¿Por qué leer?

Porque leer es algo más que una afición o un entretenimiento; como respirar, es una de nuestras funciones esenciales. Como dice el filósofo toledano José Antonio Marina, privarse de la lectura coarta el conocimiento y nos empobrece, al mismo tiempo que nos hace menos inmunes a la estupidez y el fundamentalismo, por ende nos convierte en presas fáciles de la consigna, del eslogan publicitario. Al fin y al cabo, en meras marionetas de los manipuladores medios de comunicación.

Por su parte, José María Pérez Álvarez afirma que fue aprendiendo lo poco que sabía por las novelas, por los libros que le abrieron los ojos; que existían el amor y la amistad, el rencor y la nostalgia, el miedo y la melancolía, pero sólo cuando esas pasiones estuvieron reflejadas en las páginas de un libro comprendió la exactitud de su existencia. Y es que aprender a comunicarse con eficiencia y a expresar sentimientos con fidelidad requiere en gran medida de la capacidad de expresión, y ésta de páginas y páginas de lectura. La lectura fortalece los pilares del puente a la comunicación y esquiva los malentendidos dado que incrementa la capacidad de argumentar y de atender a argumentos.

Por si todo esto se calculase insuficiente, el libro permite conocer los valores, los saberes y, en definitiva, el imaginario de la humanidad. El libro abriga, que diría el recientemente fallecido Francisco Umbral. Abriga si hace frío, y si no, entretiene, descubre, en última instancia, enseña. Como colofón, la opinión de Lorenzo Silva al respecto: “no leyendo sabemos menos, podemos expresar menos, podemos pensar menos. O sea: somos menos”.

P.S. Fragmento de un artículo que escribí hace años para una revistilla culiparda que rescato ahora para dedicarlo a los Nirtos. Por no conocer el secreto de la lectura y ser felices en su hercúlea ignorancia.

Veredicto del Concurso de Camisetas…

Tras las votaciones recogidas de los participantes en el Concurso de Diseño de Camisetas para conmemorar el Milésimo Cumpledías de este rincón, se obtienen los siguientes resultados:

Modelo 7 -> 28 puntos
Modelo 17 -> 25 puntos
Modelo 19 -> 21 puntos
Modelo 18 -> 16 puntos
Modelo 3 -> 16 puntos

Además, recopilando opiniones a través del blog y de facebook de gente que no ha participado, algunos modelos suman puntos adicionales:

Modelo 17 -> 4 votos
Modelo 15 -> 3 votos
Modelo 18 -> 3 votos
Modelo 19 -> 3 votos
Modelo 7 -> 1 voto
Modelo 20 -> 1 voto
Modelo 16 -> 1 voto

No obstante, si algunos diseños repetidos se hubiesen fusionado para evitar la dispersión de los votos a su favor, entonces los resultados serían:

Modelo 18-19 -> 37 puntos
Modelo 7 -> 28 puntos
Modelo 17 -> 25 puntos
Modelo 1-2-3 -> 24 puntos

Por tanto, el Jurado ha decidido declarar ganadores del concurso a los tres diseños que más puntuación han recibido:


Diseño 17 :: unascosasyotras.blogsome.com
Diseño 7 :: anónimo
Diseño 18 :: eltercero.net

P.S. Dado que hay tres ganadores, la camiseta final que se imprimirá se generará como combinación de los tres modelos (o de al menos dos de ellos). Cualquiera de los participantes puede ahora sumarse al proceso de generación de la camiseta final si se pone en contacto por correo electrónico para solicitar los archivos fuente.

Milésimo Cumpledías

Dentro de menos de dos meses, este minúsculo rincón de la Red de Redes cumplirá el hito de sobrevivir durante mil días. Nació allá por mayo del 2008 y yo no habría apostado a favor, por supuesto, experiencias anteriores habían caducado muy pronto y las estadísticas dicen que la mayoría de los blogs mueren con menos de un año de edad. Para celebrarlo, me gustaría lanzar un concurso en el blog para celebrar el milésimo cumpledías (30enero2011) de kyezitri.es, copiando la idea que tuvo hace siglos eltercero en su tercer aniversario. ¿Y en qué consiste el concurso? En un Concurso de Diseño de Camisetas de temática libre.

