Sonaba tan decadante el saxo al final de esa pieza que le tableteaban los labios y se le erizaba el vello de la nuca; quizá ese sonido grave y triste le recordase algún tiempo pasado, cuando era una dama sofisticada, cuando asistía con frecuencia a este tipo de saraos con la cabeza alta y la sonrisa deslumbrante; no como ahora, disfrazada de detective de folletín, con gafas de sol bajo la luz de los tenues focos, con miedo a sonreír, casi pavor a desnudar una mueca de optimismo a sabiendas de lo hipócrita que sería que se le intuyese un atisbo de dicha. Si había vuelto al club era sólo para destapar el aroma de antiguos recuerdos de una época mejor. Muchas cosas eran las que habían cambiado, pero de igual manera le permitían rememorar aquellas noches felices. Y ahora, ahora sólo le quedaba vagar por la melancolía de los días de vino y rosas y constatar que había fracasado en su objetivo de llegar a ser como ella. Si acaso conseguía imitarla en su afición al lado oscuro, a rebozarse entre alcohol, humo, tranquilizantes y cuerpos extraños. Pero jamás aprendería a expresarse con ese sentimiento de realidad sufrida y certificado de ausencias sobre el escenario.
They say into your early life romance came
And this heart of yours burned a flame
A flame that flickered one day and died away
Then, with disilution deep in your eyes
You learned that fools in love soon grow wise
The years have changed you, somehow
I see you now
Smoking, drinking, never thinking of tomorrow, nonchalant
Diamonds shining, dancing, dining
with some man in a restaurant
Is that all you really want?
No, sophisticated lady,
I know, you miss the love you lost long ago
And when nobody is nigh you cry