¡cómo se te ocurre matarte!¡no te parece una estupidez! Incluso aunque lo peor sea cierto, ¿qué pasa si no existe Dios y nosotros sólo vivimos una vez y se acabó? ¿No te interesa? ¿No te interesa esa experiencia? Entonces me dije: ¡qué diablos! No todo es malo. Y pensé para mis adentros: ¿por qué no dejo de destrozar mi vida buscando respuestas que jamás voy a encontrar y me dedico a disfrutarla mientras dure? Y después, después ¡quién sabe! Quiero decir: quizá existe algo, nadie lo sabe seguro. Ya sé que la palabra quizá es un perchero muy débil en el que colgar toda una vida, pero es lo único que tenemos [Woody Allen, Hannah y sus hermanas]
Que Mickey, el personaje de Woody, no fuese lo suficientemente valiente como para suicidarse a sangre fría y confirmase un vacuo optimismo no significa necesariamente que Diego tenga que comportarse igual. Por eso Diego, cuando tuvo oportunidad, selló las puertas y la ventana de su habitación y abrió el frasco de monóxido de carbono que de forma corrupta había sobornado a QuimiNet. Se tumbó en la cama y aspiró fuerte. Progresivamente el monóxido de carbono entró en sus pulmones, pasó a la sangre y se combinó con la hemoglobina, molécula encargada del transporte del oxígeno. Así, el nivel de oxígeno en sangre disminuyó hasta provocar la axfisia de Diego. Una muerte dulce, dicen.
Los demás pensaron que dulce había sido su vida, sobre todo el día que consiguió derrotar a Inglaterra haciendo trampas y convertido en un barrilete imparable, o la larga temporada que disfrutó en un balneario de Los Alpes junto a su último trofeo, una joven supermodelo de 22 años. Al tiempo, ella emigró a Cuenca, concretamente al Provencio, donde empeñaba el día ordeñando y paseando a un pequeño rebaño de merinas. Rumoreaban las marujas del lugar que hacía la noche, que si no una chica tan guapa no estaría por esas tierras perdidas; y ella sonreía a ese bulo frente al espejo de su habitación mientras se desabrochaba el sujetador sin relleno. Entonces pensaba que quizá en alguno de los infinitos mundos paralelos cuya existencia está demostrada pero no probada ella era una mujer de alterne.
P.S. La Nocilla está rica, Agustín Fernández Mallo, el hombre que se salió de la tarta, baila con sentimientos y pensamientos, ciencia y poesía, cultura pop y refinada. Muchos lo odian, y ese aspecto de intelectual da motivos para ello, pero se ha de reconocer su tino y originalidad. Cuando lo lees sientes cómo se agolpan todas las ideas y cómo, de forma inconsciente, van solidificándose hasta formar un ente íntegro. Hay miles de críticas a su trilogía, así que quién quiera, que busque…