Un Hombre Jamás Duerme En Pijama

Obama

Tan sólo hay que mirar
debajo de la mesa
a ver si hay migas de pan.
Cúantas cosas quedan por barrer,
ya ni te agachas
y no te importa.

[Nunca estás a la altura, Klaus & Kinski]

Estupefacto al descubrir que en más de diez años de blog no he escrito la palabra «lenteja» ni la palabra «adular» porque eso significa que no se ha presentado la ocasión de traer a Diógenes para plasmar su certero aforismo: «si aprendieses a comer lentejas no tendrías que adular tanto al emperador». Y después de escribirlo es difícil añadir nada más.

«El desencanto» es un documental mítico de Jaime Chávarri en el que la familia del poeta Leopoldo Panero abre sus miserias en canal. Documental, aunque algunos digan que se visiona más bien como película de terror, y mítico en su acepción más literal: «historia fabulosa de tradición oral que explica, por medio de la narración, las acciones de seres que encarnan de forma simbólica fuerzas de la naturaleza y/o aspectos de la condición humana». Emana unos fantasmas tan perturbadores que duele verla. En un momento del documental Michi, el más pequeño de los hijos, mirando a su madre -paradójicamente llamada Felicidad– y anticipándose a la extinción de su estirpe familiar, confiesa que a la muerte de su padre repetía «éramos todos tan felices». De forma estúpida e inconsciente cada vez que doy un repaso fugaz por redes sociales como facebook, instagram o whatsapp stories se me repite esa frase deformada como «parecemos todos tan felices», repicando cada una de las cuatro palabras. Y me acuerdo de los amigos que no publicitan su estado y me pregunto si, aunque no enseñen que parecen felices, lo son. Y también de forma estúpida e inconsciente querría que mandasen una notificación espontánea como certificado de bienestar.

Pedro Sánchez duerme en Moncloa desde hace pocos meses. Al mirarlo a los ojos se siente que le gusta, que satisface un hambre personal, pura vanidad de político de cartón piedra más preocupado por la imagen y la consigna publicitaria que por los ciudadanos y por materializar en políticas su ideario, entre otras cosas porque carece de arquitectura ideológica. Qué lejos se percibe de gente como Manuela Carmena, Carolina Bescansa, Angela Merkel o Mariano Rajoy, cuyas miradas transmiten la conciencia de su responsabilidad. Estudios e imágenes demuestran el envejecimiento aplastante de los políticos comprometidos -célebre resulta el caso de Barack Obama– como consecuencia de la presión inherente a su cometido social. Pedro Sánchez no tiene pinta de ir a envejecer en su cargo.

En el pueblo solemos comer lentejas una vez a la semana, dicen que son sanas porque tienen hierro. Ignoro si serán muchos los vecinos que, tras cada cucharada, sientan ese dulce gusto de triunfo sobre el poder.

2 opiniones en “Un Hombre Jamás Duerme En Pijama”

  1. Con perdón, «Nunca estás a la altura». Ahora se dice temazo. Una canción tremenda.

    Con las lentejas me pasa como con el gazpacho: me gustan al principio de la temporada. Después estoy deseando echarlos de menos. Pero no se van.

    Las redes sociales tienen un efecto pendular. El exhibicionismo permanente general te empuja a la reclusión y el ostracismo voluntario. Hace poco leí sobre la vida que lleva actualmente John Deacon, el bajista de «Queen». Me gustó. Siempre tuve simpatía por el hombre que escribió «You’re my best friend».

    Siempre pensé que el verdadero objetivo de Pedro Sánchez no era ser presidente sino ex-presidente. Está en su momento y todo le vale para estirarlo sin el menor rubor (si es que sabe lo que es eso). Pero ya tiene las lentejas aseguradas para el resto de su vida. E irá por el mundo como gran estadista o canciller o referente cuando es lo que es: un vanidoso diciendo obviedades que abochornan al sentido común.

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