Moody’s, iPhone & two blood barrels

¡Ja! Era mentira, todo eso de la sangre azul de la realeza, si acaso azul tendrán las venas en los dibujos de los libros de biología y el borde exterior de los vasos sanguíneos por los que circula sangre inevitablemente roja. El domingo me enteré de que tanto el Príncipe Felipe como la Reina Sofía comparten mi grupo sanguíneo, A positivo. Espero que en caso de accidente se arremanguen la camisa para ¿vigorizar? mi sangre. Me resultó curioso conocer este dato tan superfluo.

Otro dato, no tan baladí pero también relacionado con la Monarquía, del que me enteré el domingo fue del valor del flamante buque de asalto anfibio Juan Carlos I recién estrenado, el mayor navío de la flota española en toda su historia. Según varias fuentes, 360.000.000 euros. Sus características, veo en la Wikipedia, son fascinantes, aunque la mayoría no las entienda, como me suele suceder con la sección de economía de los periódicos. Lo que también se escapa a mis entendederas es su utilidad y el rendimiento de esa inversión.

Para inversión la de un empresario chino que ha encargado a una empresa de Ciudad Real el desarrollo de una aplicación informática que consiste en una red social sexual para iPhone orientada al mercado chino. Parece ser que allí en todas las discos y pubs hay wifi y gracias a esta red social un usuario de iPhone va a poder tener ordenadas a todas las usuarias en un radio de distancia determinado en función de tu afinidad con ellas a través de un perfil de gustos y aficiones. Parece ciencia-ficción y el colmo de la apatía e insensibilidad. Más aún, el iPhone vibrará cuando su propietario pase junto a un potencial ligue que tenga la aplicación activa.

Y mientras China importa conocimiento español y compra deuda griega, Moody’s rebaja la calificación de la deuda española de AAA a AA1, que no son tipos de pilas alcalinas, sino tres letras con un enorme potencial económico. Pronto China también comprará deuda española, que es casi como decir que China comprará España y tendrá un buque anfibio de 360 millones para aparcar helicópteros.

P.S. A partir de ahora y de forma ocasional se comentará alguna noticia de actualidad o se transcribirá algún diálogo callejero o de bar para ampliar el ámbito del blog. Etiqueta actualidad.

Albañilería post-moderna o la huelga de servidores

Los humanos han descubierto los planes de las máquinas: éstas han comprendido por fin que la energía producida por los humanos no es rentable, que mantener vivos tantos cuerpos, cosecharlos y gestionar Matrix para controlarles, resulta demasiado costoso; por no hablar de lo inestables que son sus mentes. De modo que piensan sustituir esta fuente de energía por otra: la energía solar.

[Matrix Revealed, argumento filtrado no autorizado]

Cada vez que escucho la expresión Software Factory recuerdo Matrix. Me viene a la cabeza esa escena en la que se muestran grandes urbanizaciones de nichos-incubadoras en las que las máquinas conservan a los humanos para extraer su energía vital. No la voy a buscar por la Red. Pienso en las Software Factories como mastodónticas máquinas a las que se enchufan los cerebros de los programadores (y muchas otras figuras de cargos modernos) durante ocho horas diarias. El cable de red cerebro-ordenador absorbe el conocimiento del obrero y lo aliena despiadadamente. Largas filas de cubículos con una pantalla, un teclado, un ratón, una foto con sus dos hijos, un calendario con los días pasados bien tachados, un paquete de chicles. ¿Probablemente el trabajo intelectual peor pagado? Y esa venta de horas vitales prostituyendo el conocimiento.

Conste que esta imagen tan descorazonadora quizá no haga justicia a la realidad, pero coincide con la descripción que algunos programadores me han transmitido de sus grandes empresas multinacionales. Me acuerdo en estos momentos de este Matrix informático y post-moderno por coincidencia con una huelga general que comienza mañana y aspira a detener el engranaje económico del país durante un día (sic). Me abstengo de mancillar el blog expresando una opinión política todavía más descorazonadora que la del párrafo anterior.

Y los androides no sé si soñarán con ovejas eléctricas, pero yo esta noche soñaré con una huelga de servidores. Soñaré con un día en el que todos los informáticos a cargo de grandes servidores pulsen el botón de OFF y éstos se detengan durante 24 horas. Un día sin bancos, sin llamadas telefónicas, sin correo electrónico. Un día sin facebook, sin tuenti, sin messenger. Un día sin Wall Street, sin Telefónica, sin BBVA, sin especulación.

