Retazos de bar y Windows 7

mi_pueblo_bonito

Hola, soy Manuel y estoy en el psiquiátrico; los médicos no me dejan salir, así que hoy no voy a ir a tomar botellines, ellos me darán la medicación y a dormir. Con tus nuevas vertederas tu tractor de cien caballos no se va a escapar, amos, seguro, yo creo que con un apero de cinco ya habrías tenido suficiente. Él es de esos que se levantan a las seis de la mañana, preparan el hato y se van a labrar hasta el anochecer, solos y sin ningún entretenimiento, sólo ir y venir en línea recta. Pufff, es que yo ya he viajado mucho, he estado en tantos sitios y países que ni me acuerdo, por eso ya no me apetece nada más que estar con mis perretes y pasear por el campo. No te preocupes, si a estas carreras vienen muchos hombres de cuarenta años que tienen en la bici la excusa perfecta para librarse de su mujer los domingos por la mañana, como mi compañero de trabajo que va a la oficina 12-14 horas diarias para «a ver si cuando llegue mi mujer está ya acostá». Él es un adán, no vale pa ná, es ceporro pa las labores manuales y pal campo tampoco sirve, no va a ir a ningún lao ya. Cómo funde el dinero esta gente, no sé cómo se las apañan, pero él no tiene muchos vicios y nunca tienen ni un duro, mira, su mujer lo ha tenido toda la semana sin almorzar y sin tabaco, lo lleva más recto que una vela. No, a la máquina no le eches esta noche, que ha venido Cuchi y se ha llevao un premio gordo, así que ahora está fría y no va a dar ni una perra. Venga, que os invito a comer con los 50 euros que me gané el sábado pasado instalando el Windows 7.

Sayonara Renfe!

Recuerdo cuando te conocí; aquel viernes de octubre del año 2001 en un trayecto Albacete-Ciudad Real. Fue la primera vez que sentí la sensación de estar contigo, y, aunque se me emborronan los recuerdos, sé que me sentía responsable en mi soledad e ilusionado en el destino. Como no conocía tus otros vestidos, ese de regional pensé que te sentaba de fábula, cómodo y pragmático.

Desde entonces han pasado muchos años y muchos más viajes a lo largo de la península. No tengo demasiadas quejas de tu comportamiento y, de hecho, conozco a gente mucho más impuntual que despotrica de tus tiempos. Si bien no puedes compararte con tu homóloga alemana o austriaca, tengo claro que a la italiana la dejas a la altura del betún, aunque todos sabemos que las comparaciones son odiosas.

Mirando atrás recuerdo muchos momentos, sobre todo de reflexión, mirando por la ventanilla con la cabeza reposando en el cristal -frío- y la mirada desubicada. Eres un buen lugar de reflexión porque llevas hacia algún sitio y, por tanto, la mente dibuja el destino y el objetivo, o se vuelve, lo que conduce a la sedimentación de lo vivido o trabajado. Recuerdo los nervios aquella vez que me llevaste a Málaga y no tenía a nadie esperando, el móvil sin cobertura, el alojamiento en lugar desconocido, los bolsillos vacíos de monedas, y era de noche. Ese viaje se hizo interminable. Pero como eres condescendiente, a la vuelta me colocaste junto a una guapísima culiparda que compensó el tiempo del viaje de ida. Recuerdo también aquel día que me hiciste dar una vuelta por la península hasta alcanzar mi objetivo, pero incluso en esa ocasión fuiste indulgente conmigo y me permitiste disfrutar de La maldición del escorpión de Jade. O aquel largo viaje a Mieres, esta vez acompañado, en el que descubrí que llevabas otro pasajero que también leía El gaucho insufrible, curioso.

Luego llegó tu época más lustrosa, más veloz, quizá menos romántica. Supongo que tu velocidad es signo de los tiempos que corren, tan urgentes, tan en línea recta. Pero incluso ahora das lugar a algún descubrimiento, como cuando aquella señora nos explicó quién era la diosa Kali en el hinduismo, nosotros que sólo la conocíamos por jugar al Munchkin. O como cuando aquella chica me explicó lo que significaban para ella escritores tan distantes como Dan Brown y Hermann Hesse.

Supongo que echaré en falta la incertidumbre del compañero de asiento, pero me temo que a partir de ahora me verás mucho menos. Sayonara Renfe!

