Música clásica en el Castillo de Belmonte.
What is the light
that you have
shining all around you?
Is it chemically derived?
[The flaming lips]
Da lo mismo lo que seas porque das lo mismo porque eres un cristal roto en mil pedazos que ya ha perdido toda su pureza. Como un botecito de sal maldon falseada imposible de reconstruir de forma coherente; no somos puros porque cada uno va renunciando a unas creencias para afianzar las suyas propias, ergo fragmentados y además filtrados. Por eso alguno no quiere entender el ansia de dinero y poder de otros y otro no quiere entender la humildad y solidaridad de algunos. ¿Nos entendemos si no nos aprendemos?
La belleza es siempre pura y sencilla (justo al contrario que nosotros), como un pasodoble ejecutado con armonía y convicción al estilo de Toñi y Paco, como un pase al hueco entre tres defensas como si fuese un gesto cotidiano cual uno de Özil, como una patata frita mojada en la yema de un huevo frito. Y parece mentira que pueda conjugarse belleza en la música de forma tan opuesta:
La belleza es siempre pura y sencilla, como la voz abrasadora de una elegante soprano manchega inundando de armonía sonora un patio medieval con un piano acompasando el Lascia ch’io pianga de Haendel. Solo voz y teclas y nubes veloces de mediodía empujadas por viento del Este. Un gesto limpio y elegante para dar sentido a la importancia de la perfección, máxima aspiración del mundo de la música. Una mirada perdida en su íntima concentración y un sutil movimiento corporal para solemnizar el instante.
[- Habitualmente el exceso de adjetivación resta valor a una descripción, pero en este caso es imprescindible si se pretende ayudar al lector en la reconstrucción de los hechos, con la salvedad de que se lee, no se oye, que era lo importante, porque estas palabras son fácilmente evaporables y, sin embargo, todavía resuena el eco de esa voz en alguno de mis rincones. -]
Como dijo Schopenhauer, la música no es algo que se agrega al mundo; la música es ya un mundo. Y Muñoz-Molina incidió un poco más: “no le importamos a la música. No le importa el dolor o el entusiasmo que ponemos en ella cuando la tocamos o la oímos. Se sirve de nosotros, como una mujer de un amante que la deja fría. ” Luego es probable que la voz que salía del fondo de esa soprano fuese totalmente indiferente a mi oído, pero aseguro que el recíproco no se cumplía.
La belleza es siempre pura y sencilla, como un baile desenfrenado al ritmo de Cansei de ser sexy y olvidar que en ese momento existe un mundo que da vueltas sin pensar en lo a duras penas que debería darlas a día de hoy. Despreocuparse de todo durante unos minutos y sentir que se puede levitar a fuerza de decibelios. Vaya, se me acaba la batería y me echan del bar y no puedo explicarlo todo…
No aprendemos si no entendemos a Montserrat Caballé junto a LCD Soundsystem.