Creo que por primera vez vamos a hacer una lista por aquí. Una lista con la docena de libros que más me han impactado o más me alegro de haber leído o, mejor, los doce libros que con más cariño guarda mi memoria a día de hoy (seguro que mañana ha cambiado alguno). En muchas ocasiones se nos pregunta por alguna recomendación y uno siempre se queda en blanco, sin saber qué proponer, escarbando en la memoria en busca de esa novela infalible. Espero que esta lista sirva al menos para tener en mente esta docena de maravillas. Allá vamos…
Libros y lugar para leerlos (febrero 2010).
12. Mortal y rosa. Paco Umbral.
Umbral en su máximo esplendor lírico y en su momento más jodido, la muerte de su hijo: «Tengo miedo, ahora, de tocar el desorden frágil y abandonado de tus juegos, hijo, porque no se me desmorone el alma y por no rectificar el azar sagrado de tu vida.» Un monólogo interior delicioso y poético acerca de toda una vida pero que, sin embargo, suele acabar hastiando a muchos lectores por su barroquismo.
Antes, cuando era un escritor joven y responsable, quería describir minuciosamente las situaciones, los lugares. Luego comprende uno que basta con dar un olor o un color. Al lector le basta. Al lector le sirve todo esto mucho más. Dice Baroja de una calle que era larga y olía a pan. Ya está. Un largo olor a pan. Para qué más. El arte descriptivo, minucioso, es pueril y pesado. El arte expresivo, expresionista, aísla rasgos y gana, no sólo en economía, sino en eficacia, porque arte es reducir las cosas a uno solo de sus rasgos, enriquecer el mundo empobreciéndole, quitarle precisión para otorgarle sugerencia.
11. El libro del desasosiego. Fernando Pessoa.
Se vende como la autobiografía de Bernardo Soares, alter ego de Pessoa, y se puede resumir como la visión del mundo del escritor portugués a través de un compendio de fragmentos, ideas, reflexiones filosóficas y anécdotas. Un libro con ideas brillantes acerca de la vida desde un punto de vista entroncado con el existencialismo más puro y deprimentemente pesimista. Si al terminar el libro eres capaz de amar este mundo y la sociedad que lo habita, entonces eres sobrehumano.
Con pequeños malentendidos con la realidad construimos las creencias y las esperanzas, y vivimos de las certezas a las que llamamos panes, como los niños pobres que juegan a ser felices.
10. Los tres mosqueteros. Alexandre Dumas.
Una novela de aventuras en toda regla, perfecta desde la concepción hasta el engranaje psíquico que mueve a cada uno de los personajes en busca de sus metas vitales. Es imposible olvidar al bruto Porthos, al delicado Aramis, al sensato Athos o al célebre D’Artagnan. Y mucho menos al cardenal Richelieu. Desde 1844 no se ha inventado otra forma mejor de divertirse.
Aún eres joven -le dijo Athos- y tus amargos momentos tienen tiempo para convertirse en dulces recuerdos.
09. Bajo las ruedas. Hermann Hesse.
Una novela que repasa la vida de un estudiante ejemplar y cuidadosamente educado. Una devastadora crítica hacia el sistema educativo y su forma de enfocar el desarrollo de una persona, vista como el sumatorio de los conocimientos adquiridos pero aislada de cualquier capacidad moral o crítica. Todavía resuenan en mi conciencia esas palabras del profesor al alumno: «esfuérzate, muchacho, si no se acaba bajo las ruedas.»
El profesor. Su deber y la misión encomendada a él por el Estado son domar y segar en el joven los toscos apetitos y las fuerzas de la naturaleza, y plantar en su lugar ideales comedidos, tranquilos y reconocidos por el Estado.
08. Cien años de soledad. Gabriel García Márquez.
El mejor exponente del realismo mágico, una historia en la que se entremezclan las vivencias de varias generaciones de habitantes de Macondo, esa ciudad ya en el imaginario colectivo, donde un personaje puede vivir cientos de años y un protagonista morir atado a un árbol como si fuese un perro en la más absoluta soledad. Combina la reflexión con una prosa de agilidad pasmosa.
Terminó por recomendarles que se cagaran en Horacio, y que en cualquier lugar en que estuvieran recordaran siempre que el pasado era mentira, que la memoria no tenía caminos de regreso, que toda primavera antigua era irrecuperable, y que el amor más desatinado y tenaz era de todos modos una verdad efímera.
07. La madre. Maximo Gorki.
Novela que narra la lucha de una madre en favor del socialismo ruso de principios del s. XX y en la que el hijo de dicha mujer se convierte en uno de los principales arietes revolucionarios de su ciudad. Este libro hace apología de un socialismo puro y utópico y resulta fundamental para entender los entresijos de las revoluciones comunistas, sus motivos y sus aspiraciones. Esta novela ha sido explotada hasta la extenuación, pero todavía conserva una lectura fresca y probablemente necesaria.
