Distanciamiento Social Rural


Ovejas pastando en el Geliberte || Arteria de Madrid el 1 de abril.

Las noches te acercan
y enredas el aire,
mis labios se secan
e intento besarte,
qué fría es la cera
de un beso de nadie.

[De Alguna Manera, Luis Eduardo Aute]

El ministro de Sanidad, Salvador Illa, catalán y filósofo aunque ambos adjetivos no aporten nada, declara que tenemos que pasar de la actual «fase de distanciamiento social» a una «fase de transición». Intuyo que a partir del próximo 12 de abril, domingo de Resurrección, el Gobierno irá levantando prohibiciones de forma paulatina y con cuentagotas para no dar pasos en falso en la inevitable convivencia controlada con el coronavirus que tendremos que afrontar temerosamente en los próximos meses. Me gustaría esperar de forma interesada que, entre las primeras gotas, además de permitir la actividad laboral más allá de la esencial, se autorice salir a la calle con los niños y hacer deporte individual al aire libre para ventilar por la primaveral meseta los oscuros humos mentales atascados. La intuición me susurra que lo del deporte no lo van a contemplar.

Me retumban esas palabras del ministro: fase de distanciamiento social. Qué significado tiene el concepto «distanciamiento social» en las zonas rurales de la España vacía, en comarcas como nuestro Señorío de Haro, donde supuestamente (INE) habitamos 940 personas (470, 248, 165, 111 y 46 vecinos) divididas en 5 municipios y 234 kilómetros cuadrados. Nos corresponde un kilómetro cuadrado cada cuatro vecinos o, lo que es lo mismo, cada ciudadano puede desenvolverse en un recinto cuadrado de 500 metros de lado sin quebrar el «distanciamiento social» individual (casi 50 campos de fútbol para cada vecino, que es la unidad de medida más entendible para muchos). Despojando a la reflexión de cualquier atisbo de frívola intención singular, qué paradójico suena ese concepto nacido en el mundo urbano cuando lo aplicamos a pueblos en los que no se invade la distancia mínima ni siquiera en el bar cualquier día entre semana.

Nadie debe osar cuestionar las decisiones que están decretando con el objetivo de minimizar el impacto de la expansión del virus, máxime cuando en situaciones de radical estrés no se pueden plantear escenarios de incertidumbre. Así, debe quedar claro que no circula por la vía de la reivindicación rural este comentario, sino por la vía del retrato social de un tiempo imprevisto en cualquier rincón del mundo.

Y el retrato del pueblo se dibuja a sí mismo con pasmosa naturalidad enmarcado en el contexto de confinamiento generalizado. El cereal sigue creciendo en el campo y los agricultores trabajando para que los demás podamos comer, ya casi olvidadas sus reivindicaciones de precios justos que alcanzaron su punto álgido coincidiendo con el incremento de contagios, ya es mala suerte que se apaguen así tus exigencias más básicas. Las ovejas siguen dando leche que se distribuye para garantizar el abastecimiento de lácteos en el mercado, y los corderos y los pollos de por aquí también se mantienen en la rueda de la alimentación. Tiendas, panaderías, carnicería, estanco y farmacia siguen suministrando los productos que necesitamos para sobrevivir con el inconveniente añadido para los regentes de los negocios de tener que asumir medidas de prevención incómodas y afanarse con obsesión en la limpieza y desinfección. La médica sigue pasando revista al estado de salud de los vecinos y el cura acomodándose a su labor espiritual y social a distancia desde la esquina de la iglesia. La guardia civil mantiene el orden y el cumplimiento de la normativa aspirando a no tener que actuar, el banquero sigue abierto al público para que los vecinos puedan cobrar «su paga». Unas tuberías siguen abasteciendo de agua a las viviendas y otras retirando los sobrantes para, más abajo, que la depuradora los filtre y mande el agua limpia al arroyo. Las gallinas siguen puntuales con su huevo diario y las golondrinas ya regresan a pasar la primavera. Las auxiliares de ayuda a domicilio, en la brecha incluso en condiciones precarias, ayudando a los mayores que lo necesitan para que sigan manteniendo una vida digna, y el camión de la basura pasando puntual para seguir retirando nuestros residuos domésticos.

Sería inmoral catalogar la situación como dentro de la normalidad pero sí se puede entender que la brecha entre la vida cotidiana y la vida confinada es mucho menor en las zonas rurales. Si no fuese por los bares cerrados y la afluencia de mascarillas podríamos simplemente intuir que pasaba algo raro, sin más. Y, sin embargo, la realidad es la contraria, la percepción de orden natural disimula los dramas individuales de cada hogar y el temor a ese enemigo diminuto e invisible que puede ser fatal en convivencia con vecinos de tan alta edad.

La Posmodernidad Era Esto

Después de casi doce años de vida, inmutable al paso del tiempo, y sin arriesgar a actualizar la plantilla, damos un salto de color como recomendación de Colour Lovers que se ha limitado al propio nombre de la paleta, Machu Picchu, motivo suficiente para argumentar su elección. Así se gestan las grandes decisiones.

Más trágica resulta la actualización del título del blog que pasa de Gin Soaked Boy a La Intemperie en honor a la célebre cita de Roberto Bolaño en 2666: «No es ningún experimento, en el sentido literal de la palabra, la idea es de Duchamp, dejar un libro de geometría colgado a la intemperie para ver si aprende cuatro cosas de la vida real.»

Sin Rechistar


Desinfectando la calle Virgen de Fátima con un atomizador…

Che il povero sia in fondo un gran signore
che il servo stia assai meglio del padrone
che le persone anziane stian benone
che i giovani abbian sempre… un’occasione.

[Facciamo finta che, Ombretta Colli]

Dicen que no es digno criticar a quien lleva el timón bajo una tormenta tan colosal, que bastante tiene con agarrar con fuerza y decisión el mando para mantener el barco navegando sin hundirse y que si remamos en vez de criticar la cosa irá a mejor. Intuyo que no estaría de más susurrar consejos y advertencias no vaya a ser que el capitán al timón de la nave esté desnortado o, peor, se dirija a aguas mucho más revueltas que, entonces sí, puedan dar con nuestras tablas en el fondo del océano. Y, obvio, a nadie nos interesa que el barco se convierta en cobijo de algas y esponjas.

Así las cosas, y sin ánimo revanchista, sino más bien porque la memoria es frágil y las maquinarias que construyen relato poderosas, se adivina interesante enumerar de forma cronológica algunos de los acontecimientos que hemos vivido durante estas últimas semanas: para que por sus hechos los conozcamos y no por sus palabras, discursos o altavoces mediáticos. No pretende esta sucesión de hechos erigirse en representación absoluta de la verdad, labor inabordable sin cámaras desde todos los ángulos, sino tan solo destacar algunos de los que sirven como argumento para desmontar relatos oficialistas.

