No es el sabor de las cerezas

No era una de esas chicas que conoces un día en un garito de forma casual y entablas una conversación banal que se va enredando hasta que le terminas hablando de tu viaje a Boston con tu primo hermano y luego de tu verano de los 15 años cuando te escapaste de casa por una mezcla de discusión familiar y porque pensabas que encontrarías una quimera del oro personal y un destino que iba a ser la envidia de todos los lugareños pero que resultó un fracaso porque no tenías ni un duro y tuviste que atiborrarte de orgullo malherido y volver a casa con el rabo entre las piernas. Entonces, después de unas cuantas miradas mientras ella ya baila y bebe y charla con sus amigas te acercas a ella para despedirte y al ir a darle dos besos de encantado de conocerte y a ver si coincidimos por aquí algún otro día, te roba los labios y se los enreda con los suyos de una forma que al principio te sorprende porque tu inocencia no se lo esperaba y después te atrae por el sabor de esa saliva cálida libre de humos y finalmente te excita por el roce intencionado de su pecho en tu hombro mientras su lengua acaricia tus encías hasta que te susurra al oído un el placer es mío, y lo podría ser mucho más. No. Ella no era de esas.

3 opiniones en “No es el sabor de las cerezas”

  1. nelae, gracias

    quincamp, serán cosas de la subida de temperatura ambiente, pero tranquila que soy un nexus poco evolucionado xD

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