Acampada al sol


Revueltas en la Puerta del Sol

Desde un pequeño pueblo de un rincón manchego las protestas de DemocraciaRealYa!, #acampadasol, #nolesvotes, #yeswecamp o como quiera que se quieran denominar, se vislumbran como borrosas en la lejanía, y quizá por eso hacer un juicio de valor podría ser peligroso. Además, es difícil analizar una situación como esta protesta de indignación en la que miles de personas están en la calle gritando su desamparo, su inconformismo, su indignación, pero ¿contra quién? ¿contra qué?

Anteayer leí el celebérrimo librito «Indignaos» de Stéphane Hessel, «un alegato contra la indiferencia y a favor de la insurrección pacífica», como reza la portada. No se podrían definir mejor las protestas actuales que con ese sobrenombre. Algunas de las ideas que desprende el libro merecerían largos debates: «la sociedad no puede claudicar ni dejarse impresionar por la dictadura actual de los mercados financieros que amenaza la paz y la democracia» o «existen dos grandes desafíos en la actualidad: 1) la inmensa distancia que existe entre los muy pobres y los muy ricos no para de aumentar y 2) la situación de los Derechos Humanos y del Planeta.» Me ha dado la sensación de que el autor quería hablar de demasiado en pocas páginas. No obstante, en la mayor parte del libro se comentan situaciones «fáciles» como las revueltas contra la Segunda Guerra Mundial o la realidad de Palestina, donde me refiero a «fácil» porque era evidente contra qué luchar y por qué.

Pero la situación actual es diferente: inconmensurablemente compleja, sin enemigos bien definidos, sin objetivos bien marcados, sin problemas acotados. Es evidente que el mundo no es tal y como nos gustaría, sobre todo para nosotros, integrantes de esta generación perdida que ha de cargar sobre sus hombros la pesada mochila de la especulación inmobiliaria, de la crisis mundial, de los recortes sociales y de tantos factores que ni es necesario enumerar. Los pre-parados tenemos jodido y encima estamos cabreados porque la culpa no es nuestra: nos hemos encontrado la basura al abrir la puerta.

Un momento, un momento. Estamos indignados por la situación actual, por los recortes sociales, por tener que trabajar más años con menos capacidad adquisitiva, por ¿tener menos dinero? Entonces estaríamos reduciendo el problema al objetivo de los dardos de las protestas: el poder económico. Algo como la pescadilla que se muerde la cola: cuando los albañiles de veinte años tenían bemeuves no había indignación y ahora tiramos piedras contra el poder político sometido al poder económico. Pero el problema es mucho más complejo.

Y eso precisamente duele. Duele ver cómo se frivoliza con una realidad tan sumamente compleja, cómo los jóvenes se lanzan mensajes de ánimo y diversión para ser cómplices de unas protestas que molan un huevo, porque somos unos revolucionarios, y a esto «lo llaman democracia y no lo es», y «no somos antisistema sino que el sistema es antinosotros». Y me pregunto, ¿realmente se pueden digerir las protestas en los 140 caracteres que permite twitter? ¿Cabe una ballena azul en el estómago de un ratón?

He estado leyendo el manifiesto de DemocraciaRealYa! y algún otro panfleto de las revueltas y, la verdad, me han parecido muy difusos, no concretan solicitudes, simplemente plasman una idea vaga de que otro mundo es posible. Yo también creo que otro mundo es posible, pero no confío en derribar el tinglado y empezar por los cimientos. Eso es dejar de lado la condición humana y el mismo Stéphane Hessel lo dice en su «Indignaos». Considero que se deben canalizar las protestas y aspirar a concretar solicitudes. Porque me gustaría ir a Sol y preguntar a algún indignado: ¿hasta cuándo vas a acampar? ¿qué tiene que suceder para que abandones la plaza?

A pesar de todo, apoyo personalmente las propuestas incluso aunque no tengan ningún fin porque al menos los dirigentes políticos serán conscientes de que los ciudadanos ya no se los creen. Que gracias a los nuevos medios de comunicación se conocen los tejemanejes de algunos desconsiderados y la «dictadura de los mercados». Que el bipartidismo no es el modelo de democracia ideal. Que la separación de poderes es más de papel que de tijera. Que se aspira a un mundo mejor.

5 opiniones en “Acampada al sol”

  1. No es contra el dinero, no se frivoliza en este aspecto; contra la muerte de los ideales, contra el individualismo que nos cercena; acampamos. Contra una clase dirigente que nos torea, que busca un cómodo sillón de diputado, que pretende cargarnos su mierda y hacerlo a través de la burda demagogia; acampamos, sin techo ( porque es así como han previsto nuestros futuros). No hay una única voz en estas revueltas, porque somos muchos y diferentes. No hay un líder, porque ya no se cree en los sistemas verticales. Es el comienzo, es la semilla, es la indignación hecha revuelta la que acampa en todas las plazas durante estos días.

  2. Con que acampasen por el asco que da nuestra clase política, con sus peleas de patio de colegio movidas solo por sentarse en el trono (que no es un concurso coño¡), a mi ya me valdría. A ver si el próximo alcalde de Villaescusa nos saca de esta…

  3. Yo personalmente estoy hasta las narices de escuchar y leer opiniones de gente que ni siquiera se ha acercado a las personas que conforma este «movimiento». Tenemos un micro abierto y una sería de comisiones y grupos de trabajo en el que cualquier puede participar, opinar y resolver dudas. Aquí todo el mundo puede hablar y opinar mirando a los ojos del resto de ciudadanos, no hace falta ninguna titulación ni ningun puesto en un partido político, ni siquiera tener un blog para hacer política de asientos de sofá.

    Saludos.

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