Unos reprochan falta de unidad y apoyo, otros no se resignan a no sacar tajada, otros quieren apoyar pero no pueden hacer la vista gorda a flagrantes decisiones, otros se rebozan de gusto entre el caos y la pesadilla. Supongo que no es incompatible arrimar el hombro y cuestionar la situación. Allá vamos:

15E, miércoles, Wuhan – Una persona muere de una extraña neumonía en la ciudad china de Wuhan. Parece ser, nadie lo confirmará, que había comido una sopa de murciélago.

30E, jueves, Ginebra – La OMS emite alerta de emergencia internacional por el coronavirus. Cinco días después publica un informe detallado de preparación de respuesta y plan estratégico contra el Covid-19.

31E, viernes, La Gomera – Primer infectado detectado en la isla de La Gomera. Ese mismo día Gran Bretaña sale de la Unión Europea.

3M, martes, Valencia – Se anuncia el primer fallecido diagnosticado de coronavirus en España, en Valencia y de 69 años. No obstante, poco después trasciende que en realidad el primer fallecido fue el 13 de febrero: un hombre que había viajado a Nepal. Esa semana se salda con 21 fallecidos y 671 contagiados diagnosticados.

8M, domingo, Madrid – El Gobierno, desde el Ministerio de Igualdad, anima a la participación en multitud de manifestaciones por todas las ciudades españolas. Algunos achacan a estos multitudinarios encuentros la expansión exponencial del virus, otros se defienden afirmando que más gente viaja en metro y que también hubo competiciones deportivas masivas. El problema no radica en las manifestaciones en sí, al menos en lo primordial, sino en las decisiones que se pospusieron de forma premeditada e hicieron perder días de capacidad de reacción al Gobierno al objeto de no entorpecer las reivindicaciones.

10M, martes, Madrid – Ayuso anuncia en una rueda de prensa a las 19:30 horas de la tarde el cierre de la educación: guarderías, colegios, institutos y universidades. Además recomienda el teletrabajo. A esa misma hora el Ministerio de Sanidad, con el ministro Salvador Illa a la cabeza, intenta «pisarle» la rueda de prensa convocando con premeditación otra simultánea, les dolía que les llevasen la delantera en toma de decisiones. El cálculo político por encima del pragmatismo.

11M, miércoles, Villaescusa de Haro – Villaescusa de Haro cancela su concierto de zarzuela previsto para el 14M dada la situación epidemiológica. Ese mismo día ya pedimos también en extremo cautela para los vecinos del pueblo dada su generalizada edad avanzada. Al día siguiente publicamos un decreto local con medidas iniciales que implican, entre otras, el cierre del centro social de jubilados, la biblioteca municipal y el pabellón polideportivo y la restricción de atención al público en las oficinas municipales. Lo titulamos «más vale prevenir que arrepentirse». Excepto en Moncloa, se respiraba ya un profundo temor y cautela en cualquier rincón público.

11M, miércoles, Cuenca – La Diputación Provincial, como Moncloa, sigue ajena a la realidad e inaugura una exposición colectiva que «pretende continuar el éxito de las últimas, por las que han pasado más de 5.000 personas».

11M, miércoles, Roma – Giuseppe Conte, primer ministro italiano, declara «restiamo distanti oggi per abbracciarci più forte domani».

12M, jueves, Madrid – Irene Montero, ministra de igualdad a la sazón, tan ocupada en celebrar su cumpleaños y publicar vídeos virales chachis de reuniones cuquis, adalid de las manifestaciones del 8M, da positivo en coronavirus. No sé cómo hemos podido vivir tantos años sin conocer a semejante heroína capaz incluso de redactar una ley con palabras inexistentes.

12M, jueves, Toledo – El Rector de la UCLM decreta el cierre de la actividad universitaria durante 15 días. Esta decisión unilateral provoca que Page haga unas declaraciones públicas inolvidables cuestionando el cierre de centros escolares, las aspiraciones de los profesores, la autoridad del rector y las decisiones de los alcaldes:

  • «Hay que hablar claro a la gente, sobre todo a la gente [los profesores] que lo que pretende es tener 15 días de vacaciones, no nos engañemos bajo ningún concepto, estoy intentando ser duro, claro y directo.»
  • «El sistema universitario es un ejemplo que hoy ha brillado por su ausencia, y si lo que está planteando la Universidad es que se puede enseñar por internet a lo mejor es el sistema que puede aplicarse a sí mismo la autonomía, no se imaginan lo que esto significa en ahorro económico.»
  • «El sistema sanitario tiene mecanismos de reacción más que sobrados ante todo tipo de epidemias. Sobre todo ante que esta que tiene un índice de mortalidad mínimo.»
  • «Su decisión de suspender las clases [al rector de la UCLM] es el peor ejemplo de disciplina hacia la autoridad sanitaria.»

Ese mismo día nos convocan a todos los alcaldes de la provincia de Cuenca a una reunión presencial el lunes 16 de marzo en Cuenca. Hasta ese momento vivían en una órbita singular del universo.

12M, jueves, RTVE – TVE entrevista a un enfermero conocido por su activismo político (Podemos) para hablar sobre el hospital público «La Paz» y arremeter contra la gestión de sanidad en la Comunidad de Madrid. Olvida identificarlo, así como recoger otras opiniones que puedan contrastar su descripción. TVE difunde también que la Comunidad de Madrid «ha perdido 3.300 profesionales de la salud». Ayuso envía una crítica y dura carta a la presidenta de RTVE, Rosa María Mateo, y a la sazón TVE tiene que rectificar su noticia. Desde ese día, aprovechando la efímera fama, el enfermero de Podemos se convierte en tertuliano habitual de programas televisivos. Desde ese día, también y herida en su orgullo, Rosa María Mateo declara la guerra a la gestión sanitaria de la Comunidad de Madrid.

13M, viernes, Cuenca – Comité extraordinario de Seguridad y Salud en la Diputación de Cuenca. Me conecto por videoconferencia pero veo que todos los reunidos están allí de forma presencial. Se toman medidas preventivas y se establecen unos servicios mínimos que ya desde ese mismo momento se puede intuir que son excesivamente ambiciosos. El lunes los tienen que reducir.

13M, viernes, Madrid – Ya contra las cuerdas, Pedro Sánchez anuncia que «mañana» decretará el estado de alarma. Parece raro anunciarlo sin ejecutarlo y demorar su decreto un día y medio dado que no se publicará hasta la medianoche del sábado 14 de marzo.

