Eres un jodido hijo de puta, ¡rendirte tan pronto! Dejar un mundo que intenta amoldarse a tus deseos -no siempre dentro del cerco de la razón- sin ni siquiera tener la sensibilidad de pensar en los que te rodean. ¿Acaso no te importa dejar viuda a tu mujer, huérfana a tu hija, sola a tu amante, abandonados a tus amigos y mudo a tu grupo de música? ¿Te crees tú más importante que toda la gente que te rodea? Qué demostración de egoísmo, Ian, qué egoísmo despreocuparte de todos y quitarte de en medio con 23 años. Las cosas no son tan fáciles, hay que afrontar los reveses y saber encajar los golpes, máxime cuando tus lodos los aguas sólo tú solo.
Desconozco la gota última que motivó tu suicidio, pero apostaría a que no influyeron demasiado ni la peli de Herzog que viste en tus últimos momentos ni El idiota de Iggy Pop, eso más bien son anécdotas de mito. Aún así, deberías haber luchado, deberías haber derrocado a los fantasmas de la autodestrucción y olvidado tus sentimientos atormentados. Es difícil comprenderlo. ¡Un joven de éxito que tiene lo que quiere al alcance de sus dedos y con un prometedor futuro en el mundo de la música! La gente te aclamaba en los conciertos y eras querido con tus tintes de poeta romántico. Sabes de sobras que tu mujer te quería y se esforzaba por ser paciente a pesar de tus desvaríos, como también sabes que Annik, tu amante, se resignaba a su segundo plano y aguantaba con temple las consecuencias de tus ataques de epilepsia. Pero la vida no es así, Ian, hay que tomar decisiones porque, a pesar de tu egocentrismo, el mundo no gira a tu alrededor y dos satélites alrededor de ti han de chocar irremisiblemente. No calles tus culpas, sino sé consciente de ellas y asúmelas. Asumirlas no significa tirarse a la cuneta, Ian.
Supongo que has vivido demasido deprisa y quiero pensar que no te has suicidado por engrandecer tu leyenda, como dicen las malas lenguas. Aunque, conociéndote, tu vanidad es tan inmensa que podría creer lo que dicen. Puedo pensar que has muerto desgarrado de amor, como cantas en Love will tear us apart, o como consecuencia de una enfermedad mental derivada de la epilepsia, y quiero rechazar el resto de hipótesis. Sabes que has dejado muchas preguntas sin responder. O quizá nos hablaste en tus canciones y no te entendimos.
Pues que sepas, Ian, que tus compañeros se reencarnaron en New Order y consiguieron triunfar sin ti. Y Debbie, a pesar de todo el dolor de su corazón, continuó viviendo sin ti y crió sana a Natalie, que es fotógrafa y hace sus pinitos musicales. Más aún, te sorprenderías de dónde han llegado tus canciones, esas piezas desnudas que sollozaban tus angustias ahora son usadas por jóvenes para dárselas de cool, y tararean tus temas como hits de macroconcierto barato. A ti, tan íntimo y sensible, ahora te venden a precio de saldo como producto comercial.
Para que veas, Ian, que el mundo sigue dando vueltas sin tus bailes fuera de control.