¿Qué es Kye?

Kye es un chico de seis años. Es de Nottingham y es buena persona, como no podría ser de otra manera… Henry y Mackenzie son sus amigos y con ellos juega al fútbol en el recreo, con más ímpetu que exquisitez. Le gusta llevar el pelo rapado, porque sabe que la comodidad es relevante, y no le importa dibujar espirales de colores con las tizas de colores en los pantalones sin colores de su profe. Quiere que su profe esté alegre por habitar un mundo coloreado alejado de ese otro tan gris de libras, lluvias y relojes. Kye tiene un apellido rotundo, como corresponde a su personalidad, e internacional. Esta noche, aunque él no lo sepa, ha encontrado un padrino que le abrigará las pesadillas y brindará por sus éxitos.

P.S. Gracias, Alice, por encontrar un Kye en el mundo. Y yo que pensaba que Kye era un palabro irreal por ilegible del que tenía la patente y que sólo podría haber sido un vocablo de un dialecto del swahili…

Gin and Tonic

Enga, por una vez vamos a ser sinceros. Una persona se conoce por su actuación en diversos ámbitos. Por ejemplo, eltercero sabe que una persona es lo que come, y entonces una persona es lo que saca de su cesta del Mercadona mientras esperas en la cola. Una vez vi que una chica llevaba en la cesta 5 kilos de comida para perros y una garrafa de 5 litros de agua (sic). No supe qué pensar de ella. Lo normal es ver a hombres de 30-35 años que a las 14:15 compran una bolsa de empanadillas congeladas, un bote de fabada, una barra de pan y un pack de cervezas. Hoy una mujer llevaba 40 euros en productos de limpieza; creo que si sumo toda la limpieza de mi vida no sumaría tanto dinero. Ayer un abuelete llevaba una barra de pan, un paquete de magdalenas y fregasuelos Bosque Verde; seguro que no estaba viudo, no habría caído en comprar fregasuelos. Las chicas compran casei inmunitas, protege-slips (eins) y latas de tomate triturado. Algunas veces coliflor.

Otra forma de conocer a las personas consiste en ver la estantería de su habitación, pero es demasiado sencillo.

Y una última manera consiste en ver la mesita de su piso un sábado noche. Ahora, aquí, hay un ordenador, éste, un vaso con hielos, una botella de ginebra, una bolsa de «picos», una lata de Nordic semi-vacía y el mando de la tele. Supongo que ya tenéis motivos para pensar mal.

Jane

Jane

Como me sigas mirando así la violación estará justificada y no creo que ningún juez en su sano juicio ose castigar semejante gozo, tal explosión de belleza dinamitada. Y si no lo hago, guapa, es porque veo tus ojos y prefiero quererte a que me odies. Elijo reprimir mis instintos, tan naturales, mis deseos, tan bienintencionados, mis ansias, tan incontenibles. Elijo, por descarte, sufrir bajo el apuntalamiento de tus ojos en mis miedos. Y no me queda más remedio que pensarte bajo las alfombras de mis ilusiones y mis sueños. Que esos ojos que hoy me miran, parpadeen. Un signo de complicidad que sirva como excusa para acercarme más a la órbita bigravitacional de esos ojos capaces de entumecer mis aspiraciones. Y si no parpadea, si no guiña, si no sonríe, que cierre esos ojos para siempre y deje de molestarme, joder.

Una promesa no alimenta

Hambre

En el año 2000, 189 Jefes de Estado y de Gobierno aprobaron la Declaración del Milenio, un compromiso inaudito que tenía como objetivo principal erradicar la pobreza en el mundo con la convicción de que es posible hacerlo (es conocido el lema «somos la primera generación capaz de erradicar la pobreza«). En la Declaración del Milenio se enumeran ocho objetivos a cumplir antes del 2015 y que constituyen los principales frentes de batalla: educación, mujer, salud, sostenibilidad, … A estos ocho objetivos se les conoce con el nombre de Objetivos de Desarrollo del Milenio. En este documento se describen brevemente los ocho objetivos, para los cuales se fijan veinte metas concretas a lograr (por ejemplo, «asegurar que para el 2015 los niños y niñas de todo el mundo puedan terminar un ciclo completo de enseñanza primaria«) y para las que se definen alrededor de 60 indicadores.

