Patrimonio
Si visitas Villaescusa de Haro tendrás que conocer:
La iglesia parroquial de San Pedro
Es de planta de salón, típica iglesia columnaria del siglo XVI, frecuente en los territorios de la Orden de Santiago, de tres naves, la central más ancha, con tres tramos de bóveda de arista que sostienen arcos formeros de yeso (la del crucero, arcos torales de piedra). Todo ello sobre unas enormes columnas toscanas, cuatro exentas y cuatro adosadas a los muros. Las naves laterales las encabezan sendas capillas con bóveda de media naranja.
De la primitiva traza de la iglesia apenas quedan restos visibles. Aunque de época anterior al siglo XVI, sí se conservan las Capillas de San Andrés (fundada por el Licenciado D. Gonzalo Fernández Gallego, Alcalde de Corte y del Consejo de los Reyes Católicos) y la de San Pedro y San Pablo (fundada por el comendador D. Martín Fernández Ramírez de Villaescusa), además de la Capilla de la Asunción (fundada por el obispo D. Diego Ramírez de Villaescusa en 1507).
A cada lado del presbiterio se encuentran, la antigua capilla de los Coronados, con importante retablo gótico internacional (en restauración) a la derecha y la de San Pedro, que fue propia de los Ramírez de Arellano, arruinada en el siglo XVIII por falta de apoyo de los patrones y que perdió todo su antiguo carácter, a su izquierda dando paso a la sacristía. En el piecero, ampliado en el siglo XVIII, se encuentran las capillas de las Ánimas, con interesante lienzo, construida por su Hermandad, que aparece representada en el lienzo como una milicia armada, y la de San Antonio, con retablo barroco.
El retablo del altar mayor, de estilo barroco tardío, construido entre los años 1.780 y 1.785, está dedicado a San Pedro, y financiado con las creces de trigo del Pósito Municipal.
La Capilla de la Asunción
La Capilla de la Asunción es la joya de Villaescusa de Haro. Fue mandada construir por D. Diego Ramírez de Villaescusa a principios del siglo XVI para enterramiento de sus padres, familiares y herederos representados con imponentes estatuas orantes junto al altar. Es de estilo gótico-isabelino y en su construcción intervinieron los mejores artífices de la época: muy posiblemente Simón de Colonia en la arquitectura, Felipe Vigarny en la escultura y Fray Francisco de Salamanca en la rejería.
De planta cuadrada reducida a octógono mediante trompas, tiene bóveda estrellada semejante a la otras capillas funerarias de la época como la del Condestable de la Catedral de Burgos o de D. Alvaro de Luna de la Catedral de Toledo. El retablo tiene un desarrollo lineal y relata la vida de la Virgen desde su nacimiento a su muerte y asunción a los Cielos. En el copete, Cristo Resucitado, puesto que no debemos olvidar que la Capilla de la Asunción es una capilla funeraria. En el banco del retablo los padres de la iglesia y los evangelistas, entre ellos el misterio de la Misa de San Gregorio y el retrato del fundador, D. Diego Ramírez de Villaescusa en actitud orante.
Tiene su acceso a la nave de la iglesia mediante tres arcos góticos, mayor y lobulado el central, con importante reja, obra de Fray Francisco de Salamanca. En la portada tiene las esculturas de San Pedro y San Pablo.
Fue dotada de constitución que regulaba su funcionamiento y toda clase de ornamentos y vasos sagrados. Entre ellos destaca una Custodia que en la actualidad se halla en el Museo Diocesano de Cuenca. Fue declarada Monumento Nacional en el año 1.931.
Iglesia del Convento de Justinianas
Este convento de Santa María de Jesús, de la Orden de Canónigos seglares de San Jorge in Alga, conocido generalmente por el nombre de San Lorenzo Justiniano, fue fundado por D. Antonio Ramírez de Haro, Obispo de Segovia, a mediados del siglo XVI. Posteriormente, en los primeros años del siglo XVII las obras realizadas por orden de D. Gil Ramírez de Arellano, como patrono, alteraron su interior. Actualmente sólo se conserva la iglesia. La actual fachada de la iglesia luce sobre la portada los escudos episcopales de D. Antonio Ramírez de Haro, su fundador.
Su iglesia tiene planta rectangular cubierta de bóveda elíptica. El presbiterio tiene un retablo de yeso y baldaquino de madera dorada que cobija al patrón de Villaescusa, el Cristo de la Expiración. A los pies se encuentran el coro bajo con artesonado de madera y comulgatorio decorado con elementos eucarísticos, y el coro alto con restos de pinturas heráldicas del siglo XVI y XVII y bóveda de media naranja.
En la iglesia está enterrado su fundador el obispo D. Antonio Ramírez de Haro, su sobrino D. Gil Ramírez de Arellano y la mujer de éste Dª Catalina González de Medina y Escalante.
Convento de los Dominicos de la Santa Cruz
Fundado por D. Sebastián Ramírez de Fuenleal en el año 1.539, recién venido de América. Él mismo compró el solar y aportó los medios económicos necesarios para el inicio de la construcción de este magnífico edificio, que en su día fue calificado como uno de los mejores de la Orden Dominica en España, una vez concedida la Real Cédula del Rey Carlos I.