14M, sábado, España – El día del silencio y la espera. Nadie se mueve, se espera el decreto del estado de sitio, ya filtrado a la prensa, y se palpa el silencio incómodo de una situación límite. Esa mañana Ortega-Smith, positivo, se despierta publicando un tuit en el que presume de buena salud «porque sus anticuerpos españoles están luchando con éxito contra los virus chinos», luego se la tiene que envainar y borrar el tuit. Pablo Iglesias se salta la cuarentena para asistir al Consejo de Ministros extraordinario para decidir el alcance del estado de alarma, consejo que, según se filtra a la prensa, torna en un oscuro lance sin esclarecer entre los socios de Gobierno (mejor no fiarse de filtraciones paranoicas). Mientras, el PNV aprovecha para atizar a su turba nacionalista con que «el decreto de Sánchez es un 155 encubierto». Torra también a lo suyo, poco caso. La declaración de Sánchez anunciada para las 14:00 horas se retrasa a las 20:00 horas para finalmente comparecer a las 21:30 horas, indudable afán de búsqueda del prime time. Tiene que ser muy duro afrontar ese momento, comienza desubicado, como si estuviese mareado, voz e imagen no andan sincronizadas en la televisión, y, sin embargo, su mensaje es serio y cala: no hay fronteras entre comunidades autónomas, somos todos iguales.

15M, domingo, Moncloa – Nos levantamos y solo hablamos de que las peluquerías y las lavanderías siguen abiertas, como el chiste ese de un accidente de avión en el que mueren cien negros y un fontanero. Se publica que Begoña Gómez, esposa de Pedro Sánchez, también da positivo en coronavirus. Que se publique hoy no signifique que no se supiese antes, en cualquier caso Pedro Sánchez no se ve obligado a guardar cuarentena (debate: ¿debe someterse a cuarentena el presidente del gobierno de una gran nación o, como a él le gustan las metáforas bélicas, debe mantenerse hasta el final en primera línea de trinchera?).

15M, domingo, Zarzuela – El Rey Felipe VI publica un comunicado en el que suprime la asignación presupuestaria del anterior rey Juan Carlos I y renuncia a la herencia de su padre. El primer día del estado de alarma coincide con los Idus de Marzo, el día del vengativo asesinato de Julio César en el Imperio Romano.

17M, martes, Zarzuela – Mensaje del Rey a la Nación. No dice nada, no pasa de un mensaje navideño en marzo. No logra nada a favor pero sí en contra al provocar la convocatoria de una cacerolada simultánea con el lema «CoronaCiao», auspiciada por Unidas Podemos, que reclama unidad y lealtad mientras azuza a quien le conviene.

18M, miércoles, Congreso – Pablo Casado declara su intención de lealtad institucional diciendo que «esta crisis exigirá dejar a un lado el sectarismo político que tanto daño nos ha hecho». Pronto se replantea su apoyo incondicional cuando detecta las jugarretas del equipo de Gobierno: ese mismo día se publica en el BOE una modificación del RD 8/2020 para alterar la ley del CNI y así dar cabida a la inclusión de Pablo Iglesias. Pedro Sánchez quizá consideró vital este gesto para luchar contra el coronavirus en los primeros días de estado de alarma.

19M, jueves, Congreso – Pablo Iglesias vuelve a saltarse la cuarentena para dar una rueda de prensa, su intención radica en vender iniciativas sociales, su famoso «escudo social», y aprovechar la cacerolada contra el Rey. Lo resume Alberto Olmos: «ha roto la cuarentena para recoger el capital emocional de las caceroladas, únicamente para eso».

20M, viernes, Berlín – Angela Merkel va a un supermercado a hacer la compra y echa varias botellas de vino en su carro. Lo trivial es lo fundamental. Merkel siempre dice mucho: «esto no es una guerra, es un gran examen a nuestras democracias, la responsabilidad individual y la solidaridad». Merkel no necesita ser Churchill.

21M, sábado, Madrid – Sánchez aprovecha un sábado de estado de alarma para encasquetar en el BOE la posibilidad de favorecer indultos en guiño a los tejemanejes catalanes y resuelve «reanudar por razones de interés general todos los procedimientos para solicitar y conceder la gracia del indulto que estuvieran en tramitación con fecha 14 de marzo o que se hayan iniciado o vayan a iniciarse con posterioridad». También se escurre en el BOE la suspensión de la actividad parlamentaria y, en consecuencia, del control del Gobierno.

21M, sábado, Moncloa – Sánchez comparece otra vez en sábado a la hora del telediario bajo máxima expectación. Ofrece un discurso timorato y larguísimo por el que le caen más palos que gotas de lluvia en el monzón. Afirma, sin rubor, que «ahora ya no se considera superfluo el gasto en Defensa» a fin de justificar la instalación del hospital de campaña en Ifema y el despliegue nacional del Ejército. Afirma, también sin rubor, que su Gobierno ha implementado «las medidas más estrictas en el mundo» para contener la expansión del virus. Afirma, sin orgullo, que se tragará sapos de los nacionalistas para mantener el sitio. Nos aburrimos mucho escuchando su discurso, y mientras en Teledeporte el Balonmano Ciudad Real machaca al Kiel en el Quijote Arena.

22M, domingo, Bilbao – Urkullu, lehendakari a la sazón, recela de la ayuda de la UME en el País Vasco. Días después el Ejército de Tierra instala un hospital de campaña en Sabadell y las autoridades de la Generalitat de Cataluña lo rechazan. Hay un punto en el espacio, no muy lejano, donde confluye la estupidez con el nacionalismo.

23M, lunes, Madrid – Se hace público un folleto publicitario acerca de las medidas sociales tomadas por el Gobierno más centrado en criticar a Cristobal Montoro y sus leyes de control financiero que en vender sus iniciativas. Un gesto mínimo pero que identifica al Gobierno, tan obsesionado con hacer política en los tiempos más duros. El perfil de Monedero en twitter es el ejemplo perfecto de individuo que reclama unidad con el Gobierno sin cesar un instante de arremeter contra «la derecha y la ultraderecha».

23M, lunes, Toledo – A pesar de las reivindicaciones, Page se niega a abrir el nuevo hospital de Toledo que vende a bombo y platillo como ya terminado. Alega que la situación hospitalaria de Toledo no es de colapso. Mientras, las cifras siguen mostrando que Castilla-La Mancha es la tercera región en número de fallecidos, solo por detrás de Madrid y Cataluña.

23M, lunes, Villaescusa de Haro – Se notifica el positivo de la médica de Villaescusa de Haro, a la que dan los resultados de su prueba en menos de 48 horas. Al otro villaescusero sospechoso de coronavirus le hacen la prueba el 20 de marzo y termina marzo sin conocer el resultado.

23M, lunes, Congreso – Reunión telemática de la comisión de Igualdad y Pacto de Estado contra la Violencia de Género con un punto en el orden del día: análisis de la situación del coronavirus con perspectiva de género. No trascienden las conclusiones, si las hubiese. Las cifras indican una mayor tasa de contagio y defunción entre varones, de momento no se investigan las causas.

23M, lunes, Madrid – Dan el alta a Esperanza Aguirre; además de al coronavirus ha sobrevivido a un accidente de helicóptero, un tiroteo, un accidente de tráfico y un cáncer. Se estudia su inmortalidad.

24M, martes, París – Esta no la viste venir, Houellebecq, tu afán distópico no llega a las suelas de los zapatos a la realidad.