P.S. Matrix Revealed, según he descubierto esta tarde, es la cuarta parte de la saga Matrix; se supone que la rodaron junto a Revolutions y Reloaded, pero nadie lo sabe a ciencia cierta y quizá sólo sean especulaciones de foros especializados.

Sócrates juega al póker

Sócrates es homosexual, de eso no cabe la menor duda, y como Sócrates es un hombre, entonces se deduce que todos los hombres somos maricones. Pero sucede que yo no soy Sócrates, de lo que se desprende que no soy hombre. No creo en los silogismos, como tampoco creo en las inferencias lógicas, porque entonces no se debería cumplir que cuanto más te quiero peor me tratas y cuando más te ignoro más me persigues. No tiene explicación que me digas que sí cuando dices que no, que montes en cólera después de cinco días contigo si no te miro dos minutos, que me llames desesperadamente si me olvido de ti dos semanas, que me odies si hago que te tiemblen las piernas y que me abraces si te confieso que me gasté el dinero que me prestaste en la tragaperras. Que no quiero que me retes a otra partida de póker en la que tienes las cartas marcadas. Ya me la ingeniaré para espiar lo prohibido con mis cinco naipes.

Una mujer con tacones

Si los tacones te hacen perder la perspectiva del mundo
a ras de suelo, y no miras, sino que sugieres.
Si cuando sonríes es por obligación, o justificas un fin
y cuando miras lo haces por encima del hombro.

Si el rímel te emborrona la visión de la realidad.
Si buscas más envidia que la que te tienen
y no engañada, engañas.

Si no eres buena, y no finges ser mejor de lo que eres,
si al hablar exageras lo que quieres
y no propones sino que exiges.

Si provocas, y no intentas agradar,
si al andar te yergues y avanzas el pecho
y agilizas los tacones, y besas el aire.

Si tu cuenta pasó ya del treinta y siete,
si sólo sonríes para hacer fruncir el ceño
y no te rebajas a pesar del sofismo del orbe encanallado.

Si nunca arriesgas ni te llenas de alegría
porque tus apuestas siempre se sellan sobre seguro
y no te lanzas a la pelea, sino que la gozas
sin importarte las secuelas de los demás.

Muchos de los de esta tierra serán de tu dominio,
y mucho mas aún,
serás una femme fatale, hija mía.

Apagado o fuera de cobertura

Carmona

En Carmona, el pueblo de la foto, por donde pasamos a mediados de agosto, no creo que hubiese cobertura. Era como una aldea anclada en el pasado en la que sólo vimos a un abuelete que se dedicaba a tallar utensilios de cocina como tenedores o cucharas en madera y que apenas hablaba castellano. Supongo que el Gobierno de Cantabria subvencionará ese estado de perpetuo anquilosamiento, ese dejar de lado la civilización frenética de un poco más allá con el objetivo de potenciar el turismo rural, porque todo el pueblo parecía un decorado perfecto de película, sin ningún elemento discordante. Una cabra se alzaba con gracia, y éxito, sobre las hojas más bajas de un arbolito. Las niebla se palpaba y jugaba a contrastes divertidos con el verde intenso de los praus circundantes.

Y bueno, quizá es mejor que termine el verano, porque con cuarenta grados el saxo de Charlie Parker ahoga y casi se echan de menos las tardes de lluvia y frío y merienda y música con los graves altos. El verano es más para Iniesta, que se merece el oro de balón, y para el barquero, que si la desembarca buen desembarcador será.

Agosto no es para pensar. Y 2666 me ha dado la excusa perfecta para ello, y por tanto para no escribir en el blog durante todo el mes: «La lectura es placer y alegría de estar vivo o tristeza de estar vivo y sobre todo es conocimiento y preguntas. La escritura, en cambio, suele ser vacío.» Ni un reproche a Bolaño. Ya hablaremos otro día de 2666, aunque la mejor definición la da el propio Bolaño en una especie de párrafo metaliterario en el que podría referirse a su propia obra póstuma, mastodóntica, experimental:

El farmaceútico escogía “La metamorfosis” en lugar de “El proceso”, escogía “Bartleby” en lugar de “Moby Dick” y “Un cuento de Navidad” en lugar de “Historia de dos ciudades”. Qué triste paradoja, pensó Amalfitano. Ya ni los farmaceúticos ilustrados se atreven con las grandes obras, imperfectas, torrenciales, las que abren camino en lo desconocido. Escogen los ejercicios perfectos de los grandes maestros. O lo que es lo mismo: quieren ver a los grandes maestros en sesiones de esgrima de entrenamiento, pero no quieren saber nada de los combates de verdad, en donde los grandes maestros luchan contra aquello, ese aquello que nos atemoriza a todos, ese aquello que acoquina y encacha, y hay sangre y heridas mortales y fetidez.