Cuando D. Sebastián muere en 1.547 ya estaba construida la sacristía y el crucero de la capilla mayor. A pesar de que en su testamento legó “diez mil ducados” para su terminación la obra se paralizó durante un tiempo, hasta que D. Diego Ramírez Sedeño de Fuenleal, obispo de Pamplona y sobrino de D. Sebastián, contribuyó con nuevas donaciones para terminar las obras.
En su construcción intervinieron los mejores arquitectos del siglo XVI, pues las obras se alargaron durante todo este siglo y parte del siguiente. El edificio es de influencia plateresca, notándose sobre todo en la decoración de las distintas columnas, pilastras y los motivos decorativos. La iglesia constaba de las siguientes capillas, de izquierda a derecha: de la Concepción, San Jacinto, Santa Ana, Santa Rosa, altar de San Vicente, capilla mayor con el cuadro de la Invención de la Cruz, altar mayor con la Santa Cruz, regalo de la Marquesa de Villena, Santo Tomás y San Pedro, y al otro lado Santa Catalina de Siena, a continuación la salida al claustro y las capillas del Santo Sepulcro, San Antonio y Santo Domingo Soriano. El convento se estructuraba en torno al claustro, que tenía unos 40 metros de longitud por 5 de ancho.
A pesar de penalidades anteriores, su decadencia se fraguó en el siglo XIX. Durante la Guerra de la Independencia sirvió como cuartel de las tropas francesas, siendo ocupado por el general Fontayne. Posteriormente, en 1.835 fue desamortizado, al igual que todas las posesiones de la Iglesia, por la “Desamortización de Mendizabal”, y unos años después, fue incendiado y sus materiales vendidos por el Estado en 4.000 reales a Eugenia de Montijo (1.858), que por entonces realizaba obras de restauración en el Castillo de Belmonte. En 1868 ya sólo quedaba la iglesia, que también fue incendiada; y veinte años después el solar fue vendido por el Estado a particulares.
Los restos conservados de este antiguo convento de Dominicos de la Santa Cruz muestran sólo una pequeña parte su antiguo esplendor, como los suntuosos restos de su antigua iglesia con una portada renacentista decorada con escudos orlados de guirnaldas y santos dominicos. A principios del siglo XXI el solar del convento y las ruinas de la iglesia fueron adquiridos por el Ayuntamiento, que trata de adecentar el recinto y darle una finalidad cultural. Fue declarado B.I.C en 1997.
La Comisión Mixta del V Acuerdo de Colaboración entre los Ministerios de Fomento y Cultura para la actuación conjunta en el Patrimonio Histórico Español a través del 1% Cultural en su reunión del día 3 de noviembre de 2010 aprobó una ayuda por valor de casi setecientos mil euros para la primera fase de la rehabilitación del convento.
El Colegio o Universidad non nata
En el s. XV Diego Ramírez comenzó la construcción de un Colegio Universitario que pretendía convertirse en la primera Universidad de la zona Sur de la península. Sin embargo, cuando el Cardenal Cisneros fundó la Universidad de Alcalá de Henares, paralizó las obras dejando lo construido como casa de sus sobrinos. Diego Ramírez, al no ver cumplidos sus deseos de fundar en Villaescusa la Universidad, fundó en Salamanca el Colegio de Santiago el Zebedeo, más conocido como Colegio Mayor de Cuenca, en el que dejó ordenado que una de las becas fuese para los nacidos en Villaescusa.
El actual edificio construido con el fin de Universidad es de estilo renacentista primitivo, se compone de distintas alturas, 4 plantas en el cuerpo posterior, el único acabado de época, y uno de sus laterales. Cuenta con puertas y ventanas con sillería labrada, con decoración heráldica y de tema vegetal de herencia gótica, aunque en la ventanas de la segunda planta aparecen bustos decorando el cuerpo interior de los remates semicirculares. En el interior destacan sus artesonados y las bóvedas de sus sótanos.
En la actualidad se utiliza en hostelería y fue declarado B.I.C. en 1997.
El Pósito
En la plaza se encuentra el antiguo pósito, del siglo XVI, cuya fachada cierra el fondo Oeste de la plaza. Muestra el escudo episcopal de D. Diego Ramírez, en el centro, y portada lateral con arco de medio punto moldurado. En su interior conserva importantes artesonados.
El Palacio de los Ramírez
Del palacio de los Ramírez (s. XVII) se conserva la fachada y cuerpo principal con una portada flanqueada por columnas dóricas adosadas a la fábrica. Encima se abre un balcón de balaustres de forja, y encima el escudo de los Ramírez de Cuenca. En su interior se conserva un patio porticado. En la actualidad se utiliza como centro integral de servicios de la villa: Ayuntamiento, biblioteca, correos, hogar del pensionista, salón de actos, sala de exposiciones, etc.
Pero si sigues buscando todavía encontrarás más motivos para venir a Villaescusa, como el Rollo de Justicia, la casa de los Ramírez de Fuenleal, la Fuente, el antiguo lavadero, y tantos otros lugares de interés que te seguirán hablando de una y mil historia más, las de cada una de sus casas y vecinos.