25M, miércoles, Congreso – Largo y bronco debate en el congreso que se alarga hasta la madrugada y cuyo principal punto es la aprobación de la ampliación del estado de alarma dos semanas más, hasta el 11 de abril. No se opone ningún grupo político pero a Sánchez le llueven críticas hasta de algunos de sus socios como Aitor Esteban e Íñigo Errejón. Ábalos sonríe descarado. Por una vez Abascal acierta en su turno.

26M, jueves, Madrid – El cénit del despropósito: España compra cientos de miles de test rápidos defectuosos. La Embajada china así lo confirma identificando como no autorizada a la empresa vendedora, Fernando Simón también admite el error. Hay baile de cifras, inicialmente confiesan que 9.000 test, finalmente parecen ser 640.000 test defectuosos contratados a Bioeasy Biotechnology (jamás confiaría en una empresa de nombre así). Unos días antes Pedro Sánchez había declarado «hemos comprado test fiables, homologados» al fin de justificar el retraso en su llegada. Nadie es perfecto. A otras negligencias políticas se suma, así, una manifiesta incompetencia.

26M, jueves, Toledo – Page descalifica a los sanitarios que muestran con vídeos la caótica realidad del hospital de Albacete y dice que, bueno, fue un día de colapso, que no es para tanto y más les valdría trabajar que hacer vídeos. Los sanitarios de Albacete entran en la lista de los amigos de Page en el mes de marzo.

26M, jueves, Twitter – Se desencadena una batalla tuitera acerca de un supuesto periodista, con el seudónimo Miguel Lacambra, que publica un artículo en La Marea que pretende restar responsabilidad de la expansión del virus a partir de las manifestaciones del 8M. Un asunto muy turbio que deja desnudo al periodismo de estos tiempos. Esta microhistoria da para una tesis doctoral. El comunicado que publica La Marea para justificar a Miguel Lacambra puede ubicarse en una hornacina preferente de la poca vergüenza del periodismo del s.XXI.

27M, viernes, Onda Cero – Alsina lo resume todo de forma perfecta, es decir, sencilla, resumida y directa: «yo no espero gobernantes infalibles; espero gobernantes sinceros».

27M, viernes, La Haya – Mark Rutte, primer ministro holandés, reclama que no se lleven a los hospitales a los pacientes débiles y ancianos porque no les brindarán más que cuidados paliativos. Basa su estrategia en buscar la «inmunidad de rebaño», lo que requiere que el virus contagie a un porcentaje suficiente de población, a ser posible joven, para que puedan volver a la vida normal ya inmunes. Achaca a España y a Italia la posición cultural que otorga a los ancianos en nuestras sociedades y que provoca, inevitablemente, el colapso de los hospitales. Su mensaje es descarnado pero simple: los viejos deben morir para que los jóvenes tengan futuro. En España este mensaje no cala por dos argumentos principales: la conciencia social con la tercera edad (magistralmente defendida en el Europarlamento en dos minutos por González Pons unos días después) y el abandono incuestionable de la juventud por parte de los políticos (las próximas generaciones están ya enterrada de antemano entre precariedad, deuda estatal, bajos salarios, pensiones insostenibles, cambio climático, etc.).

27M, viernes, Moncloa – Yolanda Díaz, ministra de trabajo, anuncia que el Gobierno prohíbe por ley el despido por fuerza mayor y por causas económicas, organizativas, técnicas y de producción durante el estado de alarma. Quizá piensa que las empresas contratan a ojo y entonces les sobran trabajadores a los que están deseando despedir. Se trata de una medida que encaja bien con el programa de Unidad Podemos, el tiempo dirá si para «el conjunto» es también beneficioso.

28M, sábado, Madrid – Ábalos anuncia que aterriza el primer avión con material sanitario procedente de China con 1.200.000 mascarillas adquiridas por su ministerio. Dos semanas después del inicio del decreto de alarma. Dos semanas.

28M, sábado, Moncloa – Fernando Simón manifiesta que si un sanitario da positivo entonces les hacen la prueba a los sanitarios que han trabajado con él para ver si pueden seguir trabajando. Esta declaración es tan falsa que salen sanitarios a montones para desdecirla. Simón se la tiene que envainar en la siguiente rueda de prensa y puntualizar su explicación. En esa misma rueda de prensa preguntan a la directora general de farmacia que por qué vuelven a confiar en la misma empresa que ha enviado los test defectuosos, su respuesta es esperpéntica, dolería reproducirla aquí.

29M, domingo, Moncloa – Pedro Sánchez anuncia que desde mañana se paraliza el país y solo se mantendrán las actividades esenciales. Se pasan todo el día elaborando un decreto que se publica a las 23:45 horas, quince minutos antes de entrar en vigor. Lo paradójico es que estaba aprobado en el Consejo de Ministros matutino. Tiene que ser complicadísimo legislar con un virus en la nuca.

30M, lunes, Madrid – El zaragozano Fernando Simón, protagonista de la pandemia por su cargo como director del centro de coordinación de alertas y emergencias sanitarias del Ministerio de Sanidad, da positivo por coronavirus. Respira aliviado por una cuarentena en casa.

30M, lunes, Internet – Comienza la tercera semana laboral en estado de alarma para los informáticos que teletrabajan. Apenas son capaces de distinguir un estado de sitio de una verbena tras años de adaptación al confinamiento. El mundo a sus pies desde su ordenador, qué más se puede pedir, duele más el mundo externo con su metro abarrotado, su contacto social y su analógico descontrol más allá del universo digital. El día que se levante la alarma no saldrán a celebrarlo.

31M, martes, Bruselas – Se publica el déficit oficial del 2019, que asciende al 2,7%. Se recuerda que Sánchez se comprometió en Europa al 1,3% y se revisó posteriormente al 2%. Esta enorme desviación supone un déficit de alrededor de 33.000 millones de euros. Además de negligente e incompetente, despilfarrador: resuena el eco de los anuncios populistas de los viernes electorales y el desprecio a la responsabilidad financiera.

31M, martes, Moncloa – Los periodistas firman un manifiesto en el que reclaman que se puedan hacer preguntas en directo y que se pueda repreguntar en las ruedas de prensa del Gobierno. Hasta ahora han tragado con un sistema de preguntas hechas a priori y seleccionadas por el Secretario de Estado de Comunicación para evitar situaciones incómodas. Impensable en una democracia seria. Este manifiesto coincide con la publicación de ayudas a las televisiones privadas por importe de 15 millones de euros. Hay que pagar las palmaditas en la espalda. El Gobierno se burla del manifiesto firmado por centenares de periodistas y sigue manteniendo su criterio de filtrar preguntas, recibirlas con tiempo y no admitir réplica.

1A, miércoles, Cuenca – Se publica que, según los datos oficiales, han fallecido 68 personas en Cuenca por coronavirus, ¿quién se lo cree? Se destapará el pastel cuando se publiquen los datos oficiales de defunciones en la provincia en el mes de marzo y sucesivos.