¿Quieres participar? Tan sólo tienes que diseñar un modelo de camiseta de cualquier estilo, aunque se valorará positivamente que incluya alguna referencia al blog (por ejemplo, al título). No importa que no seas un excelente diseñador gráfico (o diseñadora) porque tendrá en cuenta la idea original por encima del resultado final. Además, se deja a elección de cada propuesta el color de la camiseta y los dos colores que se utilizarán para la serigrafía (o dos colores por una cara o un color por delante y otro color por detrás). Cada participante, además, podrá presentar hasta 4 propuestas diferentes a través de correo electrónico (kyezitri@gmail.com) hasta el día 14 de enero de 2011.

¿Cuál es el premio? Sólo por participar, una camiseta con el diseño de la opción ganadora, siempre y cuándo al menos uno de tus diseños cumpla un criterio mínimo de estilo. Y si tu propuesta es la elegida, entonces conseguirás un regalo especial que se desvelará próximamente.

P.S. Para cualquier duda podéis enviar un e-mail o poner un comentario en el blog.

El Premio Nobel de Física con Jennifer Aniston

Always impressive - Grand Canyon
La investigación según Novoselov: el Gran Cañón del Colorado.

El otro día, en la cafetería de la Escuela de Informática, un profesor me comentó que a un joven ruso de 36 años le habían dado el Premio Nobel de Física por coger láminas de grafito pertenecientes a un lápiz con celo. Que me disculpe dicho profesor pero no le creí lo más mínimo, ni que con 36 años se pudiese ganar un Nobel ni que fuese por ese motivo. Además, siempre he desconfiado de todas las personas del Este, igual rusos que húngaros o lituanos, desde que una mujer polaca se me cayó encima cuando dormía con inocentes catorce años.

Juan Pablo, que así se llama el profesor, también me comentó que con ese método tan de andar por casa el investigador ruso había descubierto el grafeno, un nuevo material que consiste en una lámina de carbono (inciso: el grafito de los lápices es un material compuesto exclusivamente de carbono, como el diamante) de un átomo de grosor y con unas propiedades fabulosas: es ligero como la fibra de carbono pero más flexible, su conductividad es excelente, es casi transparente, etc.

Ahora ya sé, gracias a estos imprescindibles reportajes, que el investigador se llama Konstantin Novoselov y que gracias al grafeno se podrían desarrollar iPads flexibles para ser guardados en el bolsillo. ¿Y qué es para Novoselov la investigación? «Imagine que está recorriendo el Gran Cañón de Colorado o un sitio así de bonito en España, o en Canadá… El paisaje que se le va apareciendo ante los ojos es grandioso y uno sigue avanzando convencido de que un poco más allá habrá otro panorama más estupendo aún. Tienes que trabajar duro para avanzar, pero lo haces porque esperas encontrar algo magnífico, interesante. Esta es la mejor comparación con la investigación.» Claro, así debe ser estimulante investigar, no si se piensa en los términos que otro profesor que tuve en la carrera: «la investigación es una habitación oscura, muy oscura, y el trabajo del investigador consiste en ser muy metódico para ir recorriendo todos los rincones de la pared en busca de un interruptor.»

Qué curioso que el compañero de laboratorio de Novoselov triunfase en su día en los igNobel por su trabajo haciendo levitar a ranas vivas sobre un campo electromagnético. Supongo que la ciencia creativa está muy cerca de la investigación puntera, tan maniatada en algunas ocasiones.

En cualquier caso me parece mucho más interesante hacer levitar ranas o crear diamantes a partir de tequila que conocer el estado depresivo en el que ha caído el perro de Jennifer Aniston.

Metasueños


Fotograma de Waking Life, 2001.

La culpa debe ser de Waking Life y Origen, dos películas que juegan con los sueños, con la indivisibilidad entre lo real y lo onírico. Ambas plantean cuestiones metafísicas a través de metasueños y hacen que te pellizques un dedo para comprobar que, al menos, tú estás en el cine y eres sensible al tacto.

Supongo que ambas películas arrinconaron a mi subconsciente, tan indefenso un sábado por la noche, y se hicieron notar en un sueño dentro de un sueño. Yo estaba soñando y me creía consciente, como nos suele suceder en fases profundas del sueño. No sé cómo ni por qué alguien me hizo una proposición: «eres libre de soñar lo que quieras, ¡lo que quieras!, así que cierra los ojos e imagina; ya me encargaré yo de transportarte a tu sueño para que tengas sensaciones reales». Era algo así como pasar al metasueño, al sueño dentro del sueño, o como dirían en Origen, al segundo nivel.