Y hablando de 2666 y del verano, viene al pelo la cita de Baudelaire que encabeza la novela: «Un oasis de horror en medio de un desierto de aburrimiento», ese horror al abrir el apartamento sin aire acondicionado en Benidorm con un cargamento de niños y ese aburrimiento en mitad de una playa abarrotada y solitaria en la que el sol duele a poco que uno lea o juegue con las palas o se entretenga con la PSP.

Mi horror. El sms de móvil que con más cariño guardo del verano dicta un escueto y triste «eres tonto?!». Y estoy casi seguro. Mi aburrimiento. En uno de esos ratos de tedio de las eternas noches de agosto aprendí todos los decimales que mostraba el iPhone del número pi: 3,141592653589793. Y porque no había más. Sólo quedaban las estrellas. Sólo quedaban las luciérnagas brillando en La Pesquera y el canto de los grillos y la marmita hecha pedazos sobre el asfalto de La Recortá.

Schweinsteiger, Hauptbanhof

Alemania es una Hauptbanhof.

Suena a insulto, pero simplemente se trata del término con el que designan a las estaciones de trenes principales de cada ciudad. La primera imagen que me viene a la mente cuando pienso en Alemania es la de una larga hilera de vías de tren, montones de amasijos de hierro perfectamente alineados en paralelo, lo que se ve cada vez que te acercas a una Hauptbanhof y el tren decelera. Y ahí desembocan los trenes, en las estaciones principales, tan imponentes, generalmente espacios abiertos con grandes bóvedas, como catedrales de la globalización y la ubicuidad. Es denso el trasiego de personas de todas las edades, desde adolescentes que comen brezeln o berliner hasta personas mayores con zapatillas de deporte y pantalones de chándal pasando por serios ejecutivos que toman el tren y no los taxis o coches oficiales. Y denso es también el olor de las estaciones y andenes y vagones, debido a la familiaridad con que comen los alemanes fuera de casa y el olor de su comida, tan especiada. Da la sensación de que no haya ningún alemán fuera del tren y que todos hagan visitas a familiares o trabajen o estudien en ciudades diferentes. Lo malo es que te abroncan si hablas por el teléfono en el vagón, no les gusta que interrumpas el sonido de los raíles. Es curioso, como anécdota, que he visto más trenes de alta velocidad con retraso que regionales, como si Deutsche Bahn quisiese atenuar las injusticias que sufre la plebe con un pequeño detalle de favoritismo o como si fuese consciente de que los trayectos en regionales son más relevantes para el engranaje germano.

Schweinsteiger es una Hauptbanhof.

Suena a insulto, pero Schweinsteiger es algo así como una Hauptbanhof, un conglomerado de hierro forjado en las canteras bávaras, donde no se aprender a gambetear, sino a atornillar, soldar y tomar consciencia de la industria de cadenas de montaje de logística casi mística. Schweinsteiger es como un nudo ferroviario en el que se concentra el germen del fútbol aleman actual, origen de todos los trenes con destino la portería rival. Una estación que reparte justicia con los viajeros, agilidad de transbordo e incansables labores de distribución. Cuando sus compañeros lo encuentran, sienten el alivio del viajero cuando divisa la alta bóveda de una Hauptbanhof, saben que estéticamente podría ser más estética y atractiva pero difícilmente más funcional y sosegante.

Esperemos que mañana todos los trenes lleguen con retraso.

Entre Margarita y Sara

Encuentra las diferencias.

Recuerdo una genial cita de una peli menor de Woody, Recuerdos… «Nunca había sido capaz de enamorarme, no había encontrado a la mujer perfecta; siempre había algo malo. Y entonces conocí a Doris, una mujer maravillosa, con una gran personalidad. Pero por alguna razón, no me atraía sexualmente, no me preguntes por qué. Luego conocí a Rita, un animal, indecente, problemática. Me encantaba irme a la cama con ella, pero después siempre deseaba volver con Doris. Entonces, pensé, si pudiera poner el cerebro de Doris en el cuerpo de Rita sería maravilloso. Y pensé, ¿por qué no? Así que preparé la operación y todo fue perfectamente, cambié las personalidades e hice a Rita una mujer ardiente, dulce, sexy, maravillosa, madura… Y me enamoré de Doris.”