1A, miércoles, Moncloa – Hay una rueda de prensa diaria para comunicar la situación actual de la pandemia. Las redes se han burlado de Alberto Garzón por hablar de que han descendido las apuestas deportivas cuando en realidad fue una frase en una argumentación más completa de las tendencias del juego online, de Pedro Duque por sacar de contexto una respuesta a la pregunta de un periodista, de González Laya por entresacar de una entrevista de radio un fragmento como si el Gobierno estuviese buscando gangas en China. Qué cuidado hay que tener con todo lo que se lee y escucha, qué difícil buscar un criterio bajo determinadas circunstancias e intereses. Sed, de antemano, escépticos.

2A, jueves, Villaescusa de Haro – La médica del pueblo da negativo después de diez días de cuarentena. Chúpate esa, colonavilus.

2A, jueves, Toledo – El Gobierno regional publica que se reparten 17 respiradores en diferentes hospitales de la región cuando llevan días prometiendo que hay 150 respiradores «que van a llegar en las próximas horas». A la provincia de Cuenca destinan un total de 0 nuevos respiradores. Este mediocre anuncio coincide con la publicación de un estudio de Electomania que muestra que la región peor valorada de toda España por su gestión de la crisis sanitaria es Castilla-La Mancha.

2A, jueves, Cibeles – Yo quiero que José Luis Martínez Almeida sea mi presidente: «le diría al Gobierno que los ciudadanos necesitan creer en las instituciones, confiar en ellas, que tienen que ganar credibilidad en casa de todos los que están en una situación de confinamiento. Y para eso es necesario que los medios de comunicación puedan hacer su trabajo, puedan preguntar libremente y que el Gobierno responda. Porque el problema no son las preguntas, el problema es no tener respuestas. El problema nunca es la pregunta, el problema es si uno no tiene la capacidad de dar una respuesta. Pero aún en ese caso, los ciudadanos son lo suficientemente maduros como para preferir una información que no se tiene a una información defectuosa, parcial o sesgada. Los ciudadanos prefieren que las instituciones hagamos un ejercicio de humildad y digamos ‘no podemos responder a esa pregunta en estos momentos’ que sencillamente evadir contestar. Porque los ciudadanos necesitan creer en nosotros, quieren que les demos certezas».

2A, jueves, España – Se publican los datos del paro, los peores de la historia como era previsible, con un incremento de 302.365 parados y un descenso de 833.979 afiliados, terrible situación económica, y vértigo al futuro de los próximos meses. Sale Yolanda Díaz en rueda de prensa a explicar los datos del paro, cual maestra de guardería ante un auditorio infantil, para puntualizar que los trabajadores implicados en un ERTE no computan como parados. Ni el más mísero debe celebrar esta catástrofe. Coincide con el día en el que se sobrepasan los 10.000 fallecidos por coronavirus en España al sumarse de nuevo el peor dato con 950 fallecidos en un solo día. Para más inri se publica que España es el país del mundo con mayor tasa de contagios en proporción a la población y el país con mayor número de sanitarios contagiados. Hasta ahora no se registra ni una dimisión ni una lágrima en público.

Colonavilus o cuando dejamos de ser dioses


Quise un aislamiento de 90 kilómetros cuadrados.

Voy a liberarme
voy a dejar de odiarte
voy a pensar que la culpa no fue tuya y perdonarte.
Voy a prender fuego
a todos los recuerdos,
voy a matar los demonios que se enredan en mi pelo.

[Reina, Miss Caffeina]

Inescrutables son los designios del Señor, y también las sendas entre el pasto que abre nuestra mente en la noche oscura de la pandemia canalla, sendas de miedo y de desprecio y de pornografía y de banalidad y de oración y de resquemor, cada mente un oasis de horror en medio de un desierto de aburrimiento, Baudelaire dixit. No quiero escribir, no quiero conscientemente abrir la senda de la expresión, de rodar de la confusión mental hacia la materialización concreta del temor, porque no quiero correr el riesgo de que me acusen de fútil tertuliano ni de mostrar la más mínima mota de frivolidad. La idea de barro que hoy se seque puede quebrarse en mil pedazos en cualquier momento, la fragilidad del presente es la vorágine del contagio y, en el instante inesperado, todo quedará sepultado bajo el peso de un fallecido cercano.

La misión de un alcalde se reduce a dos mandamientos de dos palabras: escuchar gente y dar soluciones, y ahí no caben ni lo poético ni lo pusilánime ni, mucho menos, priorizar los fantasmas propios a los ajenos. Y, sin embargo, la gesta épica que la Historia nos ha reservado a los inútiles es que la mayor contribución que podamos hacer por el mundo, por la humanidad y por el futuro sea dar patadas a un rollo de papel higiénico en casa. La paradoja del ocio como antídoto contra el Apocalipsis. Si esto fuese una guerra, que no lo es, sería la primera vez que una batalla se combate con amor al prójimo, que el alejamiento no es signo de huida y que el arma más letal es respirar.

En el verano de 1665, Isaac Newton también sufrió un confinamiento debido a una pandemia provocada por la peste. Ahí cayó una manzana sobre su cabeza que le sirvió para fundar la ciencia moderna, la gravedad y sus leyes físicas y esas cosas. Los indicios parecen señalar como cierta la famosa leyenda. ¿Cómo puede la creatividad abrirse paso en un aislamiento? ¿No se puede tildar de inhumana esa capacidad de abstracción ante la catástrofe circundante? Algunos no somos capaces de saltar más allá de la redacción de un tuit, impotente entre la avalancha de información e incertidumbre, incapaz de retomar el estudio crítico sobre despoblación. En esta coyuntura, más allá de a) trabajar desde el ayuntamiento para minimizar la probabilidad de contagio local y b) rezar para mantener la impunidad del pueblo, tan solo me he hecho un propósito, un propósito de justicia: no llamar «pájaro» a cualquier ave.

El sábado 14 de marzo, unas horas antes del decreto de estado de alarma, salí por última vez en bicicleta, ignorando que al día siguiente estaría prohibido; quise publicar una foto de la sierra solitaria con título «confinado en 90 kilómetros cuadrados», presumir de españa vaciada en aislamiento nacional, acerté al no hacerlo. Era una mañana limpia, serena y templada, de marzo verdoso y cielo despejado, de las que purifican cuerpo y mente. Se sentía el protagonismo de los «pájaros», únicos sonido y movimiento en la soledad del campo, como si ya se supiesen más libres. Casi en lo alto de la parte sur de la Sierra de la Villa planeaba bajo un águila, ignoro si perdicera o real, e incluso si era un águila o un ejemplar de una especie parecida. Me avergoncé de mi analfabetismo rapaz y consideré entonces de justicia aprender unas nociones básicas de ornitología. No fueron creados el abejaruco y el vencejo tan diferentes para que los llamemos igual.