¿Qué hice? Busque un libro, no sé cual, y me inventé un sofá cómodo en el que tumbarme a leer. Joder. Podía haber quedado para cenar con Scarlett Johansson. Joder. Podía haber sido director de orquesta en el Concierto de Año Nuevo de Viena. Joder. Podía haber estado en un yate tomando champán y viendo mar por todos los horizontes. Joder, joder. Podía haberme teletransportado a la pelea entre Alí y Foreman al Zaire. Podía haber ganado un Príncipe de Asturias. ¿Y qué hice? ¡Sentarme a leer un libro! La sensación fue placentera, sí, pero la imaginación de mi subconsciente fracasó estrepitosamente.

El domingo tenía una sensación agridulce: dulce porque podía hacer realidad mi sueño, estaba al alcance de mi mano, y agria porque había desperdiciado una ocasión de oro para materializar un sueño. Qué paradójico.

En cualquier caso, recomendables Origen y Waking Life. Quizá esta última menos, tan cargada de monólogos trascendentales que agota al poco rato, aunque reflexiva y original por el uso de la rotoscopía. Me llamaron la atención algunos de los monólogos, como uno sobre el libre albedrío en un mundo gobernado por Dios o por las leyes físicas y uno sobre la transformación de las palabras inertes y abstractas en conceptos subjetivos. Como muestra, un botón, un comentario del conductor del coche-barco de la imagen: «Déjate llevar por la corriente. El mar no rechaza a ningún río. La idea es mantenerse en un estado de salida constante, siempre llegando. Ahorrando introducciones y despedidas. El viaje no requiere una explicación, sólo pasajeros. Ahí es donde entráis vosotros. Como si vinieras al mundo con una caja de lápices de colores. Tu caja puede ser de 8, puedes tener la de 16. Pero lo importante es lo que haces con los colores que te dan. No te preocupes si coloreas dentro o fuera de las líneas. Yo digo: colorea fuera de las líneas. ¡Colorea fuera de la página! No te limites. Estamos en movimiento con el océano. No estamos sin salida al mar, os digo eso.»

Apagado o fuera de cobertura

Carmona

En Carmona, el pueblo de la foto, por donde pasamos a mediados de agosto, no creo que hubiese cobertura. Era como una aldea anclada en el pasado en la que sólo vimos a un abuelete que se dedicaba a tallar utensilios de cocina como tenedores o cucharas en madera y que apenas hablaba castellano. Supongo que el Gobierno de Cantabria subvencionará ese estado de perpetuo anquilosamiento, ese dejar de lado la civilización frenética de un poco más allá con el objetivo de potenciar el turismo rural, porque todo el pueblo parecía un decorado perfecto de película, sin ningún elemento discordante. Una cabra se alzaba con gracia, y éxito, sobre las hojas más bajas de un arbolito. Las niebla se palpaba y jugaba a contrastes divertidos con el verde intenso de los praus circundantes.

Y bueno, quizá es mejor que termine el verano, porque con cuarenta grados el saxo de Charlie Parker ahoga y casi se echan de menos las tardes de lluvia y frío y merienda y música con los graves altos. El verano es más para Iniesta, que se merece el oro de balón, y para el barquero, que si la desembarca buen desembarcador será.

Agosto no es para pensar. Y 2666 me ha dado la excusa perfecta para ello, y por tanto para no escribir en el blog durante todo el mes: «La lectura es placer y alegría de estar vivo o tristeza de estar vivo y sobre todo es conocimiento y preguntas. La escritura, en cambio, suele ser vacío.» Ni un reproche a Bolaño. Ya hablaremos otro día de 2666, aunque la mejor definición la da el propio Bolaño en una especie de párrafo metaliterario en el que podría referirse a su propia obra póstuma, mastodóntica, experimental:

El farmaceútico escogía “La metamorfosis” en lugar de “El proceso”, escogía “Bartleby” en lugar de “Moby Dick” y “Un cuento de Navidad” en lugar de “Historia de dos ciudades”. Qué triste paradoja, pensó Amalfitano. Ya ni los farmaceúticos ilustrados se atreven con las grandes obras, imperfectas, torrenciales, las que abren camino en lo desconocido. Escogen los ejercicios perfectos de los grandes maestros. O lo que es lo mismo: quieren ver a los grandes maestros en sesiones de esgrima de entrenamiento, pero no quieren saber nada de los combates de verdad, en donde los grandes maestros luchan contra aquello, ese aquello que nos atemoriza a todos, ese aquello que acoquina y encacha, y hay sangre y heridas mortales y fetidez.

