La fina línea del abismo


Barrio de Belem, Lisboa, verano 2009.

Según indago, leo por ahí que cuerdo es quién actúa con prudencia y sensatez y sensato el que se comporta con serenidad e inteligencia, sereno quién es apacible y/o no está borracho e inteligente quién denota una gran capacidad intelectual. Se deduce entonces que cuerda es aquella persona prudente, sensata, serena, apacible, con gran capacidad intelectual y que se encuentra en un estado sobrio.

A la luz de esa definición, parece casi imposible considerarse cuerdo. Y muchos se pavonean de sensatos y desprecian a los demás con insultantes ¡ese tío está loco!, como si ellos estuviesen eximidos de toda culpa, o trastorno.

La locura y la cordura parecen separadas por una línea extremadamente fina y débil, una frágil película divisoria tras la que se agazapa el abismo. Como le sucedió a Léolo, que se intentaba auto-convencer cuerdo: «porque sueño yo no lo estoy; porque sueño, sueño, porque me abandono por las noches a mis sueños». Léolo, en el filo, que decidió tomar el camino más corto. El camino más corto, el que lo arroja a un abismo eterno, hasta que la voluntad de reinserción tiene todas las de perder contra la abnegación ante los hábitos adquiridos.

Supongo que suele suceder que no medimos las zancadas decisivas y por eso nuestros tropiezos se convierten en fatales. Se da por sentado que lo fácil es no equivocarse, que es sencillo caminar por los senderos de lo esperable y deseable, que la inercia nos conduce sin error. Como si nos hubiésemos grabado a fuego el convencimiento en que nuestro camino de sensatez es el único válido.

Porque sueño yo no lo estoy, yo no estoy tan seguro.

Moody’s, iPhone & two blood barrels

¡Ja! Era mentira, todo eso de la sangre azul de la realeza, si acaso azul tendrán las venas en los dibujos de los libros de biología y el borde exterior de los vasos sanguíneos por los que circula sangre inevitablemente roja. El domingo me enteré de que tanto el Príncipe Felipe como la Reina Sofía comparten mi grupo sanguíneo, A positivo. Espero que en caso de accidente se arremanguen la camisa para ¿vigorizar? mi sangre. Me resultó curioso conocer este dato tan superfluo.

Otro dato, no tan baladí pero también relacionado con la Monarquía, del que me enteré el domingo fue del valor del flamante buque de asalto anfibio Juan Carlos I recién estrenado, el mayor navío de la flota española en toda su historia. Según varias fuentes, 360.000.000 euros. Sus características, veo en la Wikipedia, son fascinantes, aunque la mayoría no las entienda, como me suele suceder con la sección de economía de los periódicos. Lo que también se escapa a mis entendederas es su utilidad y el rendimiento de esa inversión.

Para inversión la de un empresario chino que ha encargado a una empresa de Ciudad Real el desarrollo de una aplicación informática que consiste en una red social sexual para iPhone orientada al mercado chino. Parece ser que allí en todas las discos y pubs hay wifi y gracias a esta red social un usuario de iPhone va a poder tener ordenadas a todas las usuarias en un radio de distancia determinado en función de tu afinidad con ellas a través de un perfil de gustos y aficiones. Parece ciencia-ficción y el colmo de la apatía e insensibilidad. Más aún, el iPhone vibrará cuando su propietario pase junto a un potencial ligue que tenga la aplicación activa.

Y mientras China importa conocimiento español y compra deuda griega, Moody’s rebaja la calificación de la deuda española de AAA a AA1, que no son tipos de pilas alcalinas, sino tres letras con un enorme potencial económico. Pronto China también comprará deuda española, que es casi como decir que China comprará España y tendrá un buque anfibio de 360 millones para aparcar helicópteros.

P.S. A partir de ahora y de forma ocasional se comentará alguna noticia de actualidad o se transcribirá algún diálogo callejero o de bar para ampliar el ámbito del blog. Etiqueta actualidad.

