Un papel principal en una jaula

Wish you were here I
En lo alto de Riópar Viejo (abril 2010).

Wish you were here. Era de Pink Floyd, y por las circunstancias de su creación, una canción muy personal y emotiva, pero la versión de Dos Bandas Y Un Destino es muy digna, para emocionarse mientras cantan and did you exchange a walk for a part in the war for a lead role in a cage? Seríamos muchos los que asquerosamente canjearíamos un papel de comparsa en la guerra por un rol principal en una jaula. Acaso sea más fácil ceñirse al espacio delimitado por los barrotes, acotarlo y sobrevivir, al menos, bajo la certeza de lo posible y lo visible. Acaso sea más valiente, o inconsciente, aparecer en la guerra, incluso aunque se trate de labores de intendencia, incluso aunque sea for a little while, incluso si nos prometen que nuestra integridad no está en juego. Pero tienes que elegir tu papel y quizá te venga a la cabeza esa sentencia del filósofo que terminó abrazado a un caballo y alejado de la humanidad: lo que no te mata te hace más fuerte (o engorda), salvo que bebas agua.

Altheia #04

Ni siquiera se ha cumplido un año del día en el que lanzamos el primer número de la revista Altheia, editada por la Asociación Juvenil Altheia de Villaescusa de Haro. Desde entonces han sido muchos y muy variados los artículos que han encontrado cobijo bajo esta discreta publicación local y, de hecho, nos disponemos en breve para el lanzamiento del cuarto número de Altheia. Cada vez, si cabe, con más ilusión y con el peligroso convencimiento de que el listón está cada vez más alto.

Pero no desvelaremos ningún secreto antes del sábado 23 de abril, precisamente el Día Internacional del Libro, salvo la portada:

portada04
Portada del cuarto número de Altheia (abril 2011).

Nenúfares en el desierto

Detalle de Los Frailes
Detalle del monasterio ruinoso de Villaescusa de Haro (enero 2011).

Eso de la patria, del amor a lo tuyo, del sentimiento de pertenencia a una esquina del mundo. El rincón en el que se cae dentro del tablero de casillas de agua o de tierra, aunque Dios no juegue a los dados, y no sepamos si sabe de ajedrez. Una patria no es una frontera legal, no se puede concebir como la línea discontinua de un mapa que separa regiones o países porque es algo más profundo, más del corazón y del alma y de esos sitios ficticios que inventamos para acotar nuestras certezas. Y por descontado las fronteras de una patria son personales y difusas, incluso ilimitadas.

En general se suele abstraer la definición de patria y ligarla más a conceptos que a trozos de tierra. Como dice un personaje de la genial Martín (Hache), emigrante argentino en Madrid, «uno se siente parte de muy poca gente; tu país son tus amigos, y eso sí se extraña.» O Bolaño, con su habitual desnuda sinceridad, «mi patria es mi hijo y mi biblioteca.» Incluso un emperador, Adriano, dueño del devenir de un pueblo vastísimo, se atrevía con la patria: “y entonces me di cuenta de la ventaja que significa ser un hombre nuevo y un hombre solo, apenas casado, sin hijos, casi sin antepasados, un Ulises cuya Ítaca es sólo interior. Debo hacer aquí una confesión que no he hecho a nadie: jamás tuve la sensación de pertenecer a ningún lugar, ni siquiera a mi Atenas bienamada, ni siquiera a Roma…» [bueno, hay que anotar que Memorias de Adriano es una autobiografía de Adriano escrita por Yourcenar, por lo que no sabemos si suscribiría esas palabras].

Pero, ¿si no aprecias lo que te rodea, lo más cercano, cómo vas a apreciar lo desconocido, lo más ajeno? Si estás incapacitado para amar tu casa, tu calle, tu barrio, ¿cómo vas a luchar por tu no región, tu no país, tu no raza? El amor es como una cebolla, con sus capas y su radio de acción concéntrico, no como un montón de arena que lo pones donde quieres, así al azar o por elección pero que cae aislado. Es como amar a los animales fuera de su ecosistema o plantar nenúfares en el desierto y esperar que crezcan fuertes y sanos. Sin sentimiento de patriotismo, entendido en el sentido de amor a tu tierra y no como forma de diferenciación respecto a los otros, es difícil amplificar y/o extrapolar el amor desde lo próximo hasta lo lejano.

Y cuánto sacrificio y dedicación y esfuerzo conlleva cualquier tipo de amor, sea tu patria la familia o los siete mil millones.