Y hablando de 2666 y del verano, viene al pelo la cita de Baudelaire que encabeza la novela: «Un oasis de horror en medio de un desierto de aburrimiento», ese horror al abrir el apartamento sin aire acondicionado en Benidorm con un cargamento de niños y ese aburrimiento en mitad de una playa abarrotada y solitaria en la que el sol duele a poco que uno lea o juegue con las palas o se entretenga con la PSP.

Mi horror. El sms de móvil que con más cariño guardo del verano dicta un escueto y triste «eres tonto?!». Y estoy casi seguro. Mi aburrimiento. En uno de esos ratos de tedio de las eternas noches de agosto aprendí todos los decimales que mostraba el iPhone del número pi: 3,141592653589793. Y porque no había más. Sólo quedaban las estrellas. Sólo quedaban las luciérnagas brillando en La Pesquera y el canto de los grillos y la marmita hecha pedazos sobre el asfalto de La Recortá.

La estabilidad del caos

El desequilibrio, por definición, es perfecto, estable hasta la desesperación. Pero bueno, eso ya lo estudiábamos en termodinámica, todo sistema tiende al caos. Parece muy poético, pero más bien es un desastre, y nunca mejor dicho.

La tendencia infinita al caos me recuerda a N. No era un habitante usual de este mundo, sino más bien un espectador, un supervisor. Intentaba controlar que todo a su alrededor fluyese del modo correcto. Era feliz cuando veía todos los elementos de los sistemas (léase individuos y sus circunstancias) de su alrededor en armonía, como un gran ecosistema bien engranado. Le desesperaba la incertidumbre. Para ella el mundo era un sistema en el que cada uno giraba de forma individual, a lo suyo, inconsciente de su posición global dentro del todo, pero ocupado de manterse en su órbita particular; y ella se consideraba la encargada de mantener ese frágil equilibrio, como si tuviese que mantener cientos de platos girando alrededor de largas varillas de madera y tuviese que correr de un lado a otro cuando cada plato perdía velocidad.

Ella era consciente de que el equilibrio era frágil, pero luchaba por mantenerlo, de ello dependía su satisfacción personal. Era sensata y sabía que hacía falta una gran concentración para que cada decisión fuese la correcta, desde dar un paso y no tropezarse con la acera hasta llamar a una amiga y no equivocarse en el nombre o pagar una copa y devolver bien el cambio. Sabía que era utópico mantener la estabilidad, pero su inconsciente luchaba por apresarla.

Un día conoció a un chico que la desoriento por completo, tanto que le repetía a menudo esos versos mágicos de Aute «no temas si me matas, que yo sólo entiendo tus labios como espadas.»

Moleskine

Un día me compré una libretita Moleskine. Por eso de ir anotando todo lo que se me ocurriese, como si las ideas que me asaltasen fuesen brillantes y supusiera una gran pérdida para la humanidad que no las materializase, ingenuo de mí. Eso fue hace algunos años y supongo que pensé en la libretita como el carné de acceso al club vip de la intelectualidad, un pacto tácito y ridículo. Sólo escribí en ella una vez y, cuando lo releí, vi que era una soberana estupidez, como casi todo lo que se escribe, sólo que algunas veces o no somos prudentes o somos vanidosos. Como ni tengo gafas de pasta, ni fumo con la muñeca doblada, ni anoto lo que escucho por si se ríen en el bar del pueblo al verme con una libreta, decidí regalar mi moleskine, no sin antes arrancar la página escrita, por supuesto.

Se la podía haber regalado a varias personas, pero ella fue la primera candidata con la que me tropecé, más casualidad que premeditación. No le hizo especial ilusión, no las conocía porque, aunque lectora y escritora, era pobre y en la universidad se gasta el dinero en vino y cine antes que en libretas. No sé para qué la usaré, dijo, pero intentaré tratarla con cariño por ser un regalo. Bueno, contesté, al menos como agenda te puede servir, es manejable. A cambio me regaló un casete. Lástima que yo ya tuviese ordenador y discman.

Ahora la he recibido por correos, ya la había olvidado, la libreta. Habían arrancado otras dos páginas. La siguiente estaba en blanco. En la siguiente había tres series de rayitas verticales alineadas; al principio de cada serie, dos letras: LC, VR y MR. LC tenía 12 rayitas, VR 22 y MR sólo 7. No sé qué significaba. El resto de páginas estaban en blanco, excepto la penúltima, que estaba acartonada, como si hubiese estado húmeda anteriormente, donde se leía:

Era como si me despreciasen por mi aspecto físico. Era como si pensaran: a este chico no le puede gustar una pobre desgraciada sin dientes. Como si los dientes tuvieran algo que ver con el amor.