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El abismo y el horizonte
Víctor y Miriam junto al horizonte (castillo de Puebla de Almenara, diciembre 2011)

«La democracia es una superstición muy difundida, un abuso de la estadística».
[Jorge Luis Borges]

Como se asomó y hacía frío y pasó un coche a gran velocidad y se veía un perro agresivo al final de la calle, se volvió a meter dentro de su cajita.

Dentro de su cajita bien cerrada, con todas las aristas definidas y todos los lados bien sellados. Dentro tenía todo lo que necesitaba: un DVD, un sofá, conexión a internet, sartenes y cubiertos, una biblioteca considerable, el aseo. También: varios bares, el tren, la iglesia, carreteras y autobuses, el corte inglés, gasolina, un telescopio, el cajero automático, algún amigo. Para qué salir teniendo todo lo necesario. También: ideas preconcebidas y/o recién horneadas, dinero, la luna, alguna aspiración, Roma, vacaciones ocasionales, música, un poco de imaginación, la prensa.

Todo cabía dentro de la cajita, hermética y confortable, así que para qué salir.

Faltaba el horizonte, y qué, su primo era buen pintor y podía pintarle uno.

P.S. Se me repite: and did you exchange a walk for a part in the war for a lead role in a cage?

Pero claro, tenía que comprar un lienzo para pintar el horizonte, así que decidió que tenía que salir a una tienda que no cabía en su cajita. Con toda la prudencia del mundo, y el miedo, fue a comprar el lienzo para pintar el horizonte, un horizonte.

Contra todo pronóstico regresó sano y salvo.

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