¿Hay en el mundo algún alma que no haya sido ofendida? A mí me han ultrajado tanto que estoy cansado de ofenderme. ¿Qué vas a hacer si la gente no puede proceder de otro modo? Las ofensas entorpecen el trabajo; si se detiene uno ante ellas, se pierde el tiempo en balde. ¡Así es la vida! Yo, antes, a veces me enfadaba con la gente, pero lo pensé mejor y vi que no valía la pena. Cada cual teme el golpe del vecino y trata de alumbrar la bofetada del primero. ¡La vida es así madrecita mía!
06. El extranjero. Albert Camus.
Dice tanto en tan poco. Una novelita de esas que tienen pocas páginas pero pesan como losas. El protagonista se siente al margen del mundo, de la vida, todo le parece absurdo y se siente un «extranjero» en su vida cotidiana. ¿Cómo afronta la vida alguien para quién todo es indiferente? Existencialismo crudo, crudo.
Hoy ha muerto mamá, o quizá ayer. No lo sé.
05. Crimen y castigo. Fiodor Dostoievski.
¿Quién no conoce la historia de Rodión Romanovich Raskolnikov? Ese joven estudiante ruso que comete un crimen y se debate a lo largo y lo ancho de la obra acerca de las consecuencias éticas y morales de su homicidio. Mata a una usurera, lo que irónicamente podría plantearse como una lectura muy de moda en esta crisis en la que tantos querrían matar a su banquero. Esta novela clásica del s.XIX tiene uno de los finales mejor narrados de la historia de la literatura.
Tiene tres opciones: el suicidio, el manicomio o sumirse finalmente en la depravación que enturbia la mente y petrifica el corazón.
04. El último encuentro. Sándor Márai.
Novela insignia del escritor húngaro Sándor Márai en la que dos abueletes que habían sido amigos íntimos se reencuentran después de muchos años y pasan una larga velada, desnuda y emotiva, repasando los entresijos de su vida. Difícilmente se puede reflexionar con más lucidez y sencillez acerca de grandes tópicos como la muerte y el amor. Una meditación que emociona, aunque mucha gente dice que se debe leer en la madurez.
La pasión no conoce el lenguaje de la razón, ni sus argumentos. Para una pasión, es completamente diferente lo que reciba de la otra persona: quiere mostrarse por completo, quiere hacer valer su voluntad, incluso aunque no reciba a cambio más que sentimientos tiernos, buenos modales, amistad y paciencia. Todas las grandes pasiones son desesperadas: no tienen ninguna esperanza, porque en ese caso no serían pasiones, sino acuerdos, negocios razonables, comercio de insignificancias.
03. Ciudadela. Antoine Sáint-Exúpery.
Un mastodonte. Un libro en el que el autor de El Principito puso toda la carne en el asador para cocinar una visión de la vida, de la organización social, del sacrificio y de cualquier asunto terrenal y divino. No fui capaz de leer más de 8-10 páginas por hora porque cada párrafo contenía más sabor que muchos libros completos. Cambia tu visión del mundo, pero a cambio te pide un esfuerzo sobresaliente.
Porque me había nutrido para vivir, había vivido para conquistar, y había conquistado para retornar y meditar y sentir mi corazón más vasto en el reposo de mi silencio.
02. Los detectives salvajes. Roberto Bolaño.
Roberto Bolaño es un mundo. Un escritor con una prosa ágil y poética que va dejando un reguero de migas de sabiduría como quién monda pipas, y ahí radica su mérito, en no dárselas de fanfarrón, sino en contar historias con una sencillez que sugiere más que muestra. En concreto, esta novela narra las aventuras de un grupo de jóvenes poetas lationamericanos y la búsqueda de una pionera poetisa revolucionaria. Magistralmente original en su concepción y en su prosa.
Hay momentos para recitar poesías y hay momentos para boxear.
01. Rayuela. Julio Cortázar.
El grandote argentino traza una novela experimental abrumadora y con una lírica deliciosa que cambia la idea que uno tiene de la literatura. A las doce páginas ya sabes que nunca habías leído un libro con esa carga poética y luego te das cuenta de que en Rayuela caben muchos registros y muchas reflexiones. Cada sorbo es un placer.
¿Qué punto de comparación tenés para creer que nos ha ido bien? ¿Por qué hemos tenido que inventar el Edén, vivir sumidos en la nostalgia del paraíso perdido, fabricar utopías, proponernos un futuro? Si una lombriz pudiera pensar, pensaría que no le ha ido tan mal.
P.S. Y ahora supongo que es el turno de que los lectores añadan su propia docena de libros.