– ¡Ay, cómo vais a acabar los poetas!
– Emparedados por los utilitaristas en el muro de la Verdad.

Nada va a cambiar. No vamos a ser mejores. Una conciencia social, una moral comunitaria, se cuece a fuego lento durante décadas y no se gratina ni con el fogonazo más dramático. Algunos licuarán conclusiones sobre su modo de vida y se propondrán otros hábitos y reorganizarán sus prioridades, no creo ni que sean muchos ni que sean significativos. Quiero equivocarme hasta el fondo, y no pensar en ese mañana irreal de entrar en el bar con miedo a que haya alguien cerca, de sentirte culpable por dar dos besos de reencuentro, de creer que infringes una norma que se ha evaporado.

Y mientras, los partidos que gobiernan imparten una lección magistral de desgobierno, de falsedad y de ineficacia. Me acuerdo de Pedro Sánchez, de Page, de Iglesias. Obcecados con la imposición del relato positivo oficialista mientras descuidan lo más relevante, la gestión de la crisis sanitaria. Imperativos en su discurso de unión y lealtad institucional cuando no descuidan un segundo para seguir haciendo política bananera. Salid y confesad, pedid disculpas mientras manifestáis vuestra disposición a trabajar sin descanso y de forma ordenada, entenderemos que os desespere una situación crítica para la que no se podía estar preparado, nadie envidia vuestra posición, pero no endulcéis la realidad de carencias de material y saturación de hospitales ni vengáis con discursitos que no nos creemos. Las reglas del juego han cambiado. Lástima que las virtudes de vuestra genética no contemplen este escenario porque estáis hechos de gestos y no de soluciones, profesionales en propaganda y en eludir responsabilidades. Llevo la cuenta de las declaraciones y resoluciones vergonzantes de estos días y se va a terminar el cuaderno. Toda realidad ignorada prepara su venganza, avisó Ortega.

Mi miedo son todos tus miedos. Tu llanto inesperado ante un videoclip de una playa, temor inexplicable ante un espacio abierto y desconocido, pánico a que Xoel pare de correr sin haber encontrado a Yiyi y Baba. Qué entiendes que yo no entienda que entiendas, que en tu mundo de negros amarillos y rojos azules puedan caber miedos invisibles, que de tirar la basura riendo y corriendo y «yo ver, Yiyi sí» pasemos a una temerosa odisea muda de ir fuertemente agarrados de la mano y apretar el paso a la vuelta hasta la puerta, qué luminoso sentimiento te alumbra cuando abres el cofre y sacas la llave con la que sabes que abrirás, soñamos que pronto, la puerta a los que quieres, cómo coño sabes querer con dos años. No hemos sido capaces de adaptar nuestro mundo a tu medida, has sido tú el que has adaptado tu mundo a nuestra medida. Y lo has llenado de chocolate y jamón york. Y cuando esto termine iremos al Saga a comernos el plato de patatas más grande de la vía láctea.

Lo Cotidiano


Perspectiva de un día nublado.

Éramos todos tan felices.
[El desencanto, Michi Panero]

Hace unos días, de camino a Cuenca, escuchaba una entrevista de radio de 1976 a la familia Panero acerca de la peli-documental «El desencanto»; en una declaración vital Leopoldo Panero hablaba de «la agonía de la vida cotidiana», el peso de cada uno de los momentos de un presente angustiado.

Hoy leo una entrevista también de radio y también de los 70 a un cura alemán que se llamaba Ratzinger y que en una larga disertación acerca de las minorías creativas hacía referencia a «la pasión cotidiana».

¿Lo cotidiano es, pues, una agonía o una pasión?

Diputación Provincial: cuando la alternativa es la Nada

Llegará el día en que al Presidente de la Diputación Provincial no le queden más cintas de inauguración que cortar, el día en el que los proyectos hilvanados y liderados por Benjamín Prieto en la anterior etapa se agoten y no quede nada de lo que presumir en prensa. Llegará el momento en que la inercia inversora muestre su debilidad y quede ahí, el Presidente, con mucha legislatura por delante y nada que anunciar.

Y bien está que desde su cargo institucional presuma de los caminos y carreteras que se han construido como la de Sisante, la variante de los Huertos de Moya o la de Valdeolivas, de los monumentos que se han intervenido y de los que ya estaban comprometidos como en Segóbriga o Alarcón, pero cuánto nos gustaría tropezar con nuevos proyectos e ideas para la capital y la provincia que tengan las miras puestas en la lucha contra la despoblación y el bienestar de los conquenses.

Sin embargo, en apenas siete meses, más de doscientos días, hemos asistido a un brusco giro de enfoque. El nuevo equipo de gobierno se caracteriza más por la anulación de proyectos que por el impulso tan necesario que está llamado a protagonizar. Sus “logros” se pueden enumerar:

– Supresión de inversión de un millón de euros para las obras de la residencia de mayores de Beteta.
– Anulación de un millón de euros del presupuesto destinado a arreglo de caminos.
– Disminución de inversiones en rehabilitación de patrimonio de 7 a 2,9 millones de euros.
– Aniquilación de los 3 millones de euros del ambicioso proyecto Serranía en Vía.
– Eliminación de casi medio millón de euros para el carril peatonal-bici de la ermita de Manjavacas en Mota del Cuervo.
– Anulación de medio millón de euros destinados al plan de instalaciones municipales vinculadas a la economía local, para luego, sin rubor, defender la dinamización económica de la provincia.
– Incertidumbre en la ejecución de la mejora integral de la red de carreteras provinciales, con proyectos ya redactados y varios millones de euros presupuestados para ser invertidos en nuestras carreteras que ahora nadan en la inseguridad.
– Anulación del plan de apoyo a guarderías como herramienta para fomentar la natalidad y favorecer la conciliación familiar.
– Amortización de seis plazas para bomberos, dándose la paradoja del anuncio de construcción de dos nuevos parques mientras se eliminan seis puestos de trabajo.

Y lo más preocupante es que no se proponen alternativas de desarrollo y generación de riqueza: detrás de cada anulación sobreviene la Nada, la Desidia. Los nuevos presupuestos para el año 2020 van en esa línea: el incremento presupuestario no se refleja en un ascenso de inversiones sino más bien al contrario solo se orienta al crecimiento de los gastos corrientes de la estructura de la institución. Y resulta evidente que la ausencia de inversiones es el método más infalible para secuestrar el futuro.

El paso del tiempo es como la prueba del algodón, no engaña: ¿De qué forma ha quedado plasmado el sello de la institución provincial en estos meses? ¿Dónde se puede palpar la acción? ¿Qué convocatorias de subvención relevantes para nuestros municipios se encuentran abiertas? ¿Qué avances se manifiestan en el trabajo en reto demográfico o en turismo visto el pobre programa presentado en Fitur?

