November Doll

Y te veo y reveo caminando bajo el frío aire pesado de noviembre, un ambiente preocupante de puro quieto y esterilizado. Con ese rostro pálido y estirado por la seca frialdad manchega, parcialmente oculta tras tu bufanda siempre de color liso, los labios níveos, la nariz sofocada. Con las manos de movimiento grácil, inertes y gélidas. Con el paso acelerado, tus dos piernas tan bien ajustadas a tus mallas oscuras en perfecta sincronía intentando huir del frío. ¿Cómo quieres que no piense que eres una muñeca de ocasión? Tan de porcelana que tu fragilidad paraliza. ¿Para que te querría tan de albina cerámica? Parece que ni pudieses tener sentimientos del aura inerte que te rodea y de la palidez de noviembre.

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