En el 2008 se volvieron a reunir los mandatarios mundiales en Nueva York para revisar la evolución de los Objetivos planteados cuando se ha cumplido la mitad del camino y se redactó el interesantísimo nuevo informe de la situación de consecución actual de los objetivos. Merece la pena echarle un vistazo para ser consciente de la situación mundial actual ahora que tanto resuenan en periódicos y telediarios batacazos en bolsa y quiebras de bancos billonarios. Hay otro mundo y está en este…

Como es de suponer, la cumbre de Nueva York de finales de septiembre resultó decepcionante porque los Objetivos parecen hacerse muy grandes a estas alturas. Es por ello que este año la Semana contra la Pobreza, que se celebra del 13 al 19 de Octubre, cobra una mayor relevancia.

Bajo el lema «Una promesa no alimenta, una promesa no es nada«, Pobreza Cero ha preparado una semana cargada de eventos para protestar ante la pasividad mundial. En esta página se pueden observar las actividades que se celebrarán en cada ciudad de España, por si os interesa colaborar desde la consciencia de que «es posible», tal y como afirma Ban Ki-Moon (Secretario General de las Naciones Unidas) en el informe previamente citado.

Gastad el dinero

Bolsas en caída libre

Los bancos estuvieron jugando con vuestros ahorritos como en el patio del colegio se intercambiaban cromos y ahora resulta que nadie quiere cambiar cromos a la hora del recreo y entonces lo que hacen es ir al profe y a papi para que les compren más en el quiosco.

Vorágines de ambición desmesurada mueven, temerosas, los hilos de los que pendemos…

Brindo por

No he visto rayos C brillar en la oscuridad más allá de la puerta de Tannhauser, pero he visto a un sin techo bebiendo de un brick de vino barato que le chorreaba por los rizos de su barba. He visto a elegantes señoritas sosteniendo con discreción y delicadeza copas de champán que bebían a sorbitos, y he visto jóvenes que engullían enormes vasos de calimocho o cerveza en competición (¡los llamaban vasos «mini» y resulta que tenían una capacidad de un litro!). He visto a respetables jubilados tomando con placer un sol y sombra antes de la corrida de toros de la tele y he visto a niñas bebiendo malibú a duras penas. He visto a miles de personas tomando unas cañas a mediodía y a otros miles de personas bebiendo copas a medianoche. He visto que en las celebraciones descorchan el mejor vino y se reparte a discreción, y también he visto funerales que se clausuran con una pinta de despedida. He visto a gente bebiendo feliz y triste, riendo y llorando, inconsciente y consciente, excitada y apagada, conversando y bailando, en soledad y en compañía.

He visto a gente morir de alcohol pero a nadie resucitar ni encontrar su camino a través de.

Domingo de prensa

José Luis López de Lacalle, escritor vasco de 62 años, fue asesinado en el año 2000 a tiros mientras volvía a pie a casa tras comprar la prensa. Fueron algunos cobardes terroristas que, supongo, tendrían miedo de que José Luis supiese demasiado al leer tantos periódicos y estuviese mejor informado que ellos de lo que significan palabras como libertad, bien sea de derecho o de expresión. Me llamó la atención que describían la escena con José Luis llevando una bolsa en la que había cinco o seis periódicos, de diferentes ideologías. Desde aquel día, recuerdo que fue domingo y que leí la crónica en El Mundo, cada vez que salgo un domingo por la mañana a comprar la prensa ando con mucho cuidado, mirando en todas las esquinas, por miedo a que algún enemigo de la lectura me asalte como le pasó al malogrado columnista. Pero es que un domingo sin periódico es poco menos que un partido de fútbol sin balón… Ya decía Albert Camus en La Caída, libro que sinceramente no comprendí en su día, que «una sola frase bastará para definir al hombre moderno: fornicaba y leía periódicos».