Gin Soaked Boy T-shirts

Como los habituales ya saben, hace unos meses se convocó un concurso de camisetas para celebrar el milésimo cumpledías de este blog (30 de enero del 2011). Se recibieron un total de veinte diseños que se pueden revisar aquí. Finalmente, el jurado dictó su veredicto y resultaron ganadores tres diseños. Y ahora, lo prometido es deuda, tenemos las camisetas listas para su distribución:

Gin Soaked Boy T-shirts
Ejemplos de camisetas GSB (marzo 2011).

P.S. Por cierto, que si alguien quiere alguna, no tiene más que ponerse en contacto conmigo porque se hará otro pedido de las camisetas del gintonic y del antiprincipito.

Obsoletos o despeinados por el viento

Obsoletos
Almacenando fotos en disquetes (julio 2010).

Tan deprisa. ¿Dónde queremos ir tan deprisa? Una evolución tan vertiginosa: tanta población, tantos medios, la profesionalización, la alienante profesionalización, la investigación, la darwinista investigación, la cresta de la ola encima de la cresta de la ola sobre la cresta de la ola. Del iPhone al iPhone 4 en tres años y un abismo tecnológico. Como esa cámara digital que almacenaba fotografías en disquetes, ¿qué es un disquete? ¿Qué resolución tendría la cámara, un megapíxel? ¿Cuánto se tardaría en visualizar una foto en la diminuta pantalla LCD? Si te paras estás muerto, ergo hay que moverse y correr, como el juego de al escondite inglés pero a la inversa. Lo malo es cuando no sabe dónde (hu)ir.

Japón quería navegar sobre la cresta de la ola más elevada, quería ser la punta del iceberg tecnológico y tener muchas lucecitas de colores encendidas por la noche para iluminar los karaokes y las lámparas de los jugadores de playstation. Necesitaba imperiosamente energía para poder investigar y desarrollar nuevos prototipos de visión 5D con realidad aumentada para los cinco sentidos antes de que los países perseguidores le arrebatasen el trono del ocio tecnológico. Energía en un país superpoblado demasiado pequeño como para ser autosuficiente explotando recursos naturales como el sol, el viento o los ríos y demasiado pragmático como para importar megavatios a la vecina Rusia. ¿No habíamos dicho que si te paras estás muerto? Pero, ¿y si corres no avanzas también hacia un barranco de caída fatal?

En España, mientras, a ciento diez, ni paseando en la pobreza ni en una frenética carrera. Así no nos despeinamos.

Un hombre a una máquina pegado

Richard M. Stallman en el Paraninfo de la UCLM
Richard M. Stallman en el Paraninfo de la UCLM (marzo 2011).

Richard M. Stallman, el excéntrico fundador del software libre y GNU, visitó Ciudad Real el miércoles para dar una conferencia multitudinaria en la que defendió sus tesis acerca del software y la libertad. De una forma amena y sencilla explicó a las más de mil personas que abarrotaban en Paraninfo de la UCLM en qué consiste eso del software libre y cómo las empresas de software privativo coartan nuestra libertad individual. En cualquier rincón de la Red se puede encontrar algún vídeo con sus conferencias, por ejemplo, esta que impartió en la Universidad Politécnica de Madrid hace tres años.

¿Y qué es eso del software libre? A grandes rasgos, y utilizando una célebre cita de George Bernard Shaw, se puede resumir en que «si tú tienes una manzana y yo tengo una manzana y las intercambiamos, entonces ambos aún tendremos una manzana. Pero si tú tienes una idea y yo tengo otra idea y las intercambiamos, entonces ambos tendremos dos ideas.» En ese ámbito de cooperación se mueve el software libre dado que permite realizar copias de los programas y distribuirlas, así como fomenta la libre modificación del código fuente de los programas y su posterior redistribución.

Sin embargo, las empresas que apuestan por el software privativo (Apple, Microsoft, Oracle,…) creen que si tienen una idea, en vez de intercambiarla, es preferible venderla; más aún, venderla a cada una de las personas que la quieran impidiendo la libre distribución de sus programas. Y bajo ese paraguas establecen su modelo de negocio. ¿El mayor inconveniente? Sus malas artes a la hora de convertirse en imprescindibles en la sociedad atacando aquellos puntos más vulnerables como son, por ejemplo, las escuelas y los países empobrecidos. En estos casos, ofrecen de forma gratuita su software para crear dependencias intelectuales en los niños o las personas empobrecidas.

¿Y por qué el software privativo coarta tu libertad individual? Porque llega un momento en el que las grandes empresas llegan a ser las propietarias de tu propio ordenador gracias que su software privativo (malware para Stallman), en algunas ocasiones, tiene objetivos fraudulentos. Por ejemplo, puertas traseras en Windows que permiten a Microsoft acceder a tu propia información o cláusulas que restringen incluso el uso de ciertos programas recortando tu libertad de expresión. Y muchos más asuntos que se escapan al ámbito de este post, como la sucia táctica de Amazon de retirar el libro 1984 de su tienda electrónica; sí, ese que habla del Gran Hermano y de un Estado omnipotente que dirige la vida de las personas, ¿no hablábamos de recortes en libertad?

