Llegará el día en que al Presidente de la Diputación Provincial no le queden más cintas de inauguración que cortar, el día en el que los proyectos hilvanados y liderados por Benjamín Prieto en la anterior etapa se agoten y no quede nada de lo que presumir en prensa. Llegará el momento en que la inercia inversora muestre su debilidad y quede ahí, el Presidente, con mucha legislatura por delante y nada que anunciar.
Y bien está que desde su cargo institucional presuma de los caminos y carreteras que se han construido como la de Sisante, la variante de los Huertos de Moya o la de Valdeolivas, de los monumentos que se han intervenido y de los que ya estaban comprometidos como en Segóbriga o Alarcón, pero cuánto nos gustaría tropezar con nuevos proyectos e ideas para la capital y la provincia que tengan las miras puestas en la lucha contra la despoblación y el bienestar de los conquenses.
Sin embargo, en apenas siete meses, más de doscientos días, hemos asistido a un brusco giro de enfoque. El nuevo equipo de gobierno se caracteriza más por la anulación de proyectos que por el impulso tan necesario que está llamado a protagonizar. Sus “logros” se pueden enumerar:
– Supresión de inversión de un millón de euros para las obras de la residencia de mayores de Beteta.
– Anulación de un millón de euros del presupuesto destinado a arreglo de caminos.
– Disminución de inversiones en rehabilitación de patrimonio de 7 a 2,9 millones de euros.
– Aniquilación de los 3 millones de euros del ambicioso proyecto Serranía en Vía.
– Eliminación de casi medio millón de euros para el carril peatonal-bici de la ermita de Manjavacas en Mota del Cuervo.
– Anulación de medio millón de euros destinados al plan de instalaciones municipales vinculadas a la economía local, para luego, sin rubor, defender la dinamización económica de la provincia.
– Incertidumbre en la ejecución de la mejora integral de la red de carreteras provinciales, con proyectos ya redactados y varios millones de euros presupuestados para ser invertidos en nuestras carreteras que ahora nadan en la inseguridad.
– Anulación del plan de apoyo a guarderías como herramienta para fomentar la natalidad y favorecer la conciliación familiar.
– Amortización de seis plazas para bomberos, dándose la paradoja del anuncio de construcción de dos nuevos parques mientras se eliminan seis puestos de trabajo.
Y lo más preocupante es que no se proponen alternativas de desarrollo y generación de riqueza: detrás de cada anulación sobreviene la Nada, la Desidia. Los nuevos presupuestos para el año 2020 van en esa línea: el incremento presupuestario no se refleja en un ascenso de inversiones sino más bien al contrario solo se orienta al crecimiento de los gastos corrientes de la estructura de la institución. Y resulta evidente que la ausencia de inversiones es el método más infalible para secuestrar el futuro.
El paso del tiempo es como la prueba del algodón, no engaña: ¿De qué forma ha quedado plasmado el sello de la institución provincial en estos meses? ¿Dónde se puede palpar la acción? ¿Qué convocatorias de subvención relevantes para nuestros municipios se encuentran abiertas? ¿Qué avances se manifiestan en el trabajo en reto demográfico o en turismo visto el pobre programa presentado en Fitur?
Se puede reclamar prudencia y paciencia, pero resulta harto complicado cuando nos atenemos a las declaraciones públicas de los representantes institucionales, habitualmente encaminadas a vender esa sinergia positiva entre la Junta y la Diputación cuando la realidad es que la administración grande pide limosna a la pequeña. La JCCM pide ayuda a la Diputación para financiar accesos al nuevo hospital, pide casi dos millones de euros para promocionar su plan de empleo, pide casi un millón y medio de euros para complementar los proyectos “de lucha contra el cambio climático”, y pide, en definitiva, diluir la relevancia de la Diputación de Cuenca con miras puestas en apuntalar su presupuesto y su propaganda.
La victoria electoral del pasado mayo concedió al socialismo esta oportunidad para defender los intereses de nuestros municipios desde la institución provincial. Ojalá, por el bien de todos, demuestren estar a la altura de las circunstancias, entiendan que la Nada no puede ser la Alternativa y asuman la necesidad inversora y de liderazgo de iniciativas en la capital y la provincia.