La investigación según Novoselov: el Gran Cañón del Colorado.
El otro día, en la cafetería de la Escuela de Informática, un profesor me comentó que a un joven ruso de 36 años le habían dado el Premio Nobel de Física por coger láminas de grafito pertenecientes a un lápiz con celo. Que me disculpe dicho profesor pero no le creí lo más mínimo, ni que con 36 años se pudiese ganar un Nobel ni que fuese por ese motivo. Además, siempre he desconfiado de todas las personas del Este, igual rusos que húngaros o lituanos, desde que una mujer polaca se me cayó encima cuando dormía con inocentes catorce años.
Juan Pablo, que así se llama el profesor, también me comentó que con ese método tan de andar por casa el investigador ruso había descubierto el grafeno, un nuevo material que consiste en una lámina de carbono (inciso: el grafito de los lápices es un material compuesto exclusivamente de carbono, como el diamante) de un átomo de grosor y con unas propiedades fabulosas: es ligero como la fibra de carbono pero más flexible, su conductividad es excelente, es casi transparente, etc.
Ahora ya sé, gracias a estos imprescindibles reportajes, que el investigador se llama Konstantin Novoselov y que gracias al grafeno se podrían desarrollar iPads flexibles para ser guardados en el bolsillo. ¿Y qué es para Novoselov la investigación? «Imagine que está recorriendo el Gran Cañón de Colorado o un sitio así de bonito en España, o en Canadá… El paisaje que se le va apareciendo ante los ojos es grandioso y uno sigue avanzando convencido de que un poco más allá habrá otro panorama más estupendo aún. Tienes que trabajar duro para avanzar, pero lo haces porque esperas encontrar algo magnífico, interesante. Esta es la mejor comparación con la investigación.» Claro, así debe ser estimulante investigar, no si se piensa en los términos que otro profesor que tuve en la carrera: «la investigación es una habitación oscura, muy oscura, y el trabajo del investigador consiste en ser muy metódico para ir recorriendo todos los rincones de la pared en busca de un interruptor.»
Qué curioso que el compañero de laboratorio de Novoselov triunfase en su día en los igNobel por su trabajo haciendo levitar a ranas vivas sobre un campo electromagnético. Supongo que la ciencia creativa está muy cerca de la investigación puntera, tan maniatada en algunas ocasiones.
En cualquier caso me parece mucho más interesante hacer levitar ranas o crear diamantes a partir de tequila que conocer el estado depresivo en el que ha caído el perro de Jennifer Aniston.