¿Hasta dónde llega nuestro sentimiento de esclavitud si las cadenas que nos atan son invisibles?

La paciencia como camino a la ficción

Diferentes condiciones ambientales
Vigilando el campus de Ciudad Real desde 2007.

«Continua gotera horada la piedra» como proverbio grabado a fuego en el alma o corazón o cerebro de cualquier insensato que se enfrenta una tesis doctoral. Si algo se aprende durante el oasis de horror en mitad del desierto de aburrimiento que supone una tesis es a ensalzar y cultivar la paciencia como nutriente de la investigación. Y así, día a día, un ente indescriptible y difuso en el origen se va materializando en otro ente que sigue siendo igual de indescriptible y difuso pero con el que ya estás tan familiarizado que le tienes cariño y sientes como propio.

Desde la ventana del laboratorio, mientras tanto, se observa el transcurrir del mundo, el trasiego de los aplicados alumnos novatos en la búsqueda de unos conocimientos que les azotan más que alimentan, el continuo flujo de chicas maquilladas con bolsas llenas de cocacola y vino los jueves por la tarde, las batas blancas una vez al año, los profesores con su netbook bajo el brazo a la vuelta de clase, los paraguas de los días lluviosos y las bandoleras al hombro, algún que otro atleta haciendo jogging por el campus, más de un frenazo brusco de algún coche en la rotonda que desde dentro parece ajeno al mundo propio, como si fuese más real lo que se está cociendo en el interior del ordenador que el peligrar de una vida a cincuenta metros de ti. Es raro el fenómeno meteorológico con el que no te cruzas desde dentro, desde tardes de agosto abrasadoras hasta heladas mañanas de febrero, amaneceres de gafas de sol y anocheceres de bufanda, alguna mañana de nieve y alguna tarde feliz de cielo azul, faldas, jueves, cerveza y frondosidad. Y cielo azul intenso, negro estrellado, negro nublado, nuboso, brumoso, neblinoso, soleado, anaranjado, violáceo, gris, celeste, una nube aislada, blanco, un avión que pasa dejando su fina estela, rosáceo, nuboso.

Un cristal que separa dos mundos, el que se supone que es real y donde llueve o hace sol y te haces daño si te caes al suelo y el que se supone ficticio en el que se juega a detectar con cámaras de vídeo a esa gente que atraviesa el paso de peatones o a ese coche que gira en la rotonda. Hasta que llega un momento en el que la membrana divisoria se difumina y pierdes la noción del dentro y del afuera y ya no distingues si tu vida está en la pantalla del ordenador o en la parte que se ve detrás del cristal.

Un profeta cabreado (o a medio cabrear)

Retrato de un erudito agricultor
Retrato de Adolfo Martínez (julio 2010).

Y es que el hombre actual es aquel bárbaro antiguo pero sin su grandeza, un bárbaro que ha perdido la inocencia; ésta se pierde cuando se descubre una gran mentira, cuando se descubre una traición, o cuando el Gran Tontaina te convence de que lo que hay que hacer es desmitificar. Por desgracia, estos hallazgos no traen madurez ni sabiduría sino dureza y malicia. Os apunto una aproximación a la grandeza, o a ser hombre simplemente, no lo sé: aquél que a pesar de todo mantuvo su inocencia.

El hombre de hoy no se pregunta, afirma. Y es pasmosa la zafiedad y la delectación con que esta sociedad contempla una maniática e inepta maniobra de acoso y derribo de lo sagrado, último asidero del ser humano. Nos rodea la necedad como una espesa niebla y no nos damos cuenta porque, como entonces, nos anestesian con pan y circo y nos sucede como a la nariz saturada de malos olores, que ya no huele.

[Los profetas cabreados, Adolfo Martínez, 2011]

P.S. Ediciones La Discreta presentó el sábado pasado en Villaescusa de Haro dos libros nuevos y sorprendentes: «Los papeles secretos de La Discreta» y «Los profetas cabreados». Este último, publicado sin conocimiento de su autor, Adolfo Martínez, de quién ya se ha hablado por aquí alguna vez a raíz de su libro «Erótica urbana» y de la exposición veraniega que hizo de algunas esculturas y cuadros propios. «Los profetas cabreados» contiene un compendio de textos variados que van del pregón de fiestas de su autor en la ya nombrada villa hasta el texto que elaboró su editor para la presentación del libro «Erótica rural» pasando por diferentes relatos del erudito villaescusero.