundo coloreado alejado de ese otro tan gris de libras, lluvias y relojes. Kye tiene un apellido rotundo, como corresponde a su personalidad, e internacional. Esta noche, aunque él no lo sepa, ha encontrado un padrino que le abrigará las pesadillas y brindará por sus éxitos.

P.S. Gracias, Alice, por encontrar un Kye en el mundo. Y yo que pensaba que Kye era un palabro irreal por ilegible del que tenía la patente y que sólo podría haber sido un vocablo de un dialecto del swahili…

Gin and Tonic

Enga, por una vez vamos a ser sinceros. Una persona se conoce por su actuación en diversos ámbitos. Por ejemplo, eltercero sabe que una persona es lo que come, y entonces una persona es lo que saca de su cesta del Mercadona mientras esperas en la cola. Una vez vi que una chica llevaba en la cesta 5 kilos de comida para perros y una garrafa de 5 litros de agua (sic). No supe qué pensar de ella. Lo normal es ver a hombres de 30-35 años que a las 14:15 compran una bolsa de empanadillas congeladas, un bote de fabada, una barra de pan y un pack de cervezas. Hoy una mujer llevaba 40 euros en productos de limpieza; creo que si sumo toda la limpieza de mi vida no sumaría tanto dinero. Ayer un abuelete llevaba una barra de pan, un paquete de magdalenas y fregasuelos Bosque Verde; seguro que no estaba viudo, no habría caído en comprar fregasuelos. Las chicas compran casei inmunitas, protege-slips (eins) y latas de tomate triturado. Algunas veces coliflor.

Otra forma de conocer a las personas consiste en ver la estantería de su habitación, pero es demasiado sencillo.

Y una última manera consiste en ver la mesita de su piso un sábado noche. Ahora, aquí, hay un ordenador, éste, un vaso con hielos, una botella de ginebra, una bolsa de «picos», una lata de Nordic semi-vacía y el mando de la tele. Supongo que ya tenéis motivos para pensar mal.