Spanish Odyssey

El coordinador del grupo de investigación te dice que tienes que conseguir un certificado y te remite al director del departamento de la universidad. De ahí a la secretaria de Antonia Quintanilla, la cual a su vez te pasa con el responsable de profesorado, que no tiene ni idea y pasa la pelota a la coordinación de conferenciantes, quien por fin te dice que necesitas hablar con el gerente del campus, pero el secretario del gerente dice que no sabe quién debe firmar el certificado. Le preguntaré a mi madre, quizá ella lo sepa. No te jode.

P.S. Y lo más preocupante es que esta gymkhana terminó mal, con un «no se puede hacer eso».

Cooperación al Desarrollo en tiempos de crisis

Ingeniería Sin Fronteras organiza los días 3 y 4 de marzo un Curso de Cooperación al Desarrollo desde la Ingeniería en Ciudad Real en el que se realizará un breve repaso a conceptos clave de la Cooperación al Desarrollo y la Tecnología para el Desarrollo Humano. El programa del curso se puede descargar aquí y el cartel del curso se puede ver aquí:

Surcos

No vives de lo que está almacenado en ti, sino de lo que transformas.
[Antoine Saint-Exupery, Ciudadela]

Gracias por darme a conocer esta pintura (L’homme à la houe, Jean François Millet). No sé qué tiene pero consigue absorberme, siento una gran empatía por ese hombre. No pienso cuando lo observo, sino lo siento, ese surco sinuoso tan sudado, esa boca abierta exhausta, el peso del cuerpo sobre el azadón. Me duelen los riñones viendo este cuadro pero no puedo dejar de mirarlo.

P.S.Por lo visto, el poeta Edwin Markham escribió un poema basado en esta pintura que he encontrado por aquí.

Hope, Hope, Hope

¿Alguien no sabe que Barack Obama entra mañana a vivir en su nueva casa? Una casa un tanto peculiar porque no hay que pagar alquiler ni hipoteca y tiene un despacho conocido como Despacho Oval desde el cual uno puede dirigir el mundo cual Charlie Chaplin en aquella famosa escena de El gran dictador. Y conste, por descontado, que no pretendo llamar dictador a Obama. Dada la popularidad que se ha granjeado y las expectativas que ha levantado, nadie en su sano juicio sería capaz de alzar alguna crítica al flamante nuevo presidente de EEUU. Durante un largo año ha abarrotado portadas constantemente. Más diría: su supuesto «carisma» ha sido capaz de hacernos olvidar en poco tiempo a Hillary Clinton y a John McCain a pesar de la insistencia de los medios de comunicación. ¡Ya nadie recuerda la feroz batalla que libró Obama con Hillary!

Y todo eso, ¿tiene alguna explicación? Supongo que reducir a una ecuación esta cuestión conlleva simplificar el debate y despreciar muchos factores que intervienen en el asunto, sin embargo, diría que hay un motivo fundamental: si los medios de comunicación han conseguido que lleguemos a hartarnos de Obama a base de titulares y promesas es porque creen que la gente necesita un nuevo Mesías. La gran esperanza negra, lo llaman. Un presidente «diferente» encargado de afrontar un mundo «diferente» del hasta ahora vivido, por muchas y evidentes razones. Quizá las esperanzas vertidas en Obama sean desproporcionadas dada la situación actual del mundo, pero precisamente ahí radica el quid de la cuestión. La gran mayoría de la gente que vive en países megadesarrollados, y por ende en crisis, necesita esperanza: esperanza en que se resuelva la situación económica, en que se limpie la imagen de un país los de dentro y en mejorar la visión de dicho país los de fuera, en controlar el terrorismo. Y el resto del mundo contempla a Obama como a alguien cercano que les inspira una gran ilusión en un nuevo mundo.

Quiera el destino que me equivoque, pero creo que esa ilusión es infundada, que está más bien soportada por la necesidad actual de un icono que sirva de ejemplo de esperanza, la desesperada búsqueda de un motivo político en el que creer. Espero que Obama sea capaz a partir de mañana de tomar las decisiones adecuadas que no defrauden las expectativas. Yes, you can?

Madrid, marea bicolor

Atasco o elogio del Beatus Ille.

A mí una pobrecilla
mesa de amable paz bien abastada
me basta, y la vajilla
de fino oro labrada,
sea de quien la mar no teme airada.

Y mientras miserable-
mente se están los otros abrasando
con sed insaciable
del peligroso mando,
tendido yo a la sombra esté cantando.

A la sombra tendido,
de hiedra y lauro eterno coronado,
puesto el atento oído
al son dulce acordado
del plectro sabiamente meneado.

[Fray Luis de León, Vida retirada]