Se puede reclamar prudencia y paciencia, pero resulta harto complicado cuando nos atenemos a las declaraciones públicas de los representantes institucionales, habitualmente encaminadas a vender esa sinergia positiva entre la Junta y la Diputación cuando la realidad es que la administración grande pide limosna a la pequeña. La JCCM pide ayuda a la Diputación para financiar accesos al nuevo hospital, pide casi dos millones de euros para promocionar su plan de empleo, pide casi un millón y medio de euros para complementar los proyectos “de lucha contra el cambio climático”, y pide, en definitiva, diluir la relevancia de la Diputación de Cuenca con miras puestas en apuntalar su presupuesto y su propaganda.

La victoria electoral del pasado mayo concedió al socialismo esta oportunidad para defender los intereses de nuestros municipios desde la institución provincial. Ojalá, por el bien de todos, demuestren estar a la altura de las circunstancias, entiendan que la Nada no puede ser la Alternativa y asuman la necesidad inversora y de liderazgo de iniciativas en la capital y la provincia.

Paz, guerra y dos huevos fritos


Trashumancia por Las Pedroñeras.

Ya llevo demasiado
aguantando tus bromas
porque nadie te ha dicho
que no tienen puta gracia.

[Juramento, Anni B Sweet]

La paz no existe sino como marco de convivencia que soporta tensiones. Y quizá así deba ser, entender la paz como el contexto en el que las presiones tienen la posibilidad de escape sin reventar el recipiente de la coexistencia. Qué infantil la paz que pretendemos vender en épocas como la Navidad, edulcorada y llena de corazoncitos y revoluciones de las sonrisas y deseos vanos, como si el mundo fuese un lugar paradisiaco en el que los «problemas de verdad» pudiesen resolverse con besos cariñosos, como si la paz no fuese de facto un sustituto de la vida y la supervivencia. Que la situación sea compleja no supone una circunstancia tan terrible como observar la cantidad de ciudadanos ilusos que mentalmente asocian el concepto de paz a un sosiego higiénico, si acaso la semántica de «sosiego higiénico» pudiese existir. Ni todo es blanco o negro ni todo es guerra o paz, aunque nos reconforte pensar que la ausencia de guerra implica paz, una paz frágil fundada por el miedo, sostenida por la cobardía y apuntalada por legislación. Que nos deseemos paz estos días para un armonioso 2o2o, pero con el convencimiento de hacerlo con el ahínco que requiere construirla, conscientes de que implica disposición y batalla, valga la paradoja.

Decía Luis Piedrahita que «la vida es como un hotel, un sitio en el que vas a estar poco tiempo y tienes que llevarte todo lo que puedas». Si alguien tiene una definición más certera que levante la mano. ¿Y qué nos hemos echado este año 2o19 a la mochila en este contexto sin paz ni guerra?

Si el año pasado quedé tremendamente fascinado y acongojado con «El ruido y la furia» de Faulkner y con «El mundo de ayer» de Stefan Zweig, también este año han sido dos los libros que pasan a un lugar privilegiado de la estantería de mi memoria. Ian McEwan me sorprendió con «Chesil Beach», quizá por mi «pre-escepticismo» -que no prejuicio- de sospechar que no podía tener mucho recorrido una trama tan sencilla como la noche de bodas de un joven matrimonio virgen; y vaya si consterna la narración a pesar de lo acotado del escenario, qué forma de esbozar el contexto y entender una situación, qué forma de poner en palabras sencillas un sentimiento tan indescriptible, y sobre todo qué lección de humanidad, de psicología, de instintos descritos y de tabús despedazados. McEwan al desnudo asestando una puñalada certera a la guerra humana del miedo que subyace bajo la paz de las normas sociales. También en la mochila del año la genial «Solenoide» de Mircea Cartarescu, un prodigio de literatura íntima, el relato extenso de una mente habitada por fantasmas incapaz de discernir la realidad en la Rumanía comunista, jalonado por reflexiones deliciosas más para saborear que para leer, uno de esos libros a los que saludas con un sincero «encantado de conocerte» porque sabes que es especial y bendices haberlo descubierto.

Hacerle la guerra al yo del pasado forma parte de nuestra esencia como seres competitivos y comparativos, atributos inherentes a nuestro instinto de supervivencia. Y si es fácil tender trampas al inocente yo anterior debido a la experiencia que la edad concede, no lo es tanto batirse a nivel deportivo contra un yo más joven e impetuoso. El amor propio y la vanidad son buena leña para la locomotora de la superación y este año vengo a humillar a mi yo pasado. Orgulloso confirmo que en la MAMOCU (esto siempre siempre hay que escribirlo en mayúsculas) ascendí de la posición 166ª del 2018 a la 138ª de este año clavando el tiempo en un escenario mucho más exigente, me gané por 8 segundos en la subida al castillo de Belmonte, subí tres puestos del 28º al 25º en el duatlón del Queso en Aceite para seguir como campeón local por quinto año consecutivo y, en condiciones adversas, le gané un segundo y dos puestos a mi yo del 2018 en la carrera del Queso en Aceite. No he batido ninguna plusmarca mundial pero he dejado tocado y hundido a mi yo del 2018, y qué es la vida si no derrotarse a uno mismo aunque sea haciendo trampas.

Hay guerras que ya no siento como propias. Si hace años la Fotogramas era obligada, así como listar y valorar las decenas de películas que caían en mis manos y redactar críticas para sesiones de cine-fórum, ahora ni recuerdo cuándo fue la última vez que fui al cine salvo para la presentación de Rocambola como invitado amigo del director Juanra Fernández. La «Roma» de Alfonso Cuarón y el «Dolor y Gloria» de Almodóvar me dejaron frío, ignoro si porque el distanciamiento me ha endurecido la sensibilidad. Qué suerte, por contra, haber dispuesto del entorno apropiado para paladear esa joya innegociable llamada Chernobyl, la terrorífica serie sobre el enemigo invisible y silencioso más terrible, lección de historia y, sobre todo, de política.

La música gana la batalla como arte de expresión, ninguna experiencia sensorial artística llega más lejos ni es capaz de estimularnos hasta los confines de nuestro inconsciente. Me aterra pensar que podrá llegar el momento en el que olvide tres grandes conciertos de este año: Menil, Marlango y Christina Rosenvinge. Hace ya meses hablamos del concierto de Menil que nos fascinó en el convento de las justinianas local y que, gracias al técnico de sonido, puedo rememorar con frecuencia. El 4 de julio, en la entrada del parador de Cuenca y ante la postal más significativa de la ciudad, fue Marlango el grupo que brindó un concierto perfecto, delicado pero salvaje, íntimo pero ambicioso. Leonor Watling, sensual y carismática, nos encandiló presumiendo de versatilidad a través de sus temas de siempre y versiones acertadamente escogidas. Y por último, Christina Rosenvinge, que nos emocionó con un breve concierto de cuatro temas en la sede de la Fundación Antonio Pérez, cuatro obras maestras para paladear: «La Flor entre la Vía», «Canción del Eco», «Romance de la Plata» y «La Tejedora». Rosenvinge aturde con su presencia, nos deja con la sensación de que no somos nadie al lado de la luz que emite, supernova del arte. ¿He confirmado que estamos enamorados de Leonor y Christina?