A las aladas almas de las rosas

Un poeta que nace poeta bajo el hábito de pastor rural. Un hombre comprometido con la inocencia y con el comunismo más puro. «Vuestra sangre, vuestra vida, / no la del explotador / que se enriqueció en la herida / generosa del sudor». Un amante quejicoso que se lamenta ante una esposa que vende caros sus besos, «Te me mueres de casta y de sencilla». Un enfermo de bronquitis, tifus, tuberculosis, soledad, desgarro, impotencia y orgullo. «Ríete tanto / que en el alma al oírte / bata el espacio» suplica a su hijo tras los barrotes. Un pobre integral que muchas tardes tuvo como único alimento los sonetos de Góngora. Un oriolano universal que cantó desde áridos pastos enlanados versos sentidos. Un inquebrantable luchador nunca amilanado.«Aquí hay mucho hijo de puta y mucha puta». El punto de convergencia entre la poesía más sonora y natural y el compromiso humano guerrero bajo un prisma de pobreza y desnudez.

P.S. El día 30 de este mes de octubre se cumple el Centenario del nacimiento del poeta Miguel Hernández. Se merece un homenaje.

Albañilería post-moderna o la huelga de servidores

Los humanos han descubierto los planes de las máquinas: éstas han comprendido por fin que la energía producida por los humanos no es rentable, que mantener vivos tantos cuerpos, cosecharlos y gestionar Matrix para controlarles, resulta demasiado costoso; por no hablar de lo inestables que son sus mentes. De modo que piensan sustituir esta fuente de energía por otra: la energía solar.

[Matrix Revealed, argumento filtrado no autorizado]

Cada vez que escucho la expresión Software Factory recuerdo Matrix. Me viene a la cabeza esa escena en la que se muestran grandes urbanizaciones de nichos-incubadoras en las que las máquinas conservan a los humanos para extraer su energía vital. No la voy a buscar por la Red. Pienso en las Software Factories como mastodónticas máquinas a las que se enchufan los cerebros de los programadores (y muchas otras figuras de cargos modernos) durante ocho horas diarias. El cable de red cerebro-ordenador absorbe el conocimiento del obrero y lo aliena despiadadamente. Largas filas de cubículos con una pantalla, un teclado, un ratón, una foto con sus dos hijos, un calendario con los días pasados bien tachados, un paquete de chicles. ¿Probablemente el trabajo intelectual peor pagado? Y esa venta de horas vitales prostituyendo el conocimiento.

Conste que esta imagen tan descorazonadora quizá no haga justicia a la realidad, pero coincide con la descripción que algunos programadores me han transmitido de sus grandes empresas multinacionales. Me acuerdo en estos momentos de este Matrix informático y post-moderno por coincidencia con una huelga general que comienza mañana y aspira a detener el engranaje económico del país durante un día (sic). Me abstengo de mancillar el blog expresando una opinión política todavía más descorazonadora que la del párrafo anterior.

Y los androides no sé si soñarán con ovejas eléctricas, pero yo esta noche soñaré con una huelga de servidores. Soñaré con un día en el que todos los informáticos a cargo de grandes servidores pulsen el botón de OFF y éstos se detengan durante 24 horas. Un día sin bancos, sin llamadas telefónicas, sin correo electrónico. Un día sin facebook, sin tuenti, sin messenger. Un día sin Wall Street, sin Telefónica, sin BBVA, sin especulación.

P.S. Matrix Revealed, según he descubierto esta tarde, es la cuarta parte de la saga Matrix; se supone que la rodaron junto a Revolutions y Reloaded, pero nadie lo sabe a ciencia cierta y quizá sólo sean especulaciones de foros especializados.

El vértigo del vacío o la soledad del boxeador

Algunas personas no tienen tanta suerte. Como aquel personaje que interpretaba Marlon Brando en «La Ley del Silencio». Un buen muchacho que sin embargo no tiene la menor suerte. ¿Recuerdan aquella escena en el asiento trasero de un coche con su hermano Charlie? Era más o menos así. No fue él, Charlie. Fuiste tú. ¿Recuerdas aquella noche en el Garden cuando bajaste a mi vestuario y me dijiste «muchacho, esta no es tu noche, hemos apostado a favor de Wilson»? ¿Recuerdas eso? «Esta no es tu noche». Mi noche. Pude haber destrozado a Wilson aquella noche. ¿Y qué paso? Que él fue seleccionado para disputar el título. ¿Y yo que conseguí? Un billete sin retorno a ninguna parte. Nunca he vuelto a pelear bien desde aquella noche, Charlie. Fue como ir a alcanzar la cima, y de pronto caer por la ladera. Fuiste tú, Charlie. Tú eras mi hermano. Deberías haberte preocupado un poco de mí. Deberías haberte preocupado sólo un poco de mí. Deberías haberte preocupado un poco de mí, en vez de obligarme a hacer tongo y aceptar un dinero sucio. Tú no lo comprendes. Podía haber tenido categoría. Podía haber disputado el título. Podía haber sido alguien en vez de un boxeador fracasado, que es lo que soy. Afrontemos la realidad. Fuiste tú, Charlie. Fuiste tú, Charlie.