En realidad, este post no iba por esos derroteros, quizá una no sea tan lista, sino simplemente obstinada y trabajadora incansable, y la otra no sea tan insoportable ni problemática. Casualmente me he tropezado con ambas este finde. De Margarita Salas he leído una interesante entrevista (similar a esta) en la que se queja de que es anticonstitucional que la obligen a jubilarse; debió hacerlo hace dos años y sin embargo sigue al pie del cañón día tras día de forma loable. «Si me jubilo ahora, todos los avances que hemos realizado se quedarán huérfanos», afirma con un preclaro sentido de la justicia pero de forma tremendamente humilde. De hecho, en la entrevista parece casi lela de tan humilde e insiste en que de no haber sido por la ciencia no podría haber superado la muerte de su marido, también ciéntifico biomolecular. Y hablando de maridos y de justicia me acuerdo de Sara Carbonero. Qué injusto el trato de la prensa y con qué ensañamiento se ceban día tras día en ella como argumento feroz contra la selección española de fútbol. Qué sensacionalismo y, lo que es peor, qué seguimiento: la semana pasada tanto en El País como en El Mundo la noticia más leída estaba relacionada con ella, si no era por entrevistar al portero de la selección era por desestabilizar al equipo y provocar la derrota contra Suiza (sic). Me gustaría saber qué piensa ella y cómo mantiene la entereza; debe ser difícil que no te duelan las miradas ajenas, femeninas y masculinas, con esos ojos.

En fin, que debemos apoyar la investigación porque gracias a una patente de Margarita Salas la ciencia española ha generado más de 49 millones de euros y que no debemos pinchar en noticias web del Times acerca de Sara Carbonero.

¡Ay, zalamera!

Me cansa Saint-Exúpery por poner tantos «y» en sus textos. Me cansa Óscar Wilde por cargar de paja un puñado de frases ingeniosas. Me cansa Cortázar por querer ser tan trascendente. Me cansan sobre todo los poetas post-modernos que dicen que hoy han comido macarrones y esta mañana te han echado de menos. Me cansaría de un camino tan largo como el de Kerouac, pero también odiaría una vida contemplativa como Fray Luis. Aborrezco no poder imaginarme riendo a Camus, Kafka, Proust y Joyce jugando una partida de mus a las cuatro de la tarde en el bar.

Me cansa esta Era 2.0 en la que la comunicación es inversamente proporcional a la información. Me cansa que te inventes las reglas a mitad del juego y encima me reproches después que hago trampas. Aborrezco que salgas con paraguas cuando el cielo está despejado, que siempre tengas kleenex y nunca pierdas el tren. Y por supuesto me cansa Neruda por decir que se cansa de ser hombre y sentirme identificado.

Me cansa esa insoportable manía que tienes de esforzarte en buscar el lado miserable de cada persona, como para convencerte a ti misma de que los demás también son oscuros. ¿No puedes admitir que los demás no oculten su mezquindad? ¿qué se ofrezcan sin disfraces porque no tienen miedo a mostrarse como son? No les importa que puedas dibujar su perfil completo. Y mientras, tú, más preocupada en tapar las aristas de ti misma que te molestan que en disfrutar, o cooperar, o luchar. Malgastando tu tiempo en disimular tus miserias.

Luego dirás que te prometiste disfrutar de cada momento de tu vida, que querías que cada instante fuese intenso. Para que cada día, al levantarte, sintieses que habías aprovechado el día anterior. Dijiste que querías vivir al límite. Sólo había un problema: que hubiese futuro. No puedes lanzar un vacuo carpe diem porque el futuro existe, y aunque algunos digan que no es de nadie, sí tiene dueños.

Pero, de repente, un día se tambalean todos los cimientos. Porque hay un volcán escupiendo y provocando un gigantesco y simpático efecto mariposa, y hay un vertido de crudo en la costa norteamericana que me imagino vomitando billetes de cien dólares, y hay huelgas sangrientas en un país del primer mundo porque los funcionarios cobrarán un 16% menos. Pero parece que todo eso nos da igual.

No te imaginas cuánto me cansa ver que finges una sonrisa con educación farisea para mostrarte ante mí como la más santurrona de todas las putas del barrio.