Todo esto sólo para decir que un domingo como el de hoy, después de horas leyendo periódicos y sus distintos suplementos, parece que uno tiene una visión más poliédrica del mundo; más pesimista también, qué remedio, y más reflexiva. Algo así como si al leer el periódico te sentases en una butaca a ver pasar el mundo a través de las delgadas hojas de papel tintado y te sintieses consciente del funcionamiento de su motor (nada esperanzador, por cierto). He leído…

McDonald’s ha incrementado sus ventas un 7,4% en el último trimestre gracias a la crisis porque los consumidores demandan comida barata. Laura, cuarentona, tiene más de 100 pares de zapatos pero no tiene ningún hijo. Los padres Dominicos han montado una red de blogs para expandirse a través de Internet. Telefónica quiere comercializar su red de fibra óptica cuando a mi pueblo de momento no llega ni el ADSL. Carmen, número uno de su promoción en matemáticas, da clases en un instituto y es feliz aunque su tutor universitario le auguró que se arrepentiría y que debía investigar. El grado de innovación (inversión en I+D+i principalmente) es mayor en Eslovenia o en Chipre que en España. Luis María Ansón afirma que sobran dos millones de funcionarios en España. El hijo de Nuria se va de Galicia en verano para mejorar su castellano. Irina, inmigrante rusa, vino a España a trabajar de bailarina y ahora la obligan a venderse a 75 euros la hora y a soportar que los pagadores quieran contarle sus vidas y le traigan flores de dos euros. Bush quiere invertir 700.000.000.000 dolares (son muchos, ¿no?) en ayudar a esos empresarios/banqueros que se han enriquecido gracias a especulaciones y agarrando los huevos de los currantes para que, pobres, no pierdan su dinero (mucho, ¿no?). Van Nistelrooy no había tocado la pelota pero marcó gol en el descuento para que el Madrí ganase otro partido. A un japonés torero lo llaman chino de mierda. Se dice que el único riesgo profesional de los poetas es el suicidio.

Y Paul Newman murió y Scarlett Johansson se casó.

que no os deslumbren esos ojos en blanco y negro

Y un quite por gaoneras

Torcida tarde de toros

El toro deambulaba por la plaza, sangrantes los costados, con la mirada nublada. No entendía el alboroto de aquella plaza de toros, discreta en tamaño pero de público escandaloso. Creyó entender, leyendo los labios del picador, que era el toro más bravo al que había pinchado en su vida. Su autoestima se fortaleció tanto como la valentía del torero al enfrentarse a un astado que había soportado con entereza hasta tres puyazos. Estaba al límite de sus fuerzas, pero entraba al quite con elegancia y decisión con la aspiración de cornear ese gran pañuelo rojo que oscilaba con el viento. No sabía por qué pretendía alcanzar ese capote, ni para qué lo hacía, pero no podía resistirse a pesar de sus famélicas fuerzas. La razón lo habría empujado a recostarse sobre las tablas junto al tendido de sombra, pero un instinto primario lo empujaba contra su voluntad, como un alcohólico no puede decir no a un último chato de vino cuando apenas lo ve o un amante no es capaz de separarse de su correspondiente aún en su propio perjuicio.

Los naturales y pases de pecho se sucedían entre olés del público que lo animaban a embestir con mayor determinación. Él quería ser el triunfador y por eso miró de reojo con sonrisa cómplice al torero tras un estatuario en el que rozó con el pitón derecho el pecho del torero inmóvil. El torero no iba a ceder; debían llegar a un acuerdo para ganar ambos en ese duelo a muerte. Los “olés” se transformaron en “uys”, cada muletazo precedía una caricia del cuerno del toro sobre el traje de luces, siempre caricias bien medidas para ver si así el torero comprendía lo que le quería decir. Pero no fue así.

El torero se plantó frente al cornudo acostando el capote en la arena y preparando la estocada. Y ocurrió que en ese instante un gran nubarrón cubrió el sol y sumió en tenue penumbra la plaza, especialmente la zona en la que el toro, sumiso y derrotado, aceptaba su muerte. El torero se puso de puntillas antes de lanzarse sobre el animal y en ese instante descubrió el brillo en la piel negra del toro y los ojos suplicantes. Comprendió que el animal lo había dado todo e incluso aceptaba la muerte con la cabeza gacha abriendo de par en par sus vértebras en señal de sumisión. Dio media vuelta, dejó caer el estoque en el ruedo y salió por la puerta grande. Andando.