En un mundo abarrotado de turistas, viajar cada vez está más sobrevalorado. Viajamos para conocer y para valorar que la paz está en la cama de casa. Cada viaje supone el conflicto de no entrar al trapo de los escenarios fabricados para deleite del turista ávido de emociones, de estampas, de sabores, de hacer check en la visita a esa ciudad. Hay mil formas de viajar, y líbreseme del pecado de juzgar el enfoque de cada viajero, máxime ante la imposibilidad de huir del mundo prefabricado que se ha montado en estos últimos quince años. Ha sido el primer año entre muchos, por desgracia y/o casualidad, que no he pisado suelo extranjero y tan solo he pasado por Barajas como chófer de viajeros. Si hago memoria, el listado de destinos es tan poco romántico que cualquier malpensado podría sospechar que el resultado ha sido premeditado: Benalúa de Guadix, Roquetas de Mar, Salvatierra de Tormes o Bótoa, amén de decenas de municipios conquenses. ¿Buscando la paz a través del pueblo?

Mil y una veces he escuchado a un hombre decir que sería incapaz de matar a sangre fría, que sería incapaz de ser protagonista de una guerra, de batirse a vida o muerte con enemigos anónimos ni en Normandía ni en Teruel. Quizá infravaloramos la naturaleza humana, la genética de la guerra, los mecanismos químicos programados para hacer frente a las situaciones más traumáticas o emocionantes, el mejunje de hormonas que nos amoldan a la ocasión para que no reviente nuestro corazón en mil pedazos en la coyuntura de la paz y de la guerra. A cada poco sobrevienen circunstancias que afrontar, como batirse con Gabriel Rufián, combatir por una victoria electoral, dar un paso al frente en tus filas para afrontar nuevos retos, analizar la estrategia de la guerra de guerrillas que son las convocatorias de subvenciones públicas, ser cómplice de cómo un hombre abre sus entrañas en un gesto de respeto y amor a la humanidad y la sociedad, hacer de la espera un arte en la batalla, celebrar aniversarios en tiempos de paz. Siempre alerta.

Y, por supuesto, la familia, búnker infranqueable de la guerra de la vida, salvaguarda del único patrimonio que importa, entorno de definición de la estrategia bélica de la supervivencia común, aún a riesgo de poder llegar a convertirse en la más temerosa trinchera de forma inesperada. Quizá un año clave y definitorio en todos los frentes de batalla: bienvenidas al mundo, consolidación de la fertilidad, florecimiento de la pasión, espontáneo brote de motivos para seguir en la contienda, maduración del aliado y, sobre todo, el día a día del asedio.

No tenemos intención de rendirnos y batirnos en retirada.

Patrimonio, por sus hechos los conoceréis

Ruinas II

Entre el cielo y el suelo hay algo
con tendencia a quedarse calvo
de tanto recordar.
Y ese algo, que soy yo mismo
es un cuadro de bifrontismo
que solo da una faz.

[Me cuesta tanto olvidarte, Xoel López & Combo Viramundo]

El concepto Patrimonio viene sufriendo en los últimos tiempos un abuso y manoseo que diluye su significado y desvirtúa peligrosamente su relevancia social. Debemos ser conscientes de que el Patrimonio Histórico-Artístico no se reduce a un amasijo de piedras bien dispuestas, “montones de piedras” dicen algunos de forma simplista y despectiva, sino que engloba al conjunto de bienes materiales e inmateriales que hemos heredado de nuestros antecesores. En consecuencia, su valor está íntimamente ligado a nuestra identidad y a nuestra forma de ver el mundo, a cómo lo vieron antes que nosotros y a la proyección que hacemos de nuestra cultura, de nuestro arte, de nuestra arquitectura, de nuestra tradición.

El Monasterio de Uclés, el Castillo de Belmonte o la Catedral de Cuenca son ejemplos que se asocian de forma instintiva al concepto de bien patrimonial. No obstante, no está de más recordar que también forman parte de nuestro patrimonio muchos otros monumentos que no han corrido la misma suerte con el devenir del tiempo como el Convento de los Franciscanos de Torrejoncillo del Rey o el Palacio de los Gosálvez de Casas de Benítez. Y, por supuesto, también otros bienes inmateriales como las danzas de paloteo que siguen vivas en las festividades de muchos pueblos como Montalbo o Iniesta, la Endiablada de Almonacid del Marquesado, la Trashumancia por la cañada real de Los Chorros o las Maderadas de los Gancheros por el Escabas y el Júcar.

Ahora que está de moda el concepto “apropiación cultural”, se podría inferir el concepto “apropiación política” para hacer referencia al anhelo de confiscación de un valor con fines políticos y partidistas. No se debe pensar en el Patrimonio como en un territorio en el que clavar la bandera propia o enterrar la clavada por otro, sino como un compromiso que a todos incumbe tanto por razones económicas, debido al potencial turístico de muchos rincones de la provincia, como por razones de justicia histórica, debido a la responsabilidad íntima con la herencia de nuestros ascendientes.

Y por lo expuesto, precisamente, resulta desalentador que las buenas intenciones se queden tantas veces en el trastero cogiendo polvo. En este contexto de sensibilización y “apropiación política” no se pueden entender dos decisiones puntuales tomadas por dos instituciones gobernadas por el PSOE como la Diputación Provincial de Cuenca y la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.

De un lado, Martínez Chana ha propuesto y aprobado en la institución provincial una reducción del remanente destinado a “inversiones en conservación y rehabilitación de patrimonio” desde 7 millones hasta 2,92 millones de euros, una merma de más de la mitad de lo presupuestado por la anterior Corporación presidida por Benjamín Prieto. Esta decisión implica la no ejecución de varias inversiones ya aprobadas, con el consiguiente perjuicio e inseguridad para los proyectos afectados.

Del otro lado, y más flagrante, resulta la decisión de Page puesto que el Proyecto de Ley de los Presupuestos Generales de la JCCM para el año 2020 reserva la injustificable cifra de 137.860 euros en la partida “bienes patrimonio histórico, artístico y cultural”. Podría parecer una broma pero esa es la cantidad que Page presupuesta para inversiones en bienes patrimoniales para el conjunto de Castilla-La Mancha de cara al próximo ejercicio.

Invade la tristeza y la decepción cuando se escuchan discursos de defensa del Patrimonio, de potenciar recursos turísticos y de conservar el pasado para enriquecer el futuro en boca de aquellos cuyas decisiones van en dirección contraria. La “apropiación política” del Patrimonio por parte de los socialistas Martínez Chana y García Page se diluye en sus presupuestos. Por sus hechos los conoceréis.