[Jake LaMotta, Toro Salvaje]

Le tocó a Jake, para que luego digan que lo importante es el talento. No, lo relevante es la suerte. Lo que determina caer del lado del pan o del lado de la mantequilla es la suerte, es tener una oportunidad fortuita, es estar en el sitio y en el momento oportunos sin saber cuáles son de antemano. Le tocó a Jake, pero también a tantos otros, tantos a los que la fortuna despreció. El mundo está lleno de aquellos que no aprovecharon su oportunidad, pero también de tantos que ni siquiera tuvieron a mano una ocasión. Tanto predicar las bondades del esfuerzo sin ser conscientes de la importancia del azar, cuánto talento desaprovechado en aras de un mundo caótico y casual.

P.S. Es curioso. Una de las citas de Toro Salvaje más célebres («Den un escenario a este toro donde pueda demostrar su bravura, pues aunque lo mío es pelear, más me gustaría saber recitar. Esto es espectáculo.») es muy similar a otra de Bolaño en Los Detectives Salvajes («Hay momentos para recitar poesías y hay momentos para boxear.»).

Sócrates juega al póker

Sócrates es homosexual, de eso no cabe la menor duda, y como Sócrates es un hombre, entonces se deduce que todos los hombres somos maricones. Pero sucede que yo no soy Sócrates, de lo que se desprende que no soy hombre. No creo en los silogismos, como tampoco creo en las inferencias lógicas, porque entonces no se debería cumplir que cuanto más te quiero peor me tratas y cuando más te ignoro más me persigues. No tiene explicación que me digas que sí cuando dices que no, que montes en cólera después de cinco días contigo si no te miro dos minutos, que me llames desesperadamente si me olvido de ti dos semanas, que me odies si hago que te tiemblen las piernas y que me abraces si te confieso que me gasté el dinero que me prestaste en la tragaperras. Que no quiero que me retes a otra partida de póker en la que tienes las cartas marcadas. Ya me la ingeniaré para espiar lo prohibido con mis cinco naipes.

Una mujer con tacones

Si los tacones te hacen perder la perspectiva del mundo
a ras de suelo, y no miras, sino que sugieres.
Si cuando sonríes es por obligación, o justificas un fin
y cuando miras lo haces por encima del hombro.

Si el rímel te emborrona la visión de la realidad.
Si buscas más envidia que la que te tienen
y no engañada, engañas.

Si no eres buena, y no finges ser mejor de lo que eres,
si al hablar exageras lo que quieres
y no propones sino que exiges.

Si provocas, y no intentas agradar,
si al andar te yergues y avanzas el pecho
y agilizas los tacones, y besas el aire.

Si tu cuenta pasó ya del treinta y siete,
si sólo sonríes para hacer fruncir el ceño
y no te rebajas a pesar del sofismo del orbe encanallado.

Si nunca arriesgas ni te llenas de alegría
porque tus apuestas siempre se sellan sobre seguro
y no te lanzas a la pelea, sino que la gozas
sin importarte las secuelas de los demás.

Muchos de los de esta tierra serán de tu dominio,
y mucho mas aún,
serás una femme fatale, hija mía.

2666 y la revolución de la novela

2666 es el título indescifrable de la novela póstuma del escritor chileno Roberto Bolaño. Un libro que en realidad está formado por cinco novelas; de hecho, el deseo de Bolaño era que, por razones prácticas y económicas, se publicase en cinco partes diferenciadas. Desde mi punto de vista, el editor acertó al publicar el conjunto, sin duda indivisible a pesar de las 1128 páginas del libro (Ed. Anagrama, Colección Compactos).

