I+D+i

No es inusual escuchar a Zapatero decir una cosa y, al día siguiente, la contraria. Pero lo habitual es tener que soportar sus discursos y comentarios trufados de obviedades y tópicos. Ahora le ha dado por decir que la innovación es la receta para luchar contra la crisis, como si pasar de un país que hace ladrillos a otro que fabrica circuitos integrados se hiciera en cinco minutos. La insoportable levedad de Zapatero ha contagiado al Gobierno y al país.

[Pedro G. Cuartango, en su blog]

¿Qué es innovación?, dices mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul.
¿Qué es innovación? ¿Y tú me lo preguntas?
Innovación… eres tú.

El improbable fracaso del mal

Qué pocas voces críticas con El Sistema se oían hace dos o tres años. Todo iba de puta madre, viento en popa a toda vela, montañas de dinero por doquier. Un orgásmico carpe diem con lluvia dorada -de oro- para todo aquel que emprendía un negocio, especialmente en sectores como el inmobiliario o la hostelería. A nadie le importaba que se destapasen casos de corrupción en ayuntamientos, ni que las mafias moviesen más dinero que ellos jugando a vender droga, mujeres e inmigrantes. Qué pocos ahondaban en cuestiones metafísicas cuando estaba el bolsillo lleno: de la capa, un sayo.

Y ahora, cuando llega la desgracia, abundan las manifestaciones culturales que se preocupan por El Estado De La Cuestión, por analizar los engranajes de la sociedad actual y buscar los tres pies a un gato que tiene cinco. Tienen éxito documentales como Zeitgeist Addendum, que insiste en lo insignificantes que somos cada uno de nosotros para el devenir del mundo y lo poco que importamos a todos Aquellos Que Dirigen El Timón. También triunfan películas como The International, de la que el crítico de cine Carlos Boyero dice que:

Una película que habla con aceptable lucidez de los auténticos malos, de los que siempre disponen de escandalosos privilegios a costa de lo que sea, de los reyes de un sistema hecho a su medida y en el que los poderosos lacayos se encargan de hacerlo invulnerable. O sea, habla de los banqueros, de los que tendrán permanentemente a la gente endeudada con ellos y que fabrican un código regido exclusivamente por un término denominado ganancias […]. Hasta el más tonto sabe que las administran los villanos, pero las ficciones siguen empeñadas en hacer grandes taquillas tranquilizando al público con el improbable fracaso del mal.

Lógica poco aplastante

Premisa 1: Hay crisis económica porque ha coincidido una época de recesión global con el pinchazo de la burbuja inmobiliaria. Nos hemos acostumbrado en poco tiempo a escuchar a todas horas términos económicos: falta de liquidez (¿antes el dinero era de humo?), tipos de interés (el famoso Euríbor), deflación (bajada de precios, ¿en serio?), hipotecas «basura» (más riesgo, luego más intereses, luego más beneficios para el banco), Madoff (un espabilao), inversiones ciegas (ea, que sobraba dinero), ambición descontrolada (borrachera de dinero), falta de confianza en el mercado (ahora la economía es un estado de ánimo), y un sinfín de cosejas por el estilo.

Premisa 2: Un gobierno democrático tiene el deber, no el deber, sino la obligación, de velar por los intereses de los ciudadanos a los que gobierna. A simple vista, en el tema de la crisis, el objetivo concreto debe ser combatir el paro, asunto que nuestro Presidente comenta de forma íntima con su consorte antes de dormir.

Corolario 1: De las Premisas 1 y 2 se deduce que el gobierno español elabora un conjunto de medidas para combatir la crisis. Entre ellas, el fomento de la inversión en obras públicas y la inyección de liquidez masiva a la banca para animar el mercado favoreciendo la facilidad de crédito. Se habla de 50.000 millones de euros, que es una cantidad que no se puede contar, que irá destinada a los bancos para que éstos acepten tus propuestas de crédito.

Corolario 2: De la Premisa 1 se deduce que se reduce de manera notable el ritmo de préstamos en los bancos: ahora no le dan un crédito a nadie. Si te han dado un préstamo, hipotecario por ejemplo, o eres muy muy solvente o tendrás que pagar unos intereses muy muy elevados.

Corolario 3: Del Corolario 2 se deduce que el beneficio de los bancos se reduce porque si conceden menos créditos, ganarán menos dinero. Al fin y al cabo, simplificando, el modelo de negocio de los bancos se basa en ganar dinero a través de los intereses que cobran.

Premisa 3: Los grandes bancos presentan sus resultados del 2008 y son asombrosamente buenos. El Santader gana 8.876 millones de euros, que es una cantidad que tampoco se puede medir, y el BBVA otros cuantos millones.

Pregunta 1: ¿Cómo puede ligarse la Premisa 3 con el Corolario 3?

Pregunta 2: ¿Para qué se van a utilizar los 50.000 millones de euros que el Gobierno va a inyectar a los bancos?

