De Sara Montiel a Ana Iris Simón


Ana Iris Simón ahora que no duerme en caravanas de feria.

Hola, mi amor, tengo que hablar contigo,
estoy cansado, estoy hecho un lío.
Dime, mi amor, qué es lo que quieres de mí,
Dímelo ya, y no me hagas sufrir.

[Hola mi amor, Junco]

El escritor y crítico Alberto Olmos señaló en un compendio de lo mejor del año que Feria, de Ana Iris Simón, era una de las dos mejores novelas que había leído en 2020. Olmos lee cientos de libros al año, así que si se había fijado en el debut literario de una chica de Campo de Criptana de 28 años que habla de lo popular, del pueblo, de la familia y de las ferias entonces había que apuntar esa referencia. En Navidad regalé Feria a mi hermana pequeña. Regalo boomerang.

Dos meses después del descubrimiento de Olmos, la novela de Ana Iris se ha convertido en un éxito, tanto de ventas como de opinión, destacando en esto último la polémica surgida a consecuencia de la crítica de Soto Ivars, con título clickbait: La escritora roja que enamora a la gente de derechas. Las redes sociales, que arden con cualquier excusa, se incendian sobremanera con el feminismo, y aquí a Ana Iris le da por mostrar sin pudor la vida y pensamiento de la mujer, de las mujeres rurales de su familia, y a ciertos sectores incendiarios no les agrada que haya mujeres jóvenes pensando fuera de su norma, no les gusta que una chica joven y desprejuiciada escriba «las mujeres nos lo hemos creído a medias, como todas las mentiras que nos contamos a nosotras mismas» o «negar que un escote bonito es enseñado de cuando en cuando para ser visto, solo cuando quiere ser visto, cuando quiere ser mirado, además de ridículo niega parte de nuestro poder como mujeres, un poder que no se reduce a lo bello y a lo sexual pero del que lo bello y lo sexual forman parte y no pasa nada y por eso toda mujer ama a un fascista».

Como no soy crítico literario ignoro qué futuro tendrá Feria una vez se diluya el contexto actual de sensiblería, mojigatería, tradición traicionada e izquierda simulada; el contexto de El síndrome de Woody Allen, de Edu Galán, vamos. También ignoro si la ópera prima de Ana Iris Simón es un buen libro según el canon de literatura pura, pero me atrae su agradable tono poético, su mirada fresca y sin prejuicios, su descripción sin beatus ille y sin victimismo de la vida rural entre Campo de Criptana y Ontígola, su cariño a la feria cuando era feria (el mejor capítulo del libro, sin duda, es precisamente el que se llama como la novela, Feria), su chorreo natural de vocabulario ancestral, su desmitificación de Madrid y del infantil individualismo actual, su despojo de ínfulas posmodernas, su convencimiento de que la patria es la familia.

«Quizá nos hemos creído lo de la libre elección y lo del progreso y lo de la democracia liberal como única arcadia posible. Y menuda arcadia».

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