Bolaño encabeza la colosal novela con una cita devastadora de Baudelaire (que, por cierto, me vendría al pelo para encabezar la tesis): “Un oasis de horror en medio de un desierto de aburrimiento”. En concreto en la cuarta parte de 2666 se materializa con notoriedad la cita: se narra una sucesión indescifrable e interminable de asesinatos de mujeres adolescentes en la ciudad de Santa Teresa (México, trasunto de Ciudad Juárez). Bolaño, con conocimiento de causa, deja caer muerte tras muerte con una frialdad horrorosa, hace al lector cómplice impotente de ese ruido de fondo triste y sangrante que asola a la ciudad pero constatando que el mundo gira imperturbable en ese desierto de monotonía («El mundo, percibido como un naufragio interminable»).

El argumento de 2666 es complejo y al mismo tiempo trivial. Cada uno de los cinco libros tiene un protagonista diferente (o varios): cuatro profesores europeos de literatura en busca de un escritor alemán, un profesor universitario chileno, un periodista afroamericano, los crímenes de Santa Teresa y el escritor Archimboldi. Cada parte se narra de una forma diferenciada y da lugar a una pieza del gran puzzle que construyen los asesinatos de Santa Teresa («Nadie presta atención a estos asesinatos, pero en ellos se esconde el secreto del mundo»).

Pero dejando de lado el argumento, cuyo análisis conllevaría largas disgresiones, lo relevante de la novela es la narrativa que emplea Bolaño para construirla, tan poética y al mismo tiempo tan de andar por casa, como si uno pudiese hablar de amor o muerte o sexo como de una receta de macarrones a la putanesca. ¿Ejemplos?

De religión: «A veces pensaba que ya no leía precisamente por ser ateo. Digamos que la no lectura era el escalón más alto del ateísmo o al menos del ateísmo tal cual él lo concebía. Si no crees en Dios, ¿cómo creer en un pinche libro?, pensaba.»

De homosexualidad: «Hans no entendía cómo una verga se podía poner erecta delante de un agujero del culo como el de Farfán o el de Gómez. Podía entender que un hombre se calentara con un adolescente, un efebo, pensaba, pero no que un hombre o el cerebro de ese hombre pudiera enviar señales para que la sangre llenara las esponjas del pene, una por uno, con lo difícil que eso era, con el solo reclamo de un ojete como el de Farfán o el de Gómez. Animales, pensaba. Bestias inmundas atraídas por la inmundicia.»

Del amor: «¿Qué es para mí lo sagrado?, pensó Fate. ¿El dolor impreciso que siento ante la desaparición de mi madre? ¿El conocimiento de lo que no tiene remedio? ¿O esta especie de calambre en el estómago que siento cuando miro a esta mujer? ¿Y por qué razón experimento un calambre, llamémoslo así, cuando ella me mira y no cuando me mira su amiga? Porque su amiga es notoriamente menos hermosa. De lo que se deduce que para mí lo sagrado es la belleza, una mujer guapa y joven y de rasgos perfectos.»

De la vida: «La idea es de Duchamp, dejar un libro de geometría colgado a la intemperie para ver si aprende cuatro cosas de la vida real. Lo vas a destrozar, dijo Rosa. Yo no, dijo Amalfitano, la naturaleza.»

De la felicidad: «Me sentía feliz porque veía a los otros felices y porque sabía que tenía que sentirme feliz, pero en realidad no estaba feliz.»

Sin embargo, 2666 y Bolaño son, como se suele decir, difíciles. No son prosa clarividente, explicativa, narración secuencial y detallada, ni tan siquiera es la belleza de las palabras bonitas de Cortázar. Es crudo, terriblemente crudo, y experimental. La estructura de la novela parece que se cae, pero se mantiene firme y el final de cada parte la vigoriza. Además, Bolaño juega con el lenguaje y con las ideas con una naturalidad envidiable, como cuando encadena sentencias disyuntivas o enlaza pensamientos con «también:» o explica fobias sin que el lector sepa por qué o cuenta chistes machistas igual que narra homicidios. En cualquier caso, un escritor que jamás deja indiferente y que merece ser leído para ensanchar la definición propia que se tiene del concepto literatura.