Void

He estado cinco minutos pensando en escribir un post. Se me han pasado varias ideas por la cabeza: hablar de esa gran joya del cine que es ¡Qué verde era mi valle!, comentar algo del curioso documental Zeitgeist (y de su continuación, más interesante y menos demagago, Zeitgeist Addendum) o escribir un relato acerca de unas dulcísimas cerezas difíciles de conseguir. Incluso he coqueteado con el centenario de Poe y esa leyenda que cuenta que cada 19 de enero alguien deposita sobre su tumba tres rosas y una botella de cognac, semivacía, claro. Sin embargo, creo que poco puedo añadir a lo que ya han dicho tantos escritores, filósofos, periodistas, historiadores o poetas a lo largo de la historia, máxime repasando la ingente cantidad de blogs y opiniones que se vierten hoy en día en internet. Me abruma la cantidad de información y me aturde pensar que en algún rincón del ciberespacio escribe alguien con capacidad de estimular sensaciones profundas. Porque es probable que lo haya. Entonces, ¿no sería un acto de extrema egolatría escribir opiniones raquíticas, relatos planos, críticas ligeras o noticias repetidas motivados exclusivamente por la libertad de expresión que nos proporcina Internet?

Hope, Hope, Hope

¿Alguien no sabe que Barack Obama entra mañana a vivir en su nueva casa? Una casa un tanto peculiar porque no hay que pagar alquiler ni hipoteca y tiene un despacho conocido como Despacho Oval desde el cual uno puede dirigir el mundo cual Charlie Chaplin en aquella famosa escena de El gran dictador. Y conste, por descontado, que no pretendo llamar dictador a Obama. Dada la popularidad que se ha granjeado y las expectativas que ha levantado, nadie en su sano juicio sería capaz de alzar alguna crítica al flamante nuevo presidente de EEUU. Durante un largo año ha abarrotado portadas constantemente. Más diría: su supuesto «carisma» ha sido capaz de hacernos olvidar en poco tiempo a Hillary Clinton y a John McCain a pesar de la insistencia de los medios de comunicación. ¡Ya nadie recuerda la feroz batalla que libró Obama con Hillary!

Y todo eso, ¿tiene alguna explicación? Supongo que reducir a una ecuación esta cuestión conlleva simplificar el debate y despreciar muchos factores que intervienen en el asunto, sin embargo, diría que hay un motivo fundamental: si los medios de comunicación han conseguido que lleguemos a hartarnos de Obama a base de titulares y promesas es porque creen que la gente necesita un nuevo Mesías. La gran esperanza negra, lo llaman. Un presidente «diferente» encargado de afrontar un mundo «diferente» del hasta ahora vivido, por muchas y evidentes razones. Quizá las esperanzas vertidas en Obama sean desproporcionadas dada la situación actual del mundo, pero precisamente ahí radica el quid de la cuestión. La gran mayoría de la gente que vive en países megadesarrollados, y por ende en crisis, necesita esperanza: esperanza en que se resuelva la situación económica, en que se limpie la imagen de un país los de dentro y en mejorar la visión de dicho país los de fuera, en controlar el terrorismo. Y el resto del mundo contempla a Obama como a alguien cercano que les inspira una gran ilusión en un nuevo mundo.

Quiera el destino que me equivoque, pero creo que esa ilusión es infundada, que está más bien soportada por la necesidad actual de un icono que sirva de ejemplo de esperanza, la desesperada búsqueda de un motivo político en el que creer. Espero que Obama sea capaz a partir de mañana de tomar las decisiones adecuadas que no defrauden las expectativas. Yes, you can?

Una molesta sensación: San Jerónimo

San Jerónimo pensando

Le daba vueltas y más vueltas, había algo que no encajaba. Por más que se estrujase los sesos, no era capaz de asimilarlo. Un pensamiento incómodo, una china en la sandalia. Él, que había conseguido hacer algo inaudito, traducir la Biblia del hebreo al latín. Él, que había cambiado el rumbo de la Historia expandiendo la Buena Nueva. Él, que había acercado la Palabra de Dios al pueblo llano, no era capaz de comprender todavía el por qué. Había pasado mucho tiempo reflexionando acerca de la muerte, y del Dios que lo esperaría en el más allá. Sabía de sobras que tras las calaveras que lo hacían consciente de su fugacidad lo estaría esperando Dios, pero eso no lo reconfortaba. Podría enfrentarse montones de veces contra todo aquel que no compartiese sus ideas porque era un recio defensor de sus opiniones y le importaba poco que el contrincante fuese un clérigo o un hereje; en cualquier caso nadie movería los cimientos que sustentaban sus creencias, y por ende su modo de vida. Era un hombre de ideas claras, incomprendido a veces pero enérgico siempre, envidiado por unos pero respetado por todos. Se miraba en el espejo de su Biblia traducida y conseguía ver reflejadas las respuestas a los grandes interrogantes de una vida de lectura y escritura. Pero a pesar de todo, muy a pesar de todo, había algo que se escapaba a su entendimiento. Aunque hubiese aprendido de memoria los textos desde Aristóteles hasta Virgilio y desde Homero hasta Cicerón, siempre tendría una molesta sensación de incompletitud.

La Rioja en vino

La Rioja está inundado de lágrimas:
la que acera el cristal de la copa cuando el vino es bien alcohólico;
el lloro de las cepas cuando mueve la savia;
lágrima es el primer mosto en el descube…
y lágrimas de alegría cuando lo catamos.

Los riojanos saben que su nombre está inevitablemente ligado al vino; y como lo saben, lo explotan. Es curioso comprobar cómo han labrado una amplia tradición y mimo al vino utilizando para ello arados de marketing y publicidad. Venden el vino como el referente de la cultura de la región. De lo que no cabe la menor duda es que el vino constituye la base de su riqueza; no en vano, cuentan más de 400 bodegas, algunas edificadas por arquitectos de renombre como Norman Foster o Frank Gehry.

Sus bodegas y cariño en el trato al vino son dignas de elogio. La crianza del vino riojano medida en parámetros de buen trato y cuidado está muy lejos de su homónima manchega; cuando en una visita guiada a una bodega te explican la elaboración de su vino da la sensación de que elaboran un caldo tremendamente diferente al manchego. No consigo imaginarme a los temporeros de esta comarca vendimiando en cajones de 200 kilos -incluso en pequeñas cajas de 20 kilos para vinos más cuidados- y prestando delicada atención a la separación de los racimos y las hojas; como tampoco imagino que los corchos de una embotelladora local cuesten 60 céntimos la unidad o que las barricas de roble que conservan el vino se desechen después de tres temporadas porque la madera haya perdido parcialmente las características que la hacen idónea para el envejecimiento noble del vino. Huelga decir que eso en el inmenso mar de viñas de La Mancha sería inviable, del mismo modo que sería imposible el abastecimiento global si todo el vino se hiciese con tanto mimo.

Cada una de las uvas que se recogen recubiertas de las esporas de las levaduras que motivarán su fermentación, cada una de las barricas de roble americano o francés que abrigarán el caldo propiciando una simbiosis de aromas, cada una de las botellas que inconscientemente descansan en lúgubres nichos esperando su resurrección de entre los muertos, cada elemento que interviene en el proceso de elaboración del vino riojano se cuida con detalle. Y todo con un objetivo, un destino de plenitud sensorial, ese instante en el que el vino inunda el paladar del bebedor y excita todos sus sentidos en un trago equilibrado y aromático.

Y para que ese placer sea duradero, que mejor que una colección de vinos de bar en bar, por ejemplo, en la célebre Calle Laurel de Logroño. Que esos exquisitos enólogos caten sus vinos y los escupan, que mientras los demás estaremos apurando nuestros vinos, catando nuestros pinchos y saboreando conversaciones de bar. Y puede que la Calle Laurel no tenga la alegría y los precios de la Calle Elvira de Granada, ni las generosas tapas de Ciudad Real, ni la elegancia y variedad de San Sebastián, pero conjuga perfectamente los elementos que conforman un buen tapeo. En cada bar, una especialidad de tapa: cojonudos en uno, zapatillas en otro, champiñones en varios, revuelto de patatas con bacalao o chistorra en otro, chorizos a la sidra en otro, y así hasta unas decenas de bares amontonados en una estrecha calle logroñesa que merece la pena visitar. En particular, me llama la atención que no se suele pedir «un vino» o «un chato de vino», sino que lo habitual es especificar «un joven», «un crianza», «un reserva»; botón que sirve de ejemplo para ilustrar la importancia del contenido para los riojanos. Supongo que llegado este momento, es fácil recomendar La Rioja como destino turístico…

Pascual

yo, señor, no soy malo, aunque no me faltarían motivos para serlo
de hecho, si me dejas en libertad, prometería ser peor a partir de ahora.
pisotearía mis convicciones, mi moral, mis escrúpulos, mi ética.
lucharía para ser malo, malo, malo.

intentaré despojarme de las convenciones sociales y de eso tan
asquerosamente de moda llamado «lo políticamente correcto».
insultaré a esa impertinente viejecita que se cuela en la pescadería,
abofetearé a ese fanfarrón que defiende tesis despreciables,
burlaré los controles de alcoholemia y los exámenes de febrero,
esquivaré el recibo de la luz y el alquiler,
partiré la cara del político interesantón tan siempre interesado.

dijo nuestra gran Santa Teresa, que yo también sé leer,
que tan sólo desde la humildad se puede alcanzar la verdad.
¡y una mierda! desde la humildad y la bondad y la comprensión y la tolerancia
no se cosechan más que patadas en el culo, pisotones, puñaladas
y, con un poco de suerte, indiferencia.

olvidaré los nombres de los que me hicieron bien
y no subrayaré a los que me hicieron mal, serán todos iguales,
y mi comportamiento con ellos no variará en función del suyo,
esa convención es harto sencilla de imitar.
trataré con el mismo desprecio a todos, con idéntica desidia,
excepto a ti.

P.S. Versión libre del primer borrador de La familia de Pascual Duarte, aunque imagino que Camilo José me estrangularía si viese este despropósito…